Ziganda, entre la paciencia y la tormenta
El Athletic no da se?ales de recuperaci¨®n en un comienzo de temporada err¨¢tico
El Athletic hab¨ªa conseguido acelerar su motor ante el Barcelona y el ?stersunds, y de pronto en Vigo meti¨® la marcha atr¨¢s. El trombo fue monumental. Ocurre cuando se invierten los t¨¦rminos y la conversaci¨®n se interrumpe. Ziganda, que hab¨ªa recuperado un cierto aliento de la grada (el olvido en estos casos es el mejor regalo para un entrenador discutido), vio c¨®mo su equipo se volv¨ªa a desplomar con una primera mitad desalentadora remediada en cuanto al orgullo, m¨¢s que por el juego, en la segunda parte, aunque sin beneficio alguno. El Athletic es ahora 15? con 11 puntos, a cinco del descenso y a ocho de los puestos de Europa.
Y las cr¨ªticas vuelven a centrarse en Ziganda que insiste, l¨®gicamente, en su fe en el equipo mientras la incredulidad se adue?a de un amplio sector del p¨²blico que observa leves mejor¨ªas en San Mam¨¦s, pero sonados desplomes a domicilio, algo que el Athletic ya vivi¨® en varias fases de la ¨¦poca Valverde, aunque su fortaleza en La Catedral era m¨¢s solvente. Cuatro bajas han lastrado el trabajo del Athletic: Yeray, De Marcos, Muniain y Be?at. Futbolistas demasiado importantes como para no hacerse notar en el equipo. Solo Yeray ha encontrado un sustituto en Unai N¨²?ez que en cierto modo retrata el mismo perfil, aunque su juventud, l¨®gicamente, a veces le traiciona. El resto no ha encontrado suplentes. Lekue ha hecho a veces de De Marcos, pero airea mucho las ventanas defensivas por su voracidad atacante. Muniain y Be?at son sencillamente insustituibles.
Las bajas, y la baja forma de otros futbolistas fundamentales (Laporte, San Jos¨¦, Ra¨²l Garc¨ªa...), explican hasta cierto punto el bajonazo de un equipo pr¨¢cticamente id¨¦ntico al de la temporada pasada y, en cierto modo, disculpan a Ziganda como culpable de todos los males. M¨¢s discutidas han sido otras decisiones del t¨¦cnico: la obsesi¨®n por los cambios en la alineaci¨®n donde solo Laporte es fijo ¡°porque no tenemos otro jugador de sus caracter¨ªsticas¡±, seg¨²n dijo el t¨¦cnico navarro. Las entradas y salidas en el equipo son continuas y casi nunca explicadas. La insistencia de Ziganda por un centro del campo m¨¢s contenido que ofensivo, y poco creativo, ha tenido como pagano a Iturraspe cuando, curiosamente, se aprecia una mejor¨ªa progresiva en su juego. Los errores defensivos son tales que pareciera un equipo de futbolistas reci¨¦n llegados en fase de reconocimiento mutuo.
La sensaci¨®n que transmite el Athletic de Ziganda es la de un equipo muy contenido, que combina con dificultad. La consecuencia es la poca producci¨®n de llegadas y ocasiones. El equipo impetuoso que acostumbra ha dado paso a un equipo m¨¢s timorato, situaci¨®n que quiz¨¢s se agrava por su mala situaci¨®n en la Liga y sus dificultades en Europa, donde se la juega en los dos ¨²ltimos partidos en lo que se antojaba un grupo muy asequible. Fracasar en la Liga Europa pondr¨ªa a Ziganda en una delicada situaci¨®n en espera de una reacci¨®n en la Liga y que no se produzca un terremoto en la Copa, donde no fue capaz de ganar (1-1) al Formentera de 2? B en la ida.
A Ziganda, de momento, le ha tocado el mal ciclo y muchos recuerdan la segunda temporada de Bielsa, cuando a un ¨¦xito arrollador le sigui¨® un agotamiento espectacular. Sin fichajes que cosan algunas costuras, el Athletic se aferra a su fe para salir de esta minicrisis. Es pronto para saberlo y se impone la paciencia, si es que la paciencia sigue siendo hoy un argumento futbol¨ªstico.
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