Tercera victoria al sprint de Fernando Gaviria en el Giro
El ciclista colombiano muestra una superioridad absoluta en las largas rectas de Reggio Emilia
La velocidad tiene un nuevo rey. Tiene 22 a?os y llega de La Ceja, Medell¨ªn, Colombia. Se llama Fernando Gaviria. Un sprinter con toda la barba.
La etapa del Giro m¨¢s larga, la etapa m¨¢s recta, la etapa que, ins¨®lita, contaba con un puerto puntuable de tercera en medio de una autopista de peaje, la A1, la Autostrada del Sole, la gan¨® inevitablemente Gaviria, el sprinter al que nadie le tose. Es el tercer triunfo del joven colombiano en el Giro de su debut, al que le felicitaron en la meta de Reggio Emilia su cu?ado, el velocista de categor¨ªa mundial Fabi¨¢n Chispas Puerta, su hermana y sus padres. Despu¨¦s, se sent¨® ante una c¨¢mara, coquetamente se mir¨® en el monitor para arreglarse el pelo y las gafas como una guinda sobre la melena encrespada y dijo: "He ganado, pero no soy el mejor sprinter. El mejor sprinter se llama Andr¨¦ Greipel, que tiene m¨¢s victorias [en su larga carrera, el alem¨¢n del Lotto ha ganado siete etapas del Giro, cuatro en la Vuelta y 11 en el Tour], yo sencillamente estoy en mejor forma, tengo mejores piernas y lo aprovecho, pero ¨¦l es el mejor". El Giro 17 cuenta hasta ahora con cinco sprints: uno lo ha ganado Greipel, otro Caleb Ewan y los tres restantes el intocable Gaviria.
Greipel, el llamado Gorila (y es uno de los pocos ciclistas que no reniegan del apodo que la prensa le elige: lo de mariposa, tan indescifrable, no le gusta a Dumoulin, ni a Gaviria lo de misil, tan b¨¦lico, ni a Nairo le encanta lo de C¨®ndor, tan t¨®pico), no estaba cerca ni para agradecerle ni para contradecirle. El alem¨¢n que envejece (ya va camino de cumplir 35 a?os y lleva desde 2008 ganando ininterrumpidamente sprints en alguna de las tres grandes) apenas pudo entrar a decir algo en la ordenada llegada a Reggio Emilia, en cuya ¨²ltima recta el argentino Max Richeze lanz¨® tan perfectamente a Gaviria que casi tuvo que frenar para no disputarle la victoria al hombre vestido de ciclamen. Greipel lleg¨® octavo. Segundo fue el italiano Jakub Mareczko y tercero el irland¨¦s Sam Bennet, los mismos y en el mismo orden, que en su victoria de Cagliari. El viernes, en Tortona, ser¨¢ la ¨²ltima oportunidad de sprint en un Giro que se lanza a toda velocidad a las monta?as decisivas. Desde all¨ª, Greipel y unos cuantos m¨¢s se ir¨¢n al aeropuerto m¨¢s pr¨®ximo y empezar¨¢n a preparar sus pr¨®ximas carreras. El Giro ya no le interesa. Gaviria, en cambio, ha anunciado que continuar¨¢ para aprender a sufrir en las monta?as, donde su peso y sus m¨²sculos poco tienen que decir (pero que no olvide que Miguel Poblet, el mito del sprint espa?ol, pas¨® una vez el primero por el Tourmalet, tan alto) y que aspira a llegar de ciclamen a Mil¨¢n.
La etapa de la llanura emiliana recorri¨® algunos lugares que hacen recordar la grandeza italiana. Se pas¨®, a¨²n en Toscana, en provincia de Florencia, antes de entrar en la autopista, por Barberino di Mugello, donde naci¨® Gastone Nencini, que gan¨® el Tour del 60, y cerca del circuito de f¨®rmula 1. Despu¨¦s se cruz¨® el Valico Appenninico, el tercera de peaje, y se entr¨® en Emilia y all¨ª ol¨ªa a M¨®dena, donde los motores fenomenales y el vinagre. Y el recuerdo de la grandeza de siempre contrast¨® para los propios italianos con el presente triste de su ciclismo, que ha dejado pasar 12 etapas sin una victoria patria, todo un r¨¦cord. Todo el peso de la historia y de las necesidades nacionales recae sobre el siciliano Vincenzo Nibali, que no sabe c¨®mo lidiar con Nairo, a quien considera su gran rival y a quien busca poner nervioso con comentarios cargados de un cierto desaprecio.
La etapa de la autopista le sirvi¨®, de paso, a Omar Fraile para romper a su favor el empate con el esloveno Jan Polanc al frente de la clasificaci¨®n de la monta?a. El chaval de Santurtzi que bog¨® en la trainera Sotera antes de dar pedales con tanta fuerza en su bicicleta subi¨® feliz al podio para vestirse de azul.
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