Los cinco retos en el 50 Aniversario de Ampuriabrava
O como sacar el m¨¢ximo rendimiento adrenal¨ªtico a un destino de vacaciones familiar
Ampuriabrava es la marina del municipio de Castell¨® d'Emp¨²ries, situada en el extremo norte del golfo de Rosas, justo al abrigo del cabo del mismo nombre, en uno de los entornos m¨¢s bellos de la Costa Brava. En el 2017 se cumplen 50 a?os desde su fundaci¨®n.
Estas vacaciones enfil¨¦ proa hacia Ampuriabrava como destino de vacaciones con ni?os y a la expectativa de eventos en su medio siglo de vida. Eso s¨ª, con un as en la manga para generar algo de adrenalina estival intercalada entre chiringuitos, toallas playeras y columpitos. Y es que la clave para combinar vacaciones en familia y deporte outdoor, es hacer algo de investigaci¨®n preliminar, elegir un lugar que tenga de todo para todos y saberlo vender adecuadamente a la familia, esto ¨²ltimo es esencial. Ampuriabrava lo tiene, y all¨ª me esperaban los cinco retos que hab¨ªa reservado previamente.
Nada m¨¢s llegar, casi sin tiempo de dejar el equipaje en el hotel, me enter¨¦ de que hab¨ªa amenaza de viento de tramontana, un ventarr¨®n del norte, desde esa misma tarde hasta dos o tres d¨ªas m¨¢s. Corriendo me fui hacia el aer¨®dromo de Ampuriabrava para ver si a¨²n pod¨ªa saltar en paraca¨ªdas, el primero de mis retos. Despu¨¦s de probar el skydive indoor, quer¨ªa saber que se siente tir¨¢ndose de paraca¨ªdas y compararlo con las sensaciones del vuelo en el t¨²nel de viento.
El aer¨®dromo es un sitio fant¨¢stico, parece uno de esos campos de aviaci¨®n ingleses de la I Guerra Mundial. Una gran explanada de c¨¦sped que alberga la pista de aterrizaje, unas mesas en sus lindes para disfrutar de un piscolabis, al frente el macizo de la Serra de Rodes y sobre la cabeza un cielo azul intenso. Uno podr¨ªa pasarse el d¨ªa all¨ª relajando mientras saborea una buena cerveza y ve despegar aviones y aterrizar paracaidistas.
Tuve suerte. El personal de Skydive Empuriabrava se apiad¨® de m¨ª y me hicieron un hueco en el ¨²ltimo avi¨®n que despegaba ese d¨ªa. Antes del ansiado salto, mi instructor Mira Prokes me dio una breve introducci¨®n te¨®rica del bautismo a¨¦reo, me ajust¨® un arn¨¦s que apenas dejaba respirar y me prometi¨® que esta ser¨ªa una de las experiencias de mi vida, ¡°bueno, ya, s¨ª¡eso se lo dir¨¢ a todas¡± pens¨¦. Montamos en el avi¨®n, especialmente preparado para la pr¨¢ctica de este deporte. Tengo que advertirle que el paracaidismo es un deporte de ¨ªntimo contacto, no hay lugar para los escr¨²pulos: Yo iba haciendo la ¡°cucharita¡± con Mira y sobre mi pierna estaba recostada una paracaidista, creo que alemana, los otros paracaidistas iban apelotonados como peluches en una cesta. Ya sabe, hay que ocupar todo el espacio dentro del avi¨®n para rentabilizar los vuelos, aunque dentro del aparente caos hay orden y estrategia. Despegamos y empezamos a elevarnos sobre la bah¨ªa, la visi¨®n era espectacular. Se divisaba m¨¢s all¨¢ del cabo de Rosas y toda la bah¨ªa se dibujaba perfecta, en una tarde de cielo despejado. Me hubiese gustado comentarlo con el resto de compa?eros saltadores, pero yo era el ¨²nico espa?ol y el ¨²nico en hacer su primer salto, el resto creo que se divid¨ªan en holandeses, franceses, alemanes, un australiano y hasta un checo, todos paracaidistas experimentados. La raz¨®n de esta multiculturalidad es que el aer¨®dromo de Ampuriabrava tiene uno de los r¨¦cords del lugar: es el centro de paracaidismo con m¨¢s saltos de toda Europa, con alrededor de 80.000 saltos a lo largo de todo el a?o. Se podr¨ªa decir que es el centro europeo de este deporte.
