Justin Thomas se hace grande
El norteamericano, agazapado durante todo el PGA Championship, se lleva el trofeo con dos golpes de ventaja sobre Molinari, Reed y Oosthuizen
El rough de bermuda ¨Ctipo de hierba muy resistente y frondosa- castig¨® a los que no supieron poner la bola en calle desde el tee. Los greens de cristal, que no estaban receptivos y que con los putts resultaban ingobernables por las colinas y por lo deslizantes que estaban, penaliz¨® a los que no ten¨ªan el pulso ajustado. Y as¨ª, en el exigente Quail Hollow, fueron cayendo uno tras otro los mejores golfistas del planeta durante el PGA Championship. O casi todos porque algunos, como si buenos aldeanos de la Galia de Asterix fueran, aguantaron el tipo. Sobre todo cinco: Kevin Kisner, Chris Stroud, Hideki Matsuyama, Louis Oosthuizen y Justin Thomas, aunque a ¨²ltima hora se les a?adieron Patrick Reed y Francesco Molinari. ¡°Ser¨¢ una pelea de perros¡±, vaticin¨® Kisner, l¨ªder antes de afrontar el domingo. Sobre en la Milla Verde ¨Cnovela de Stephen King que en castellano se tradujo como El corredor de la muerte-, sobrenombre que tiene el final del recorrido, los hoyos 16, 17 y 18. Y el m¨¢s completo durante los cuatro d¨ªas fue Thomas, que acab¨® la ¨²ltima jornada con -4 y se llev¨® su primer grande. ¡°Sab¨ªa que ten¨ªa que tener paciencia y jugar al golf. Lo aprend¨ª en el US Open pasado [le gan¨® Brooks Koepka en la ¨²ltima jornada]¡±, se?al¨® el golfista, ya con el trofeo Wanamaker en la mano y despu¨¦s de hab¨¦rsele escapado alguna que otra l¨¢grima.
Desde 2003, la media de golpes en estos tres hoyos es de 0,916 por encima del par, una cifra que, tras la reformas del campo para dotarlo de una dificultad extrema, se ha ido hasta los 1,07 golpes sobre par en las tres primeras vueltas de este PGA Championship. El ejemplo se dio en la jornada del s¨¢bado, cuando los tres ¨²ltimos grupos ¨Cnueve jugadores- firmaron en el tramo 17 golpes sobre par: nueve bogeys, tres dobles, un cu¨¢druple y dos birdies, para completarlo con 12 pares. Una criba que sufrieron Rahm, Day y Fowler, por ejemplo, y que deriv¨® en que solo Oosthuizen ya hab¨ªa ganado un major (el Open en 2011) de entre los 15 primeros al empezar la cuarta vuelta. Pero el sudafricano no ten¨ªa las mejores sensaciones despu¨¦s de un golpe tan m¨¢gico como doloroso que hizo el d¨ªa anterior, pegado a un ¨¢rbol. En el esfuerzo, dobl¨® el hierro 8 y tambi¨¦n se lastim¨® el brazo, al punto de que en varias ocasiones recibi¨® la atenci¨®n del fisioterapeuta. Pero no pareci¨® afectarle demasiado, toda vez que se mantuvo en la pelea de principio a fin. Aunque siempre un escal¨®n por debajo.
Las tortas se las dieron otros despu¨¦s del punto de inflexi¨®n del hoyo siete, cuando Kisner perdi¨® el liderato por primera vez en 61 hoyos tras enviar la bola al agua y cometer un bogey. Un error extra?o para el norteamericano, que se hizo al campo desde el primer d¨ªa porque creci¨® entre estos recorridos de hierba bermuda, afincado en Carolina del Sur y con los suegros a escasos kil¨®metros de Quail Hollow (Charlotte; Carolina del Norte). De inicio, se aprovech¨® de su fatalidad Matsuyama, que logr¨® un back to back (dos seguidos) de birdies y le tom¨® la delantera. No parec¨ªa demasiado abrumado el golfista ante la posibilidad de convertirse en el primer japon¨¦s de la historia en conquistar un grande. Pero tampoco estaba en estado de efervescencia. Lo ve¨ªa de cerca Thomas, agazapado durante todo el torneo pero con paso firme. Hasta que se cans¨® y se ali¨® con la fortuna porque en el 10, tras un putt m¨¢s que correcto, la bola se le qued¨® colgando del aro. Mitad dentro; mitad fuera. Antes de los 10 segundos de rigor -dice la norma que si entra en ese tiempo desde que el golfista se acerca al hoyo es v¨¢lido-, la pelota se desliz¨® al pozo. Un birdie que le dej¨® a la par de Stroud y a un golpe del japon¨¦s; una canasta que le dio alas.
El toma y daca no se detuvo y se sumaron en los ¨²ltimos hoyos Molinari y Reed, l¨ªderes al llegar a la casa club con -6. Pero no ganaron. Eso era para el jugador silencioso, para un Thomas que se puso l¨ªder en el 12 y que en el 13 emboc¨® un putt de siete metros que le dej¨® con dos golpes de ventaja. La dificultad del campo, sin embargo, no permiti¨® una escapada y se lleg¨® a la Milla Verde, a la devoradora de tarjetas, con todo por decidir: Thomas con -8 y Matsuyama con -7. Lo pag¨® el japon¨¦s, con un bogey en el 16. Y lo goz¨® el norteamericano, que en el hoyo 17, un par tres rodeado de agua, firm¨® el birdie para alcanzar la ¨²ltima bandera con dos golpes de ventaja. Le bast¨® con un bogey para acabar con -8, finalmente seguido por Molinari, Reed y Oosthuizen (-6), y luego Fowler y Matsuyama (-5). Thomas, que sumaba cuatro triunfos en el circuito PGA y que disputaba en Quail Hollow su d¨¦cima participaci¨®n en un major -en el PGA Championship de 2015 acab¨® 18? y en el US Open pasado, 9?-, se llev¨® el trofeo Wanamaker. ¡°Es muy especial ser un miembro ya del PGA Championship. Ha sido enorme ganar y me siento m¨¢s parte del grupo ahora¡±, resolvi¨® Thomas, que con 24 a?os ya es grande.
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