El racismo campa a sus anchas en el ¡®calcio¡¯
El 36% de las acciones intimidatorias, amenazas y violencia que sufren los futbolistas son de tipo racista
¡°He asistido a escenas racistas. No puedo dejarlo pasar sin reaccionar. Gracias por todos vuestros mensajes, hoy he sufrido episodios racistas durante el partido. Las personas d¨¦biles intentan intimidar a trav¨¦s del odio. Yo no consigo odiar, simplemente siento que esas conductas sean un mal ejemplo. El f¨²tbol es una forma de difundir la igualdad, la pasi¨®n y la inspiraci¨®n, por eso estoy aqu¨ª. Paz¡±, escrib¨ªa en las redes sociales Blaise Matuidi, centrocampista franc¨¦s de or¨ªgenes angole?os de la Juve. Era el 7 de enero y acababa de enfrentarse al Cagliari. El 30 de diciembre, tambi¨¦n fue v¨ªctima de insultos racistas en el campo del Hellas Verona. ?Sanciones? En el primer caso, ninguna, porque nadie escuch¨® ni reflej¨® nada. En el segundo, una propuesta de sanci¨®n a ejecutarse si vuelve a ocurrir.
Matuidi es solo uno de una larga lista de jugadores que ha vivido de primera mano el racismo que impera en el calcio. Balotelli fue v¨ªctima de unos 60 episodios. El m¨¢s duro, a ra¨ªz de su convocatoria con la selecci¨®n italiana: ¡°No existen italianos negros¡±, le gritaban. Muntari fue expulsado por abandonar el terreno de juego, harto de los insultos racistas, sin pedir permiso al ¨¢rbitro. Han pasado 13 a?os desde que Zoro del Messina cogi¨® el bal¨®n y amenaz¨® con irse del campo para interrumpir el partido contra el Inter y poner fin a los insultos racistas. Boateng, en un amistoso contra el Pro Patria (de la cuarta Divisi¨®n) s¨ª se march¨® a vestuarios seguido por todos sus compa?eros en enero 2013.
Con el hashtag #nonenormale la Asociaci¨®n de Futbolistas Italianos (AIC), presidida por Damiano Tommasi ha presentado hace pocos d¨ªas el informe anual Calciatori Sotto Tiro [futbolistas bajo el fuego], una radiograf¨ªa de las acciones intimidatorias y amenazas que sufren los jugadores en todas las categor¨ªas italianas (el 75% en el f¨²tbol profesional). El resultado: el 36% de las causas de esa violencia es el racismo (el 31% la derrota, el 7% el descenso o riesgo de descenso, otro 7% el enfrentamientos con las hinchadas rivales, 5% traspasos y el 14% otros motivos).
?C¨®mo es posible que las cosas sigan as¨ª? ¡°Hay que creer que esto se puede erradicar, nosotros creemos en ello y lo intentamos, pero estamos luchando solos¡±, denuncia Damiano Tommasi, presidente de la AIC. Recuerda que a principio de temporada se firm¨® un protocolo ¡ªimpulsado por el Ministerio de Interior y el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Italiano¡ª en el que los clubes tienen, por primera vez, el poder de hacer un ¨ªndice de agrado de sus hinchas y, en funci¨®n de eso, castigarlos en el caso de que mantengan comportamientos violentos o inadecuados. ¡°Siempre se hab¨ªan quejado de que era injusto que por culpa de unos pocos pagara una grada entera. Ahora tienen la oportunidad de castigar y echar a esos pocos. No me consta que nadie lo haya hecho¡ ni que se vaya a hacer¡±, lamenta Tommasi, recordando c¨®mo el West Ham s¨ª suspendi¨® de por vida al aficionado que hizo un comentario sobre la muerte del hijo de Livermore.
No hay cultura deportiva en ese sentido en el f¨²tbol italiano. ¡°Ni tampoco intenci¨®n de acabar con el racismo. Se niega que exista¡±, analiza Mauro Valeri, soci¨®logo, psicoterapeuta y autor, entre otros, del libro Che razza di tifo: dieci anni di razzismo nel calcio italiano [Vaya hinchada, diez a?os de racismo en el f¨²tbol italiano]. Tambi¨¦n es, desde 2005, responsable del Observatorio sobre el Racismo en el Calcio, que cre¨® a t¨ªtulo personal y de forma voluntaria junto a cuatro amigos. 249 son los episodios de racismo que han registrado entre 2011 y 2016. Uno de ellos, el m¨¢s grave de los ¨²ltimos a?os, ha sido castigado con una simple multa de 50.000 euros (tres meses despu¨¦s de los hechos, adem¨¢s). En el derbi del Ol¨ªmpico de finales de octubre, la curva de la Lazio ¡ªcerrada en aquel partido por comportamientos racistas¡ª llen¨® el estadio de pegatinas de Anna Frank vestida con la camiseta de la Roma. ¡°Anna Frank anima a la Roma¡±, pon¨ªa. La propuesta de sanci¨®n preve¨ªa, adem¨¢s de la multa, dos jornadas a puertas cerradas. El comportamiento antisemita de la hinchada, finalmente, ha costado 50.000 euros.
¡°Esas pegatinas llevan al menos tres a?os en Roma, pegadas a los sem¨¢foros. Se lio cuando aparecieron en el estadio¡±, cuenta Valeri que, igual que Tommasi, cree que la batalla contra el racismo es una batalla perdida. ¡°En Italia apenas hay sensibilidad con este tema, no se vive como un empe?o de todos sino que se mira mal creyendo que quien habla de eso es comunista. Adem¨¢s, aqu¨ª primero eres hincha y luego, si eso, anti-racista¡±, analiza Valeri. Lamenta que no haya futbolistas italianos destacados en las campa?as contra el racismo de la UEFA. Y recuerda c¨®mo hace a?os, cuando Totti protagoniz¨® una campa?a de sensibilizaci¨®n, se le rebel¨® el fondo de la Roma. ¡°Su campa?a era un nosotros no y el fondo le respondi¨® r¨¢pidamente con un nosotros en cambio s¨ª¡±, relata. ¡°Me consta, adem¨¢s, como ha pasado en el caso del Hellas Verona, que las multas por conductas racistas y violentas las pagaba el Ayuntamiento porque el alcalde iba al fondo de los ultras¡±, a?ade.
La UEFA pide a todas las federaciones que organicen unas jornadas de formaci¨®n y estudio sobre el racismo en todas las categor¨ªas del f¨²tbol. A una de ellas Valeri fue invitado para dar una charla a un equipo de Tercera. ¡°El encargado de la Liga que me present¨® lo hizo con estas palabras: ¡®ha venido aqu¨ª, os dir¨¢ que sois racistas, pero en el f¨²tbol no hay racismo. Para m¨ª en el calcio solo tienen que jugar italianos¡±, recuerda el soci¨®logo. Un ejemplo m¨¢s de que es una batalla perdida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.