Unai Emery encarna la crisis de Al Khelaifi en el PSG
La ca¨ªda en Ligue 1 pone en aprietos al presidente del PSG, criticado por los medios franceses desde que despidi¨® a Blanc para apostar por el entrenador espa?ol
Carlo Ancelotti, doctor en f¨²tbol comparado, gusta de contrastar a sus presidentes. Cierto d¨ªa, siendo entrenador en Valdebebas, le refiri¨® a un directivo del Madrid que ¡ªconsiderando conocimientos futbol¨ªsticos¡ª Silvio Berlusconi sab¨ªa algo, Roman Abramovich sab¨ªa menos, y Nasser al Khelaifi no sab¨ªa si el bal¨®n era redondo o cuadrado.
Ministro sin cartera del Gobierno de Catar, presidente de la federaci¨®n catar¨ª de tenis, b¨¢dminton y squash, presidente de QSI (fondo soberano de inversi¨®n catar¨ª en la industria del deporte), y presidente de beIN, el tambi¨¦n presidente del PSG siempre fue percibido como un hombre extra?o al f¨²tbol pero se manej¨® con habilidad en el terreno de los negocios. Ahora afronta la crisis m¨¢s dif¨ªcil de su carrera al frente del club parisino. En el centro del torbellino se sit¨²a el espa?ol Unai Emery, el hombre cuyo fichaje constituy¨® la apuesta m¨¢s arriesgada de su gesti¨®n.
El despido de Laurent Blanc en junio de 2016, tras su renovaci¨®n en febrero, implic¨® el desembolso de una indemnizaci¨®n de 20 millones de euros y revel¨® cierto grado de arbitrariedad en los planes. La contrataci¨®n de Emery solo pareci¨® justificada por la declaraci¨®n expl¨ªcita de que ganar la Champions era la prioridad de una sociedad que persegu¨ªa posicionarse social y econ¨®micamente como una referencia de grandeza global.
Al Khelaifi confiesa que ponder¨® el fichaje de Guardiola y Mourinho porque ambos hab¨ªan construido su prestigio en la Champions, sin considerar especialmente el modo antag¨®nico en que jugaban sus equipos o si se adaptar¨ªan a la plantilla que les ofrec¨ªa. De la misma manera se fij¨® en Emery porque ven¨ªa de ganar tres t¨ªtulos de Europa League con el Sevilla. El ¨¦xito continuado se interpret¨® como s¨ªntoma incontestable de que el t¨¦cnico vasco pose¨ªa un don a la hora de maniobrar en las eliminatorias de ko.
La prensa francesa, muy vinculada a la Direcci¨®n T¨¦cnica Nacional, recibi¨® con disgusto el despido de Blanc, oportunamente motejado Le Pr¨¦sident. El ¨¢mbito del f¨²tbol franc¨¦s est¨¢ fuertemente marcado por normas corporativistas no escritas. El gremio de los entrenadores locales goza de una protecci¨®n especial y este cuadro se refuerza para la generaci¨®n de 1998. Entre los h¨¦roes mundialistas, el de gaulle es Blanc. Su despido tras ganar la Liga fue recibido como una afrenta. Desde entonces, ni L'Equipe ni France Football han mantenido la mejor de las relaciones con el PSG.
El PSG posee el sexto presupuesto del f¨²tbol mundial (560 millones de euros) y los refuerzos a lo largo de cinco temporadas transformaron la plantilla en una potencia. Despu¨¦s de conquistar cuatro Ligas desde 2013 ¡ªuna con Ancelotti y tres con Blanc¡ª, las expectativas de evoluci¨®n competitiva eran las m¨¢s elevadas. Pero a Emery le llev¨® meses adaptar su sistema. En el intento de organizar una presi¨®n m¨¢s elevada y unas transiciones m¨¢s r¨¢pidas encontr¨® cierta incomprensi¨®n de algunos veteranos y no consigui¨® adaptar a los nuevos fichajes. Gente como Guedes, Lo Celso, Ben Arfa, Jes¨¦ o Krychowiak, acabaron orillados.
Cuando el PSG comenz¨® a jugar bien con regularidad, despu¨¦s de las Navidades, ya era demasiado tarde. Que solo ganara dos puntos de los 12 disputados al M¨®naco y al Niza expresa el nivel del problema. La humillaci¨®n del 6-1 ante el Bar?a en Champions y la derrota final en la Ligue 1 frente al M¨®naco, cerraron el proceso.
Al Khelaifi afronta un desaf¨ªo. Debe demostrar que, si no sabe navegar, al menos es capaz de sortear temporales se?alando al capit¨¢n adecuado. Mantener o no mantener a Unai Emery. Esa es la cuesti¨®n.
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