Wawrinka, con mucho arte ante Murray
El suizo, campe¨®n hace dos a?os, rinde al escoc¨¦s en el partido m¨¢s largo de esta edici¨®n (6-7, 6-3, 5-7, 7-6 y 6-1, en 4h 34m) y afronta su cuarta final de un grande con la confianza de no haber perdido ninguna
Rumbo a la gloria, sea uno u otro quien saboree el proceso, Rafael Nadal y Dominic Thiem ya saben quien les espera. Es Stan Wawrinka, 32 a?os, el m¨¢s veterano en acceder a una final de Roland Garros desde que lo hiciera Nikola Pilic (1973), campe¨®n hace dos a?os y de nuevo en la ¨²ltima estaci¨®n del grande franc¨¦s, con todo el merecimiento del mundo. Este viernes derrot¨® a Andy Murray despu¨¦s de 4h 34m (6-7, 6-3, 5-7, 7-6 y 6-1) y se gan¨® otra vez el derecho a hacerse grande. Tiene el suizo tres majors en su expediente y m¨¢s adelante la historia dir¨¢ que hubo un tipo capaz de bailar con los tres gigantes y el ultracompetitivo escoc¨¦s, finalista el a?o pasado y rendido esta vez ante la evidencia: Wawrinka, en arena, es mejor que ¨¦l.
El patr¨®n del partido fue muy claro desde el principio. Uno, Wawrinka, que iba con todo, una sacudida tras otra, derecha o rev¨¦s, poco importa en el caso del suizo; y el otro, Murray, en la cima del ranking, como un dique de contenci¨®n perfectamente amarrado, a la expectativa y plante¨¢ndole al suizo un enrevesado juego emocional para que este terminase cayendo en una trampa u otra, porque el escoc¨¦s probablemente no sea el tenista m¨¢s estiloso, pero en el plano t¨¢ctico es de los m¨¢s avezados.
Sab¨ªa Murray que si ¨¦l no fallaba Wawrinka terminar¨ªa por morder el anzuelo en un momento u otro y el suizo lo hizo en el primer parcial, resuelto en el tie-break. Propuso el de Lausana y deshizo el brit¨¢nico; as¨ª, la mayor parte del encuentro. Hab¨ªa quebrado el saque del escoc¨¦s en el noveno juego, pero Murray le devolvi¨® la tarascada y condujo la suerte al terreno en el que prevalecen las mentes fr¨ªas. Comenz¨® el suizo con una doble falta y despu¨¦s de remar y remar, de pegarle constantemente con todo, el que sonre¨ªa era Murray.
As¨ª se las gasta el escoc¨¦s, que esta temporada no ha terminado de dar con su mejor yo. No ha conseguido disfrutar de la ansiada regularidad y a diferencia del curso pasado no ha desprendido brillos. Claro que Wawrinka, una especie de antih¨¦roe en una ¨¦poca de excesos, tampoco lo ha hecho, pero a diferencia de su rival no es un tenista que precise de rachas ni de inercias; sencillamente, ¨¦l va jugando, muchas veces en un segundo o tercer plano, y si las musas le llaman a la puerta ¨¦l la abre de par en par y es una delicia verle.
Tres t¨ªtulos en tres finales de Grand Slam
Es un artista Stan, jugador fabuloso y ciclot¨ªmico. Se repuso en el segundo set y empez¨® a dar brochazos sobre el lienzo con cadencia de juego y bolas a las l¨ªneas, sp¨¦cialit¨¦ de la casa. Quebr¨® en dos ocasiones (para 4-3 y 6-3) y arranc¨® la tercera manga como un tiro, lanzado y arropado por la grada francesa, siempre agradecida ante el talento. Pero lo dicho, tambi¨¦n desconecta y a veces se deja ir. Hab¨ªa abierto una brecha, pero fue menguando (3-0, 4-2, 5-4¡) a la que Murray tir¨® de piernas y escudo, porque el escoc¨¦s se defiende como pocos.
Par¨ªs quiere a Stan, que no fall¨® por el t¨ªtulo en el Open de Australia (2014), Roland Garros (2015) ni el US Open (2016)
Se fue ¨¦l metiendo ¨¦l solito en un l¨ªo, fallando demasiado, apag¨¢ndose. Perdiendo el color. Ten¨ªa ya mala cara y el escoc¨¦s, panorama perfecto para un estratega, fue envalenton¨¢ndose. Gan¨® la tercera manga cuando el reloj marcaba ya tres horas y sin haber llevado la iniciativa disfrutaba del premio de ir por delante. Wawrinka se encog¨ªa de hombros, anticipo muchas veces de que puede dispersarse y renunciar, pero esta vez no fue as¨ª. Conserv¨® la forma y de hecho y propuso el mejor Stan, The Man, Stanimal, el hombre que revienta pron¨®sticos y hace tambalear los escenarios m¨¢s grandiosos: Melbourne (2014, Nadal), Par¨ªs (2015, Djokovic), Nueva York (2016, Djokovic)¡ Ojo: tres de tres en la finales.
A pesar de ir contracorriente, dibuj¨® con su rev¨¦s y alz¨® el pu?o conforme borr¨® a Murray en la muerte s¨²bita (7-3). Y la grada, vibrando, en pie. Le quiere Par¨ªs, ciudad que no olvida y aprecia el arte. El alborozo no le gust¨® al de Dunblane, que miraba a su box y escup¨ªa sapos y demonios por la boca, porque ve¨ªa que la final se la iba. Se descentr¨® el escoc¨¦s y Wawrinka (87 ganadores, por 36) asest¨® el toque de gracia. En el set definitivo, doble break de arranque y viento en popa hacia su segunda final en Roland Garros.
Se llama Wawrinka, Stan, The Man. Y tiene mil trucos en la chistera.
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