Las ficciones de diciembre
En f¨²tbol, para que los hechos seguros cambien solo se necesitan unos minutos o un gesto
Ya es imposible saber a ciencia cierta si el Bar?a tiene la Liga ganada, como ocurr¨ªa hace solo dos semanas, o si todav¨ªa hay esperanzas para sus perseguidores. Casi te hace llorar la facilidad con la que se desvanecen las verdades absolutas en estos tiempos. Antes todo resultaba m¨¢s seguro, y los vaticinios se cumpl¨ªan, incluso las fanfarronadas, como en aquella jugada famosa, durante el Rosario Central-Newell¡¯s de diciembre de 1971, cuando Aldo Pedro Puy corri¨® in¨²tilmente detr¨¢s de un bal¨®n que se iba fuera, solo para avisar a un fot¨®grafo de lo que pasar¨ªa a continuaci¨®n: ¡°Prepara la c¨¢mara que ahora hago gol¡±. En la siguiente jugada, el portero de Central sac¨® r¨¢pido, par¨® el bal¨®n Pascuttini, lo jug¨® para Colman, se lo dio a Aimar, abri¨® para Negro Gonz¨¢lez, que tir¨® el centro y Aldo Pedro Puy hizo gol, tal como hab¨ªa advertido. Ahora, sin embargo, aseguras con los n¨²meros en la mano que el Bar?a es campe¨®n de Liga a falta de veintis¨¦is partidos, y cuando transcurren apenas dos jornadas tienes que retractarte. Y ni siquiera te pones rojo, sino que dices ¡°esto ya lo sab¨ªa yo¡±.
El f¨²tbol transcurre en terrenos tan inciertos que para que los hechos seguros cambien solo se necesitan unos minutos, y quiz¨¢s un gesto. Por ejemplo, a mitad del partido contra la Roma, en el Metropolitano, Antoine Griezmann atravesaba el peor momento de su etapa en el Atl¨¦tico. Era un jugador a la deriva, silbado por los suyos, pero vislumbr¨® un bal¨®n centrado desde la izquierda, y en una chilena que hay que so?ar varias noches seguidas para ejecutar perfectamente, marc¨®, y desde ese segundo volvi¨® a ser el jugador desestabilizador que necesitaba el equipo, y por supuesto atravesaba su mejor momento de la temporada. En el tiempo que vol¨® y mand¨® el bal¨®n a la red, el delantero franc¨¦s entr¨® en un mundo personal diferente. En cierto sentido, se volvi¨® otro futbolista. Por un instante, se pareci¨® a Nicole Diver en Suave es la noche, cuando alguien le dice que es una persona un poco complicada y ella responde: ¡°Oh, no. No lo soy en absoluto. No soy m¨¢s que un conjunto de muchas personas diferentes, todas ellas muy sencillas¡±.
El futbol precisa ficciones para que despu¨¦s de tantos partidos jugados podamos creernos que el siguiente no se va a parecer en nada a ninguno anterior. La hegemon¨ªa de ese deporte depende de que los seguidores nos creamos todo, sea cierto o no, y no nos importe ser v¨ªctimas de la ficci¨®n. Es agradable que las cosas no sean de vez en cuando lo que parecen. En eso consiste el secreto de algunas narraciones, y el f¨²tbol es un relato que dura una temporada, necesitada, cada poco, de giros de guion que renueven nuestra atenci¨®n. Por eso el t¨ªtulo de Liga vuelve ahora a estar en discusi¨®n. En esta ocasi¨®n bast¨® una sucesi¨®n de peque?os gestos de Iago Aspas para que el Bar?a perdiera otros dos puntos, y la ficci¨®n del campeonato decidido en diciembre se desmoronase, para en breve ser sustituida por otra, ya sabremos cu¨¢l.
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