¡°A d¨®nde vas, Casemiro¡±
¡°Dadme cinco partidos y demostrar¨¦ que puedo ser titular¡±, dijo en 2013 ante la sorpresa del cuerpo t¨¦cnico
Cuando por fin empez¨® a hablar de lo m¨¢s ¨ªntimo que le atormentaba desde ni?o, Casemiro le dijo a su madre, Magda, que cuando ella lo llevaba a los partidos a jugar ¨¦l se preguntaba por qu¨¦ no estaba all¨ª su padre. Lo cierto es que su padre lo hab¨ªa abandonado cuando ¨¦l ten¨ªa tres a?os, y Casemiro creci¨® con su madre y dos hermanos peque?os en el barrio m¨¢s pobre de la ciudad brasile?a de San Jos¨¦ de Campos. No cab¨ªan en casa: el chico emigraba por la noche a los domicilios de su t¨ªa o su abuela. Por eso del f¨²tbol profesional lo primero que recuerda es una habitaci¨®n: la del centro de entrenamiento del S?o Paulo, su primer cuarto.
Con cinco a?os ya estaba al frente de la casa cuando su madre se iba a trabajar. Con 14, cuando se separ¨® por primera vez de su familia, enferm¨® de hepatitis en S?o Paulo y estuvo tres meses en el dique seco, rezando y llorando los dos, madre e hijo, separados por cien kil¨®metros. Y a los 18, cuando debut¨® en Morumbi, el estadio del S?o Paulo, hizo algo que le ha servido de mucho en Madrid: perdi¨® el rumbo. Le deslumbr¨® el dinero y la fama, quiso coches y salir de noche, y en un portento atl¨¦tico como ¨¦l su juego cay¨® en picado. Un t¨¦cnico de entonces resumi¨® aquello al portal brasile?o UOL con esta expresi¨®n: ¡°Perdi¨® el foco¡±. Aprendi¨® la lecci¨®n.
En el vestuario del Madrid a Casemiro le llaman Case, pero si hay que hablar en serio con ¨¦l, sus compa?eros se dirigen a ¨¦l como Casemito. Su nombre real es Carlos Henrique Casimiro. Empez¨® jugando como Casimiro, pero un d¨ªa en Brasil le estamparon mal su nombre en la camiseta y sali¨® al campo como ¡®Casemiro¡¯. El caso es que jug¨® un partidazo: su actuaci¨®n fue tan extraordinaria que no se atrevi¨® a tocar nada y pidi¨® seguir jugando con ese nuevo nombre. De este modo el encargado en el campo de corregir los errores t¨¢cticos de sus compa?eros arrastra en su camiseta un error tipogr¨¢fico, un nombre nuevo que ha hecho suyo.
¡°Siempre tuvo un problema, que consist¨ªa en que era Mauro Silva pero s¨®lo lo sab¨ªa ¨¦l¡±, dice Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez, director general del club. La confianza que ten¨ªa en s¨ª mismo a los 21 a?os, con varias vidas vividas ya por detr¨¢s, provoc¨® no pocas risas en el Madrid. ¡°Dadme cinco partidos y demostrar¨¦ que puedo ser titular¡±, dijo en 2013 ante la sorpresa del cuerpo t¨¦cnico. No hubo esos partidos y fue cedido al Oporto, pero dej¨® su huella en la D¨¦cima: salv¨® al Madrid de la debacle en Dortmund. "Ese partido me cambi¨® la vida¡±, reconoci¨® en el diario Marca.
Antes de cada encuentro, el 14 del Madrid recibe a uno de sus mejores amigos y consejero en su casa, ?scar Ribot. El jueves Ribot lo encontr¨® con la exuberante confianza de siempre. ¡°Va a ser un partido muy dif¨ªcil, muy duro¡±, le dijo. ¡°Pero vamos a ganar¡±. Tambi¨¦n expres¨® algo poco original, pero que s¨ª revela el amor que se tiene como stopper puro: ¡°Yo creo que voy a marcar un gol¡±. Lo dijo Bale en el hotel de Cardiff, lo coment¨® tambi¨¦n Cristiano; en realidad casi todo el mundo tiene la seguridad de que la final de la Champions ser¨¢ la suya. Lo recordaba Pedja Mijatovic en la v¨ªspera del partido: su propio gol lo vaticin¨® en ?msterdam. ?Pero Casemiro?
