Un oro contra corriente y una hija llamada Olimpia
Theresa Zabell y Patricia Guerra remontaron tras ser eliminadas injustamente en la primera regata del 470
En estos tiempos de videoarbitraje, choca recordar lo que sucedi¨® con Theresa Zabell y Patricia Guerra en la primera regata de la clase 470 de vela en los Juegos de Barcelona. Las espa?olas fueron eliminadas en su debut por estar fuera de l¨ªnea en la salida. As¨ª lo apreci¨® un juez, pero las regatistas estaban convencidas de lo contrario. Y consiguieron las im¨¢genes de v¨ªdeo de Televisi¨®n Espa?ola que lo demostraban. La salida hab¨ªa sido legal... aunque de nada les sirvi¨®. Los jueces no aceptaron la prueba al no ser im¨¢genes oficiales de la organizaci¨®n y, despu¨¦s de estar hasta las dos de la madrugada protestando ante el jurado, Zabell y Guerra se acostaron con el peor resultado posible.
El cero en el arranque multiplic¨® el valor del oro que consiguieron despu¨¦s, hoy hace 25 a?os. ¡°Nadie hab¨ªa superado eso nunca. Lo que hicimos Patri y yo fue hist¨®rico¡±, recuerda Zabell. ¡°Fue una satisfacci¨®n tremenda. No era solo ganar el oro, sino ganarlo a pesar de eso, demostrarnos que pod¨ªamos superar las adversidades. Juegos en Espa?a, barco espa?ol, y eliminadas por una persona que lo apuntaba. Cuando vimos que no hab¨ªa salvaci¨®n, nos dijimos: ¡®Bueno, estamos vivas. Vamos a competir¡±. ¡°Hab¨ªa que mantener la calma. Viv¨ªamos para eso¡±, apunta Guerra.
Regresaron a la Villa Ol¨ªmpica de madrugada. Las chicas de la vela compart¨ªan apartamento. Zabell dorm¨ªa sola. Guerra, con Natal¨ªa V¨ªa Dufresne. Claro que apenas conciliaron el sue?o. Tantos esfuerzos para eso...
Zabell y Guerra navegaban juntas desde 1989. Un a?o antes, en los Juegos de Se¨²l 88, la vela femenina se hab¨ªa estrenado como disciplina ol¨ªmpica. Zabell hab¨ªa sido campeona del mundo tres a?os antes, casi por su cuenta, cuando apenas contaba con apoyo oficial y no hab¨ªa presupuesto para que la mejor de Espa?a fuera a los campeonatos internacionales. ¡°Para Se¨²l nos llamaron a las que compet¨ªamos en el 470. Solo pod¨ªa ir una tripulaci¨®n. Yo llevaba mucho camino recorrido, y gan¨¦ la selecci¨®n, pero la federaci¨®n no me llev¨® a los Juegos¡±, recuerda Zabell. ¡°No me preguntes por qu¨¦. Nunca me dieron explicaciones. A veces la federaci¨®n tiene sus preferencias. Fue una decepci¨®n enorme. Dej¨¦ de navegar durante meses y me plante¨¦ retirarme. Luego pens¨¦ en los Juegos de Barcelona y me junt¨¦ con Patricia¡±.
De ese encuentro brot¨® el oro. Hoy recuerdan el momento de la medalla, el atardecer de un d¨ªa de mucho calor. ¡°El podio estaba como encima del agua, en un pantal¨¢n. La bandera de Espa?a ondeando en medio de la calima era como una imagen de sue?o¡±, dice Zabell.
Despu¨¦s de Barcelona, la pareja se separ¨®. Guerra se march¨® a vivir a Estados Unidos. Zabell se uni¨® a Bego?a V¨ªa Dufresne y repiti¨® oro en Atlanta 96. ¡°Con la retrospectiva del tiempo, reflexionando sobre por qu¨¦ he sido capaz de ganar dos oros en dos Juegos, creo que la raz¨®n por la que me hice tan fuerte fue por esa decepci¨®n de Se¨²l. Me hizo madurar mucho deportivamente y ser tremendamente fuerte y no dejar ning¨²n fleco suelto, ir a por todas¡±, rememora Zabell, que no solo hizo una gran carrera sobre el agua. Fue diputada en el Parlamento Europeo con el Partido Popular y vicepresidenta del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Espa?ol. Hoy trabaja con una empresa inglesa que organiza eventos deportivos, lleva la Fundaci¨®n EcoMar y prepara una consultar¨ªa internacional para la Unesco sobre deporte y dopaje. Patricia Guerra colabor¨® en EE?UU con un equipo de la Copa del Am¨¦rica.
Ambas siguen navegando en la actualidad. Cuando este verano vuelven a encontrarse en Barcelona, a mediados de julio, reviven sus recuerdos sobre aquellas aguas que les vieron llorar primero de rabia y luego de felicidad hace 25 a?os. Guerra comparte hoy su pasi¨®n por el mar con sus tres hijos. Lo mismo que Zabell, que tiene dos. A la mayor, nacida despu¨¦s de Atlanta, la llam¨® Olimpia. ¡°Me encanta ese nombre¡±, dice. ¡°Es bonito y con mucho significado. Me daba un poco de miedo porque no deja de ser una mochila un poco pesada para una ni?a llamarse Olimpia y llevar Zabell de uno de sus apellidos. Me daba reparo. Pero nos animamos y ahora ella est¨¢ encantada, no se lo cambiar¨ªa por nada del mundo. Ella ha ido aprendiendo lo que significa su nombre¡±. Una historia de oro sobre el mar.
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