Alcanzados los 4.000 metros de altitud, lleg¨® el momento de lanzarse al vac¨ªo¡con o sin miedo. Tengo que confesar que en ese instante estaba un poco decepcionado. A tal altura, tan alejados del suelo cre¨ªa que saltar del avi¨®n y caer libremente, sin referencia alguna, no iba a aportar una fuerte sensaci¨®n. ?Qu¨¦ atrevida es la ignorancia! Hab¨ªan saltado todos y solo qued¨¢bamos mi instructor y yo. Nos situamos en el umbral de la puerta con los pies colgando. Mi ¨²nica sensaci¨®n era el viento y mi ¨²nica preocupaci¨®n que el arn¨¦s no me cortase el riego sangu¨ªneo de las piernas. ?Salto! De repente se apoder¨® de m¨ª una sensaci¨®n vertiginosa, fue como si mi cuerpo cayese y el coraz¨®n se me hubiese quedado sentado en el borde del avi¨®n. ?Qu¨¦ si respiraba? Seguro que no. Jam¨¢s hab¨ªa experimentado algo igual en mi vida. Indescriptible.
Unos segundos de ca¨ªda y recib¨ª la se?al de Mira para adoptar la posici¨®n ¡°Spiderman¡±. El aire era frio y el vuelo una bomba de combustible que no dejaba de inyectar adrenalina en el torrente sangu¨ªneo. Descend¨ªamos a 200 Km/h derechitos hacia el suelo, y a¨²n a esa velocidad Ampuriabrava no parec¨ªa acercarse. Un leve movimiento de brazos y un giro en horizontal acelerado. Pegar las extremidades al cuerpo y meter una marcha m¨¢s a la ca¨ªda. Era como competir en F1 si coche.
El aire me entraba en los pulmones por la nariz casi a presi¨®n, y los o¨ªdos me iban doliendo un poco. Yo que soy submarinista no recordaba que ten¨ªa que compensar la presi¨®n del aire del interior de mis o¨ªdos con la creciente exterior. No hay m¨¢s que taparse la nariz, cerrar la boca, y soplar, nada dif¨ªcil pero se me olvid¨®¡cosas de la excitaci¨®n.
A los 50 segundos el instructor abri¨® el paraca¨ªdas. Un frenazo en seco y un estallido de silencio. Flotando, bajo nuestros pies los canales de Ampuriabrava, el golfo con un mar turquesa y el macizo de los pirineos en su encuentro con el mar. Es la parte del salto en el que se recupera la respiraci¨®n, donde el coraz¨®n te alcanza, aunque todav¨ªa acelerado, y se disfruta de un vuelo en calma hasta aterrizar en el aer¨®dromo. Se pasa de una experiencia salvaje y brutal a una sensaci¨®n zen en d¨¦cimas de segundo.
Es harto dif¨ªcil traducir las emociones del primer salto en palabras. Para m¨ª casi imposible. Pero algo s¨ª le puedo decir, esto no es un deporte, es una droga que se mete en las venas solo con catarla. Mi consejo es que si no tiene el dinero suficiente para hacer un curso de paracaidismo, no lo pruebe.
Al d¨ªa siguiente regres¨¦ con mono de otro salto, pero ya soplaba la tramontana. As¨ª que dirig¨ª mis pasos al t¨²nel de viento Windoor, no lejos del aer¨®dromo, a ver si algo de indoor skydive, donde hab¨ªa reservado mi segundo reto, me quitaba algo la picaz¨®n. Windoor es el primer t¨²nel de viento de Espa?a y tiene a uno instructores que es toda una celebridad: Robby. Si va alguna vez a Ampuriabrava le ver¨¢ en los carteles que anuncian Windoor por la marina. Tuve la suerte que me toc¨® para introducirme en el t¨²nel. Es cierto que ya acumulaba unos minutos de vuelo en Madrid, pero me extra?¨® que mi pericia en el t¨²nel hubiese mejorado tanto: Control de nivel, subir, bajar, girar, desplazamiento lateral¡fue una sesi¨®n genial. La guinda, a una sesi¨®n de vuelo fant¨¢stica, fue el descenso kamikaze en espiral desde la altura m¨¢xima hasta frenar en seco a unos 20 cm del suelo, eso s¨ª de la mano de Robby, si yo hago eso solo salgo del t¨²nel como si me hubiesen metido en una thermomix. Gracia a Windoor pude anestesiar el ansia de tirarme en paraca¨ªdas otra vez, lo malo es que me pico el gusanillo de sacarme el certificado de vuelo indoor. Esto es un noparar y un sinvivir.
