El Madrid resuelve sus urgencias ante la Real Sociedad
La irrupci¨®n de Mayoral y una gran cabalgada de Bale dan la victoria al equipo de Zidane ante un rival que no dio muestras de su poder
Cuando amenazaba incendio, el Madrid ech¨® agua suficiente para sofocarlo antes de que prendiera. No le cost¨® demasiado porque la Real no fue el pir¨®mano esperado. Hab¨ªa sobre Anoeta m¨¢s complementos circunstanciales que directos. Muchas ausencias, por lesi¨®n o sanci¨®n, en el Real Madrid (un suma y sigue que inclu¨ªa a Cristiano, Marcelo, Kross y Benzema) y canteranos de esos que casi hay que presentar en sociedad cuando son incluidos en la lista de viaje, como Achraf o Franchu, apellidos o apodos que exigen una explicaci¨®n previa. No es o no ven¨ªa siendo habitual en el Real Madrid, pero la necesidad obliga a decisiones arriesgadas. Y los complementos circunstanciales se fueron convirtiendo en complementos directos, porque Mayoral hizo gol y medio en la primera parte (uno de su cosecha y otro por el infortunio de Kevin Rodrigues al convertir su centro en gol) y porque Theo, mantiene el esp¨ªritu, la fuerza y la determinaci¨®n del lateral tempestuoso de la temporada pasada en el Alav¨¦s.
Pero los sujetos de la oraci¨®n futbol¨ªstica eran los habituales, Modric, Isco y Asensio, convertidos en radares m¨®viles para detectar el f¨²tbol ofensivo del Madrid hasta hacerlo reconocible por encima de las bajas padecidas. La Real le¨ªa el f¨²tbol en subjuntivo, no era ni la Real contundente e imperativa ni la de la cadencia de las oraciones sencillas. No era la Real ni por asomo porque le costaba un mundo asomarse al ¨¢rea y el Madrid comenz¨® a coser el partido poco a poco. Modric lo cogi¨® como acarici¨¢ndolo hasta apretarlo con los pu?os. Casemiro le dejaba el sitio entero convertido en atacante cuando el Madrid atacaba para que Modric, Isco y Asensio tuviesen visi¨®n lejana y metros de recorrido.
La Real no pudo pararlo nunca, siempre superados Illarra y Zurutuza, pese al pundonor de Canales para acudir en su ayuda. Pero el ovillo de la Real, lleno de nudos, se enfrentaba a la madeja del Madrid pese a su rutinario comienzo. El primer gol no fue circunstancial, pero tuvo mucho de sorprendente. Premi¨® al delantero inesperado, Mayoral, que actu¨® con alma de 9, golpeando la pelota con la espinillera cuando Sergio Ramos trataba de acomodarse una chilena imposible. Ambos intentaron lo ¨²nico que pod¨ªan hacer. A Mayoral le sali¨® bien.
La Real despert¨® bostezando como si el gol hubiera golpeado un leve timbre, aunque sin romperle los t¨ªmpanos. Se durmieron Varane y Ramos y a poco llega Canales ante Keylor Navas. Eso no le hizo falta a Kevin Rodrigues, otro canterano de la Real Sociedad, cuando dispar¨® recto y previsible un centro de Odriozola desde la otra banda, y el bal¨®n le hizo cosquillas en la tripa a Navas antes de colarse en la porter¨ªa. Fue un error inesperado del portero costarricense que pod¨ªa deprimir al Madrid, urgido de puntos, y hacer coger vuelo a la Real para, al menos, ser quien es.
Pero las circunstancias imperaban en Anoeta y el marcador se puso juguet¨®n. Kevin, que estaba en todo y en todas, repiti¨® la jugada el gol pero su disparo lo devolvi¨® el larguero y lo que el travesa?o le neg¨®, el infortunio lo bendijo. En el contragolpe subsiguiente, Mayoral interpret¨® mal pero su centro de ¨²ltimo recurso lo empuj¨® a la red, al quererlo atajar... Kevin Rodrigues, que regresaba de su oportunidad con el ansia de un juvenil sin frenos.
Quedaba una tercera aparici¨®n. Bale, en su campo talism¨¢n, hab¨ªa dado desapercibido en la primera mitad. Trabajador, solidario en defensa, pero insignificante en ataque. A¨²n no era Bale... hasta que lo fue en una carrera de sus buenos tiempos, peleando la fuerza y la velocidad con Kevin Rodrigues (tambi¨¦n r¨¢pido), ganando la acci¨®n y superando a Rulli. Solo esa vez Bale fue Bale, pero lo fue en estado puro. Y el partido conoci¨® la sentencia.
El Madrid hab¨ªa sido absuelto de sus pecados anteriores y salvado del riesgo de vivir a mucha distancia del Barcelona, su punto de referencia. A partir de ah¨ª, el encuentro solo dej¨® la entrada de Carlos Vela cuando se incorpor¨® desde el banquillo. Ya era tarde, pero se agradece siempre su presencia. Como la de Agirretxe, que ha librado el partido m¨¢s largo de su vida superando una lesi¨®n que precisamente se produjo ante el Real Madrid en el Santiago Bernab¨¦u. El partido que naci¨® l¨¢nguido, languideci¨® por superioridad de uno de los contendientes cuando menos se esperaba. Un Madrid urgente y de urgencias encontr¨® en Anoeta el b¨¢lsamo para sus heridas.
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