Nadal frena a Schwartzman y aterriza en las semifinales

Sabiendo ya que su rival en las semifinales no ser¨ªa Novak Djokovic, sino el belga David Goffin (6-2, 3-6 y 7-5), Rafael Nadal no fall¨®. Cumpli¨® el protocolo al que no atendieron los otros favoritos y derrot¨® al argentino Diego Schwartzman por doble 6-4 (en 1h 38m) para desembarcar en la pen¨²ltima ronda. Una escala sobradamente conocida para ¨¦l, puesto que ¨²nicamente cedi¨® antes en su debut (2003) y hace tres a?os. Este s¨¢bado, por tanto, le aguarda un baile con Goffin, jugador en fase creciente (26 a?os, 13 del mundo) y que borr¨® a Novak Djokovic del mapa monegasco.

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El serbio, err¨¢tico y fr¨¢gil, se despidi¨® del torneo, como dos d¨ªas antes lo hicieran el n¨²mero uno, Andy Murray, y el tres, Stan Wawrinka. No as¨ª Nadal, a quien le est¨¢ bastando un nivel intermedio para ir deshaci¨¦ndose de quien se pone por delante. Esta vez fue Schwartzman, una suerte de pitbull (1,70 y 64 kilos) que sali¨® desde la primera bola en juego a morder. Compacto, veloz de piernas e instintivo, esta temporada es el jugador argentino m¨¢s en forma y por eso le cost¨® a Nadal desprenderse de ¨¦l, por mucho que insistiera con bolas de bote alto y mucho efecto.

Tutelado por Juan Ignacio Chela (n¨²mero 15 en 2004), el bonaerense plante¨® problemas desde el principio. Del mismo modo que le condiciona su constituci¨®n ¨Cen su pa¨ªs es apodado cari?osamente El Peque¨C, el h¨¢ndicap fision¨®mico tambi¨¦n le concede un plus de velocidad que le permite llegar c¨®modo a la pelota y buscar encuadres duros y ajustados con los tiros. No especul¨®, porque sab¨ªa que no ten¨ªa nada que perder ¨Cnunca hab¨ªa llegado tan lejos en un Masters 1.000¨C, e insisti¨® en atacar a Nadal por todos los flancos, con derechazos potent¨ªsimos y planos que limaban una y otra vez la cinta.

Al de Manacor lo cost¨® coger temperatura. El retraso por la longitud de los partidos previos hizo que jugase entrada la noche, bajo focos y con las gradas de la pista del Country Club de Montecarlo despobladas. En una atm¨®sfera demasiado fr¨ªa, vaya. Le cost¨® a Nadal, que cedi¨® su primer servicio y despu¨¦s se repuso, con cuatro juegos consecutivos. Sin embargo, Schwartzman no desisti¨®. Continu¨® y continu¨®. De hecho, lleg¨® a disponer de una opci¨®n de break en el equilibrio (4-4) del primer parcial. Pero no la convirti¨®.

Pod¨ªa haberse dejado llevar, verse arrastrado por la inmensa tarea que supone levantarle un set adverso al espa?ol en sus dominios, la arena, pero persisti¨® y persisti¨®. A las dos roturas de la primera manga a?adi¨® otras dos en la segunda. Presion¨® sin parar y Nadal no terminaba de dominar con la derecha. Lleg¨® a mandar por 2-4 y a so?ar con estirar la velada. Pero Nadal es Nadal. Y la tierra es la tierra. Y ah¨ª, en el coso, no hay nadie como ¨¦l, haya m¨¢s o menos luz, est¨¦ la pista m¨¢s o menos pastosa. Demarr¨® para 5-4 y no fall¨®. No se puede decir que haya brillado hasta ahora, pero tampoco lo ha necesitado y ya est¨¢ ah¨ª. A dos zarpazos de imponer su d¨¦cima huella en Montecarlo.