El ¨¢rbitro que no dio el gol de Messi pita un penalti que no fue en Cornell¨¤

Un susto, un regalo y un golazo. El bombazo de Acosta hab¨ªa dejado estremecido al Espanyol. Sin embargo, cuando menos se lo esperaba, el equipo de Quique S¨¢nchez Flores se encontr¨® con amigo inesperado: el ¨¢rbitro Iglesias Villanueva, el mismo que le neg¨® el gol a Messi en la ¨²ltima visita del Bar?a a Mestalla le concedi¨® un penalti inexistente al Espanyol. Gerard Moreno inici¨® la remontada que consolido Granero con un golazo y remat¨® Sergio Garc¨ªa. El cuadro blanquiazul derrot¨® al Tenerife (3-2) y sell¨®, con angustia, su billete para los octavos de final de la Copa del Rey.

El reloj rozaba los minutos cuando Acosta retrat¨® la tibieza del blanquiazul. Diop perdi¨® el cuero en la medular. Nadie en el Espanyol presion¨® al mediocentro de Tenerife, que se plant¨® en la medialuna, y sac¨® un fuerte derechazo que encontr¨® a Diego L¨®pez mal posicionado y silenci¨® (a¨²n m¨¢s) a un esquel¨¦tico Cornell¨¤ (8.130 espectadores).

La sorpresa, sobre todo la desaz¨®n, invadieron a la hinchada blanquiazul, contagiada por su equipo sin m¨¢s rebeld¨ªa que la voluntad del canterano Melendo, los movimientos de Moreno y el toque de Granero. Ocurri¨®, entonces, que lo que no pod¨ªan resolver los muchachos de S¨¢nchez Flores, lo acomod¨® el ¨¢rbitro Iglesias Villanueva. Anda con la mirilla fuera de foco el colegiado. El domingo no valid¨® un gol de Messi en el Valencia-Barcelona, ayer le regal¨® un penalti al Espanyol. ?lvaro busc¨® la porter¨ªa de Abad con un disparo desde media distancia que se estrell¨® en la mano de Jorge S¨¢enz. Iglesias Villanueva mir¨® a su asistente para despu¨¦s se?alar la pena m¨¢xima. Un nuevo desliz del tr¨ªo arbitral: el central del Tenerife, si es que quiso parar el bal¨®n con la mano, estaba un metro fuera del ¨¢rea. Gerard Moreno no atiende a los errores y firm¨® el 1-1.

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El empate, en cualquier caso, dejaba al Espanyol fuera de la Copa. S¨¢nchez Flores no quer¨ªa despedirse en dieciseisavos de final por segunda temporada consecutiva y mand¨® al campo a Darder y a Sergio Garc¨ªa. Pero todo segu¨ªa igual. El cuadro blanquiazul ten¨ªa la pelota, no asustaba a Abad. Hasta que apareci¨® Granero. Un zapatazo precioso, por potente y preciso, para tranquilizar al Espanyol. Y lo que empez¨® en las tinieblas termin¨® en el cielo. No por el resultado ni por el pase a octavos, sino porque Sergio Garc¨ªa, el h¨¦roe repatriado, marc¨® su primer gol tras su regreso a Cornell¨¤. Al menos, algo que festejar para a la afici¨®n del Espanyol, a la que ni le mosque¨® el golazo de Juan Carlos sobre la bocina.