M¨¦xico saca un empate amargo contra Estados Unidos

El M¨¦xico-Estados Unidos enmarca una rivalidad que, en muscas ocasiones, trasciende lo que pasa con el bal¨®n. Los mexicanos lo tomaron como la mejor tribuna para exponer su repudio ante un equipo que les ha hecho pasar malos momentos en eliminatorias mundialistas y que se agrav¨® con la alta tensi¨®n de la pol¨ªtica estadounidense. En la periferia del estadio Azteca era com¨²n ver puestos que vend¨ªan las camisetas con mensajes hacia Donald Trump, directos a la yugular con un rotundo ¡°Fuck you Trump¡±. El encuentro, en la cancha, termin¨® con un apaciguado empate 1-1.

Esto era m¨¢s que un partido. Era una afrenta simb¨®lica para que los mexicanos demostraran que su resquicio de felicidad est¨¢ en el f¨²tbol. Los futbolistas se mantuvieron a raya para hablar de algo que hablara de la situaci¨®n que enfrentan algunos de sus paisanos, de los inmigrantes que abarrotan los estadios en Estados Unidos cuando van a ver a su tri. No era propio de los jugadores. Su ¨²nica forma para comunicarlo fue mover el esf¨¦rico, aunque esta vez no tuvieron el mismo dominio que contra Honduras. La forma de protesta de los mexicanos fueron los sonoros abucheos al himno de Estados Unidos y silenciar la porra de "?USA, USA, USA!".

El verdadero par¨¢metro de M¨¦xico era Estados Unidos. No pudieron explotar esa creatividad de sus jugadores al ataque como el tan solicitado Hirving Lozano, el elegante Carlos Vela o con Javier Chicharito Hern¨¢ndez. El enfoque estaba en el ataque y se descuid¨® la defensa, esa que se descuid¨® y provoc¨® un gol de larga distancia de Michael Bradley, uno de los ¨²ltimos antagonistas que no ten¨ªa piedad frente al tricolor. Como esta noche el Azteca para hacer el 1-0. Ochoa estaba mal colocado y solo vio c¨®mo el bal¨®n bajaba hacia la meta.

La anotaci¨®n de Bradley condicion¨® todo el planteamiento mexicano. Y tambi¨¦n el festejo en las tribunas. La comitiva de la Federaci¨®n Mexicana de F¨²tbol le otorg¨® a cada uno de sus aficionados una bufanda especial para hacerlos olvidarlos un poco del grito de ¡°?Ehh, puto!¡±. No surti¨® efecto, tampoco su ¡®Cielito Lindo¡¯, su canci¨®n de aliento. Nada pudo parar aquel grito con una fuerte carga peyorativa condenada por la FIFA.

A M¨¦xico le cost¨® trabajo volver al juego. A tomar el bal¨®n, a quitarle la iniciativa a Estados Unidos y a dejar de equivocarse. Esa fue la clave para que Jonathan Dos Santos y H¨¦ctor Herrera movieran el bal¨®n lejos de su territorio. La respuesta lleg¨® gracias al chico consentido del Azteca, el Chicharito Hern¨¢ndez. El delantero del Leverkusen recibi¨® un bal¨®n, hizo un at¨ªpico regate y le dej¨® el bal¨®n a Carlos Vela. El de la Real Sociedad arrastr¨® la pelota y la col¨® dentro de la porter¨ªa rival. 1-1 y el marcador no se movi¨® m¨¢s.

Por m¨¢s que lo intent¨® la promesa Christian Pulisic, la defensa de M¨¦xico se cerr¨®. El seleccionador Juan Carlos Osorio tuvo que hacer una operaci¨®n en su once inicial para darle mayor consistencia a los suyos con las entradas de Javier Aquino y Jes¨²s Gallardo. Los mexicanos consiguieron tener opciones al ataque y, como si fuera una maldici¨®n, no pod¨ªan acerar en el pase a gol. Chicharito no pudo, sus suplentes Jim¨¦nez y Peralta, quedaron en el banquillo de suplentes con la mira puesta en Rusia, en la Copa Confederaciones. La baja de Jes¨²s Tecatito Corona apenas se percibi¨® con el desenvolvimiento de Hirving Lozano.

Los futbolistas mexicanos no hablaron con la prensa, el tiempo no les daba. Su vuelo ya los esperaba rumbo a la ciudad rusa de Kaz¨¢n. Osorio se disculp¨® y dej¨® en el cargo a su auxiliar Pompilio P¨¢ez para hablar del accionar de su equipo. Los puestos de camisetas que exacerbaban el patriotistmo mexicano quedaron de lado.