Pobre Bar?a
No es f¨¢cil digerir que se ha perdido la Liga y asusta que el Madrid pueda ganar tambi¨¦n la Champions
Parece que al barcelonismo le da pereza jugar la final de Copa del Rey. No es f¨¢cil digerir que se ha perdido la Liga y asusta que el Madrid pueda ganar tambi¨¦n la Champions. As¨ª que ahora mismo no hace ninguna gracia ir a Madrid y correr el riesgo, adem¨¢s, de claudicar ante el Alav¨¦s.
La Copa funciona como un postre desde que el Madrid y el Bar?a se disputan la Liga y la Copa de Europa. Al hablar de dobletes y tripletes, como es el caso desde que Guardiola y Luis Enrique han pasado por el Camp Nou, s¨®lo tiene sentido como segundo o tercer trofeo, no como s¨ªmbolo del ¨¦xito, como dir¨ªa el presidente azulgrana Josep Maria Bartomeu, por m¨¢s que el FC Barcelona sea la entidad que m¨¢s lo ha ganado y defendido, a pesar de los silbidos al Rey y alguna espantada como aquella que protagoniz¨® en la ¨¦poca de Van Gaal contra el Atl¨¦tico.
No ser¨¢ f¨¢cil hacerse fuerte el s¨¢bado en Madrid.
Al equipo, al fin y al cabo, le han aplaudido en el estadio cada vez que ha sido derrotado, el d¨ªa de la Juve y tambi¨¦n despu¨¦s de vencer al Eibar, mientras el Madrid se proclamaba campe¨®n liguero en M¨¢laga. La afici¨®n ha sabido que Messi se enfada cuando se abuchea a alg¨²n jugador, de manera que ahora se empe?a en dar las gracias a los futbolistas y al entrenador, que se ir¨¢ en cuanto acabe el ¨²ltimo partido de la temporada y del estadio Calder¨®n.
Una cosa es la decepci¨®n, seguramente la que sienten ahora los seguidores cul¨¦s, y otra distinta el cabreo, que por otro lado no se advierte en ninguna parte, se?al de conformismo, desidia o tanto me da, como pasaba a la ¨¦poca de Joan Gaspart. Nadie se ha manifestado contra el palco, ni ha pedido explicaciones a la directiva, ni se han visto pa?uelos blancos en el Camp Nou. Tampoco se sabe de ning¨²n movimiento de oposici¨®n que no sea la voz de Joan Laporta, que con raz¨®n se queja de c¨®mo ha sido tratado por la junta de Sandro Rosell y Bartomeu.
A Laporta se le acus¨® y denunci¨® por ¡°dilapidar¡± una fortuna con comidas tan comunes como un pollo asado que compr¨® en una tienda de San Cugat o bebidas especiales como una botella de M?et Chandon en Luz de Gas. A ¨¦l y a sus consejeros les hicieron la vida imposible, hasta que los juzgados les han dado la raz¨®n al desestimar la acci¨®n de responsabilidad interpuesta por Rosell, calificada por el propio expresidente denunciante como la m¨¢s importante de la historia del FC Barcelona.
La Audiencia Provincial ha exculpado a Laporta al mismo tiempo que Rosell era encarcelado, acusado de blanquear dinero con Ricardo Teixiera, el que fuera presidente de la Confederaci¨®n Brasile?a de F¨²tbol. La imagen no puede ser m¨¢s expresiva de los momentos vividos en el Bar?a desde el 2010: la absoluci¨®n de Laporta ha coincidido con la condena de Rosell.
Rosell se equivoc¨® cuando decidi¨® judicializar un club que a menudo se ha sabido corregir a partir de la opini¨®n de sus socios, los mismos que penalizaron a Laporta en las elecciones, despu¨¦s de haberlo hecho ya en una moci¨®n de censura, decepcionados muchos desde que se supo que hizo de mediador en la venta del Mallorca a un empresario de Uzbekist¨¢n. La diferencia, en cualquier caso, es notoria, porque una cosa es discutir sobre la moral que debe tener un presidente y la otra ser acusado de hacer negocios sucios. No conviene mezclar las cosas, ni tampoco recordar ahora los antecedentes de Josep Llu¨ªs N¨²?ez.
Rosell se ha dejado llevar por su af¨¢n de revancha y ha condicionado tambi¨¦n el mandato de su amigo Bartomeu. Nadie se atreve a decirle nada al presidente porque se le supone esclavo de las decisiones de su antecesor, como si ocupara un lugar que nunca quiso y defiende como puede, sin hacer ruido, procurando contentar a Messi y no gastando m¨¢s dinero de la cuenta, porque en caso contrario deber¨ªa dimitir, v¨ªctima de la propia legislatura y del c¨®digo ¨¦tico que se aprob¨® nada m¨¢s llegar al palco del Camp Nou.
A veces parece como si el Bar?a no tuviera presidente ni tampoco alternativa, quieto como est¨¢ todo el mundo, pendiente de los juzgados y de los goles de Messi. La ¨²nica militancia activa que se aprecia en el estadio es artificial y a veces incluso ofende, sobre todo cuando la Grada d¡¯Animaci¨® canta ¡°Michel maric¨®n¡±. Los capitanes tampoco dicen nada y solo se escucha la voz de Piqu¨¦, el ¨²nico que se?ala al Madrid.
No se sabe, por otro lado, si Valverde es el entrenador que le conviene al equipo y sobre todo a Messi.
A muchos barcelonistas se les ve desorientados, sin apenas ganas de ir a Madrid. La Copa depende m¨¢s que nunca de Messi, a quien se supone igualmente triste despu¨¦s que se haya ratificado su condena por querer escapar de Hacienda. El desgaste es monumental en el Bar?a, raz¨®n de m¨¢s para que el Alav¨¦s se sienta valiente y en Madrid piensen en el doblete. Si el f¨²tbol es un estado de ¨¢nimo, cuesta no caer en una depresi¨®n en el Camp Nou.
Pobre Bar?a, ?d¨®nde te han metido?
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