El idiota de los calendarios
La publicaci¨®n del sorteo de la Liga te permit¨ªa mirar al futuro y mostrar confianza en la suerte de tu equipo
En el comercio donde compr¨¢bamos el matarratas, los sulfatos para las patatas o las simientes, regalaban cada verano un peque?o libreto con todos los partidos de la Liga. Aquel calendario de f¨²tbol abultaba solo un poco menos que el calendario Zaragozano, que daba la predicci¨®n meteorol¨®gica para todo el a?o. Algunos adultos lo llevaban en el bolsillo de la camisa, igual que un paquete de Fortuna o el carn¨¦ de conducir que se doblaba en tres. Yo lo guardaba en el escritorio en el que hac¨ªa los deberes al llegar del colegio, para distraerme de lo importante. En la infancia, si ten¨ªas h¨¦roes que jugaban al f¨²tbol, toda tu vida sentimental se encontraba en aquellas p¨¢ginas. El calendario te permit¨ªa mirar al futuro y mostrar confianza en la suerte de tu equipo. Era como leer en la palma de la mano. Al lado de los encuentros se inclu¨ªa una casilla para apuntar los resultados de cada jornada. A veces, en un margen, anotabas ¡°golazo de Schuster¡±, ¡°robo en el Bernab¨¦u¡± o ¡°expulsi¨®n de Arteche, patad¨®n indescriptible¡±, y ten¨ªas la sensaci¨®n de llevar un diario. Cuando te sent¨ªas atribulado, consultabas la fecha del derbi o del cl¨¢sico, y si faltaban solo una o dos semanas, se te pasaba al instante.
En la correspondencia que mantengo con el valenciano Rafa Lahuerta, autor de La balada del bar Torino, hay un mail del mes de mayo en el que cuenta que hasta no hace muchos a?os el mejor d¨ªa del verano coincid¨ªa con la publicaci¨®n en el peri¨®dico del calendario de la pr¨®xima Liga. Ese ejemplar era el que ten¨ªa verdadero valor, el que sal¨ªa al d¨ªa siguiente del sorteo. ?l acud¨ªa a comprarlo de madrugada, con ansia voraz. ¡°Entonces, uno se pasaba los d¨ªas imaginando todos los desplazamientos que har¨ªa y en qu¨¦ lugar ser¨ªamos campeones¡±. Aqu¨ª hay un cuento, me dec¨ªa. Pod¨ªa titularse El idiota de los calendarios.
Ante los grandes titulares que dej¨® la detenci¨®n de Angel Mar¨ªa Villar, hubo que leer en apenas un suelto que el sorteo del nuevo calendario se suspend¨ªa temporalmente. Los dramas verdaderos se conforman con poca cosa. A primera hora del mi¨¦rcoles me entr¨® un correo de Rafa, con un tono mitad tr¨¢gico, mitad c¨®mico: ¡°?Te diste cuenta si son hijos de puta? Todo el verano esperando el d¨ªa del calendario y ahora suspenden la asamblea por culpa de lo de Villar. Esta gente sabe hacer da?o¡±. En mi respuesta vert¨ª gasolina sobre su dolor sugiriendo que sin calendario nos estaban robando la infancia, o cuando menos el verano. Su siguiente mensaje, ya sin comedia, o quiz¨¢ sin drama, acababa con un ¡°la de chavales que van a caer en la droga esta semana¡±.
El viernes, con Villar acomodado en la c¨¢rcel, se desencadenaron los acontecimientos y al fin se sorte¨® el calendario. Esa tarde Lahuerta me escribi¨® para decirme que hab¨ªa sido un alivio, aunque la sensaci¨®n de ir a comprar el peri¨®dico de madrugada para estudiar el calendario en el bar de la estaci¨®n era inigualable. Ten¨ªa mucha fuerza ese momento. ¡°Es una de las cosas que la inmediatez nos ha birlado¡±.
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