Para relajarme fui a tomar una cerveza al Waveclub, justo al lado de Windoor. Poco dura la relajaci¨®n en este club de ambiente tropical y surfero, ya se lo digo. Lo primero que se ve al entrar es la instalaci¨®n de la ola artificial, el FlowRider, para practicar el surf ¡°indoor¡±¡ y, claro, hay que probarla. Listo para el tercer reto. Una peque?a preparaci¨®n te¨®rico-pr¨¢ctica por parte de un instructor, en mi caso instructora, Anna Berutti y al agua. El Flowrider es una piscina de 6,6 x 12,2 metros que incluye un potente generador de olas. Como un medio half-pipe de los que utilizan los patinadores urbanos, donde el agua sale disparada desde la base hacia el punto m¨¢s alto.
Se empieza con una tabla de bodyboard y la sensaci¨®n es algo extra?a. No es exactamente como hacer surf, resbalar por la pendiente de la ola, si no como de mantenerse sobre una fuerte corriente. Y la corriente es muy en¨¦rgica, caes al agua y sales disparado hacia arriba para parar en todo lo alto sin saber como. Consejo a las mujeres: utilicen ba?ador, no bikini, la corriente se lo lleva todo. Al poco tiempo de pelear con el agua te haces con la tabla y puedes surfear esa corriente ascendente, es realmente divertido, surfing sin remar ni esperar olas. Despu¨¦s de la tabla de body se puede probar de pie con una tabla que es mitad skate mitad skim, pero esa es para los m¨¢s expertos. A m¨ª me cost¨® mantenerme de pie y con la ayuda del otro instructor, Lewis Hard. Despu¨¦s de casi 20 minutos de cabalgar la gran ola y sufrir unos wipeouts, cuya traducci¨®n viene a ser ¡°ca¨ªda completamente desbaratado a la corriente salvaje¡±, el cuerpo ped¨ªa un descanso. Yo lo busqu¨¦ en una cerveza y una ensalada en el restaurante del Waveclub. Repuse fuerzas y finiquit¨¦ mi tercer reto mientras escuchaba reggae.
Al d¨ªa siguiente tocaba buceo en Rosas y, al otro, nadar las aguas abiertas de las Vies Braves...
Ampuriabrava a vuela pluma
Ampuriabrava es una marina que fue fundada en 1967 sobre unos humedales en el municipio de Castell¨® d'Emp¨²ries. Dispone de 23 Km de canales navegables, lo que la convierte en la marina residencial m¨¢s grande de Europa. Navegar por sus canales y ver los veleros y los yates amarrados en villas de todos los estilos y construcci¨®n imaginables es una delicia. Se pueden alquilar peque?os botes de motor para navegar por sus canales.
Dispone de 7 km de playa dividas en tres playas, tan anchas que da casi pereza llegar a la orilla, con todos los servicios de seguridad y sanitarios, pero tambi¨¦n con parques infantiles y campos de deporte. Al norte se encuentra la playa de la Rubina, conocida como la salvaje, en ella se admiten perros y es el sitio donde uno quiere ir a tomarse un mojito en un ambiente m¨¢s alternativo, o a practicar Kitesurfing. Aunque toda la costa de Ampuriabrava es fant¨¢stica para los deportes n¨¢uticos. Bueno quiz¨¢ para el buceo no, pero Rosas s¨ª y est¨¢ a tan solo 4 Km hacia el norte y el Estartit, donde est¨¢n las famosas islas Medas, a 35 Km al Sur.
Si uno quiere darse un capricho se debe alojar en el hotel Port Salins, en plena Ampuriabrava, fant¨¢stica su piscina en plena marina. Y si quiere ir a gozar de la naturaleza el camping Laguna es la elecci¨®n, al sur justo en las lindes del parque natural Aiguamolls de l'Empord¨¤, el oasis de las aves. Enfrente de la playa Can Comes, al sur.
No se puede abandonar Ampuriabrava sin comerse un arroz en el restaurante El Capit¨¢n, si va por la noche pida pescado, cualquiera est¨¢ fabuloso. Y si es seguidor de la alta cocina, el restaurante Noray Espa?a le sorprender¨¢ gratamente.
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