Nick Foles, el subestimado ¡®quarterback¡¯ que rompi¨® los sue?os de los Patriots

En siete segundos, Nick Foles silenci¨® a sus cr¨ªticos. Camuflado entre sus compa?eros, el novato quarterback se coloc¨® como un defensor m¨¢s y, cuando el ¨¢rbitro pit¨®, permaneci¨® inm¨®vil. Su inacci¨®n confundi¨® a los rivales, que asumieron que el joven no era parte de la t¨¢ctica ensayada. Entonces Foles arranc¨® a toda velocidad hacia la banda derecha del campo, se gir¨® y sac¨® las manos para recibir el bal¨®n ovalado en la zona de touchdown. La defensa de los Patriots qued¨® rota; sus entrenadores, boquiabiertos.

Fue una jugada culminante para la hist¨®rica haza?a de los Eagles, que consiguieron su primera Super Bowl al vencer a los New England Patriots por 41 a 33. Era la ¨²ltima opci¨®n de anotar antes del descanso. Agotadas las opciones y a una distancia cercana a los palos, la mayor¨ªa de quarterbacks hubiera apostado por un tiro para asegurar al menos tres puntos. Pero no Foles. El mariscal, que hace semanas era suplente de su equipo, estaba bajo el escrutinio de millones de estadounidenses en la cita m¨¢s importante del deporte estadounidense. Tom¨® la decisi¨®n arriesgada y despej¨® todas las dudas de quienes cuestionaban su madurez deportiva y le acusaban de ser inconsistente en su rendimiento.

No fue solo Foles. Desde el primer minuto los Eagles plantaron cara a los veteranos Patriots, que disputaban su d¨¦cima Super Bowl. Contrarrestando las especulaciones de analistas, los verdiblancos no se dejaron intimidar y enlazaron sus pases siendo fieles a su estrategia y juego a lo largo de la temporada. Cuando el todopoderoso Tom Brady tomaba los mandos, los Eagles tampoco temblaron. Brandon Graham y la l¨ªnea defensiva frustraron ataque tras ataque, y consiguieron atragantar al mejor equipo atacante de la NFL.

Los Pats tiraron de car¨¢cter y tampoco desplegaron nerviosismo pese a ir por debajo en el marcador la amplia mayor¨ªa del encuentro. En el tercer cuarto, despu¨¦s de una discreta actuaci¨®n de Justin Timberlake en el half-time show, Brady reactiv¨® a los suyos y los de Boston recortaron distancias. Con paciencia, los de Boston lograron perforar la robusta defensa de filadelfia y, en el ¨²ltimo cuarto, Rob Gronkowski, el ala estrella de New England, culmin¨® una buena jugada con una corta carrera para marcar su segundo touchdown. Con un punto de ventaja en el electr¨®nico, los entrenadores de los Patriots miraron con alivio a Brady.

Faltaban dos minutos para el final del encuentro. Con el marcador ajustado en 32-33 a favor de los Pats, comenz¨® el juego mental y la estrategia. En Boston muchos seguidores confiaban en que su equipo, ganador de cinco Super Bowls frente a ninguna de los Eagles, hiciera uso de su veteran¨ªa para solventar el partido. Las miradas estaban puestas en el mago Brady, uno de los mejores quarterbacks de la historia de la NFL. Tras la fren¨¦tica remontada contra los Falcons el a?o pasado, la misi¨®n de Boston parec¨ªa factible.

Se equivocaron. Atacaban los Eagles y Foles no fall¨® ante la presi¨®n. Con templanza y paciencia, se movi¨® ¨¢gilmente esquivando bloqueos para servir pases largos y cortos a sus receptores. Uno de ellos aterriz¨® en los guantes de Zach Ertz, joven promesa de Filadelfia, que con un espectacular salto por encima de su defensor, se tir¨® de cabeza a por el touchdown. 38-33 ganaba Filadelfia. La posesi¨®n era de los Pats y con una anotaci¨®n lograr¨ªan los seis puntos necesarios para llevarse la Super Bowl por sexta vez y convertirse en uno de los dos equipos en conseguir el t¨ªtulo nacional en la historia.

Corr¨ªan los segundos, Brady sosten¨ªa la pelota confiado y estudiaba sus opciones de pase. Los 66.000 espectadores del estadio US Bank de Minneapolis rug¨ªan. Y en vez de deslumbrar el quarterback, lo hizo la mejor defensa de la NFL, demostrando hasta el ¨²ltimo segundo porque se hab¨ªan ganado un hueco en la historia. Graham se deshizo de su marcador, lleg¨® a la posici¨®n de Brady y con un manotazo tir¨® el bal¨®n al suelo y derrumb¨® las esperanzas de New England. El mariscal blanquiazul cay¨® tendido al suelo y los Eagles sellaron su hist¨®rica victoria.