Griezmann y Oblak consuman el molde m¨¢s italiano del Atl¨¦tico para derrotar al M¨¢laga
El franc¨¦s adelanta a los rojiblancos a los 40 segundos y condiciona un partido con m¨¢s sudor y seriedad t¨¢ctica que f¨²tbol
Un zarpazo de Griezmann a los 40 segundos, mucho trabajo, solidez y una buena parada de de Oblak. Un cl¨¢sico partido de 0-1 del Atl¨¦tico. Suficiente para los futbolistas de Simeone, encaramados a la segunda plaza a la espera de que la suma de su regularidad y un traspi¨¦ del Bar?a encienda un pelo m¨¢s la disputa por el t¨ªtulo. Demasiado para los jugadores del M¨¢laga esa versi¨®n marm¨®rea de los rojiblancos. Correr, corrieron y mucho los dos equipos. Jugar, jugaron poco. As¨ª se que se engendr¨® un encuentro con m¨¢s zapa que f¨²tbol. No se desorden¨® nunca el M¨¢laga, que jug¨® demasiado atado, como si no hubiera recibido ese gol tempranero que escribi¨® ya el gui¨®n del resto del partido. Un tanto bien rapi?ado y mejor definido por Griezmann. Al franc¨¦s se le encendi¨® la luz de los goleadores al salir embalado a recoger un intento de disparo de Sa¨²l desde fuera del ¨¢rea. Esas d¨¦cimas le dieron para anticiparse a los centrales del M¨¢laga y superar a Roberto con un toque picado y suave. La delicadeza de su definici¨®n y su dedicatoria al infantil del Alzira fallecido fue lo m¨¢s emotivo que se vio en toda la tarde en La Rosaleda.
Arriesg¨® poco Jos¨¦ Gonz¨¢lez en su propuesta. Necesitar¨¢ algo m¨¢s si quiere evitar un descenso que parece cantado. No basta con la necesidad de evitar que a su equipo no se le salten las costuras. De alguna manera, sobre todo en el primer tiempo, le concedi¨® al Atl¨¦tico un partido en el que se siente c¨®modo. Mucho f¨²tbol directo, segundas jugadas y pocos gestos t¨¦cnicos para recordar. Un tost¨®n mirando a la pelota. F¨²tbol de mono observando el empe?o por no desfigurarse de uno y otro. Los casos de Vitolo y Diego Costa ejemplificaron el ¨¢spero duelo. Al canario se le vio m¨¢s en defensa que en ataque. Para ¨¦l no es mala se?al, porque esa vertiente hay que mostrarla que se tiene para que Simeone abra la puerta del once a cualquiera. Fue protagonista de choques y faltas laterales en su partido de jornalero. El mismo que vivi¨® Diego Costa, fajador m¨¢s que percutidor y goleador.
Tuvo mucho el Atl¨¦tico de ese equipo en el que sus centrales no padec¨ªan y apenas eran encarados. Nadie vivi¨® mejor esa versi¨®n que Miranda y God¨ªn. La brega en la ocupaci¨®n de los espacios del resto del equipo les permit¨ªa jugar siempre en ventaja contra los delanteros rivales, casi siempre receptores de espaldas a porter¨ªa de balones largos. Gim¨¦nez y Lucas fueron esa sensaci¨®n en La Rosaleda. Firmes, salieron ganadores de la mayor¨ªa de balones frontales que tuvieron que disputar.
Se autodestruyeron los dos equipos en su exceso de rigor. A los dos les falt¨® precisi¨®n para armar juego cuando lo intentaron. Al Atl¨¦tico no le daba el pie de sus futbolistas para armar contras. Ninguno de sus centrocampistas sigui¨® en ataque al entonado de Griezmann. En esta clase de citas tan presididas por la seriedad t¨¢ctica da igual que Simeone alterne sus f¨®rmulas de inicio o las altere durante el partido. Es lo mismo el Atl¨¦tico que se abre por fuera que se cierra por dentro para atacar. Un d¨ªa juega con Carrasco y Correa abiertos en las bandas y otro con Vitolo y Koke, pero cuando el partido sale tan italiano el brillo no aparece por ning¨²n lado. Bueno s¨ª, en el luminoso del marcador.
Si al Atl¨¦tico le falt¨® precisi¨®n, al M¨¢laga le pes¨® la ausencia de atrevimiento y descaro. Se qued¨® en una salida m¨¢s vigorosa en el segundo acto apagada por Oblak con otro de sus vuelos imposibles a la escuadra a lanzamiento de falta de Rosales. Ah¨ª se qued¨® todo lo m¨¢s rese?able del partido, que casi empez¨® como acab¨®, 0-1 y a correr mucho y jugar poco.
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