S¨¢nchez recuerda que en el palco se escuch¨®, con el bal¨®n suelto tras el rechace al tiro de Kroos, un grito habitual entre madridistas: ¡°A d¨®nde vas, Casemiro¡±. Un bal¨®n en tierra de nadie y una bestia apunt¨¢ndolo. Pero as¨ª fue c¨®mo Casemiro marc¨® uno de los goles del a?o en Champions ante el N¨¢poles y as¨ª fue c¨®mo marc¨® el 2-1 en la final. En su casa, 48 horas antes, pensaba en c¨®mo celebrarlo: ser¨ªa un acto de fe madridista, un besarse el escudo, un se?alarse la camiseta. Pero una cosa es estar en casa y otra en el campo: extendi¨® los brazos, hizo la cruz y termin¨® arrodillado.
Algo le hab¨ªa preocupado en la v¨ªspera: Allegri hab¨ªa hablado de ¨¦l cuando le preguntaron por Bale o Isco. Tambi¨¦n lo hab¨ªa hecho el Cholo en semifinales. Eso le hizo saberse importante, pero le a?adi¨® una presi¨®n extra. Es un recuperador, pero tambi¨¦n un hombre t¨¢ctico. Su principal preocupaci¨®n era la banda izquierda: por ah¨ª ten¨ªa a Alves y a Dybala. Dos pu?ales, zurdo y diestro, para el lateral m¨¢s ofensivo del mundo, Marcelo. As¨ª que Casemiro y Ramos ten¨ªan la misi¨®n de vigilar a toda costa el flanco de m¨¢s calidad de la Juve.
Por ah¨ª precisamente lleg¨® un momento de especial peligro para el Madrid: Dybala a pierna cambiada se trajo a Casemiro a la banda, y de repente el argentino se vio rodeado por el 14, Marcelo y Ramos, que lleg¨® desbocado a ayudar. El genio de la Juve regate¨® a los tres y se qued¨® solo para meterse en el ¨¢rea. Pero alguien apareci¨® en ayuda del Madrid: Dani Alves. Se estorb¨® con Dybala y Marcelo aprovech¨® para robarles la pelota, que lleg¨® a Casemiro y despu¨¦s a Modric. El croata la adelant¨® para Kroos, que se desembaraz¨® de su marca y mont¨® ¨¦l solo un contragolpe. El bal¨®n pas¨® por Benzema, Cristiano y Carvajal antes de que CR marcase el primer gol del partido.
?Sab¨ªa Casemiro que circulaban memes entre los aficionados sobre una posible amarilla en los primeros minutos? Su delicada posici¨®n en el campo era una de las preocupaciones del madridismo. Casemiro entra fuerte, a veces con violencia: es fajador, un jugador de contacto. En su entorno prefieren hablar de ¡°intensidad¡±. Suele hacer algo cuando hay riesgo: pega y se aleja. Falta y adi¨®s. No se queda rondando la escena del crimen y menos, salvo que la considere injusta, protesta al ¨¢rbitro. Pudo haberse ganado una tarjeta pronto en Cardiff, pero cuando el ¨¢rbitro lleg¨® al jugador juventino Casemiro estaba en la otra esquina del campo. No hab¨ªa sido tan grave como para ir a buscarlo.
En el Madrid sostienen que el partido se gana por dos razones: el gol de la Juve le recuerda al equipo que ninguna final de Champions es f¨¢cil, y tras el descanso el Madrid coge vuelo. Por el estado f¨ªsico de los jugadores, el mismo que acab¨® con el Atl¨¦tico en Lisboa y sostuvo al equipo tras el empate de Milan. Y porque Kroos y Modric empiezan a cargar sin disimulo por la izquierda. Por all¨ª le ganaron dos veces la espalda a Alves en los primeros minutos de la segunda parte: primero Cristiano y luego Isco. Finalmente el que se descolg¨® por esa banda fue Benzema. El franc¨¦s se la cedi¨® a Kroos y el tiro del alem¨¢n fue devuelto por la defensa de la Juve a una zona perdida. Por all¨ª apareci¨® Casemiro cargado de fuerza y mala leche.
No celebr¨® el gol de Asensio. Se desplom¨® en el campo boca abajo. Luego puso una rodilla en el suelo y rez¨® mirando al cielo. Un a?o antes, en Mil¨¢n, mientras todos sus compa?eros ve¨ªan los penaltis, ¨¦l estaba arrodillado de espaldas a la porter¨ªa. Ante cualquier problema, su madre -presente en la final con toda su familia, los mismos que acog¨ªan al peque?o Casemiro porque no hab¨ªa sitio en casa- le ped¨ªa rezar porque estaba segura de que Dios encontrar¨ªa una forma de solucionarlo. En Cardiff, mientras muchos pensaban ¡°a d¨®nde vas¡±, Dios no solucion¨® nada: lo solucion¨® Casemiro.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.