El ¨²nico gol del equipo de hockey femenino coreano unificado
La selecci¨®n que juntaba jugadoras del Norte y del Sur consigue marcar en su ¨²ltimo partido de los Juegos, aunque suma su tercera derrota contra Jap¨®n (4-1) y queda eliminada
La selecci¨®n coreana unificada de hockey femenino, en la que compiten jugadoras del Norte, del Sur y estadounidenses y canadienses de doble nacionalidad, cay¨® este mi¨¦rcoles contra Jap¨®n por 4-1. Era el ¨²ltimo partido en los Juegos Ol¨ªmpicos de Invierno de Pyeongchang para un equipo que, pese haber perdido por goleada cada uno de sus encuentros, ha cautivado al mundo y encarnado m¨¢s que nadie el esp¨ªritu de estos ¡°Juegos de la Paz¡± en Corea del Sur.
Estadounidenses y norcoreanas peleando codo con codo contra Jap¨®n. Una situaci¨®n impensable en cualquier situaci¨®n, menos en estos Juegos. El partido ten¨ªa morbo desde antes de empezar. Corea y Jap¨®n no solo compet¨ªan en la cancha. Ambos arrastran una larga rivalidad hist¨®rica, desde que el imperio japon¨¦s coloniz¨® Corea entre 1910 y 1945, y tambi¨¦n mantienen una agria disputa territorial sobre las islas que Se¨²l conoce como Dokdo y Jap¨®n como Takeshima. Pese a que ninguno de los dos equipos contaba con opciones de seguir en la carrera ¡ªCorea perdi¨® contra Suecia y Suiza por 8-0 en los dos primeros encuentros¡ª, en el pabell¨®n de hockey de Gangneung el lleno era absoluto.
Al final, hubo motivos de alegr¨ªa para todos. Fue el partido m¨¢s igualado de la serie, y pese al resultado Corea puso en apuros en m¨¢s de una ocasi¨®n a su rival. Jap¨®n consigui¨® su primera victoria ol¨ªmpica en la modalidad de hockey femenino. Y Corea consigui¨® marcar su ¨²nico gol de la competici¨®n, por obra de la coreano-estadounidense Randi Hesoo Griffin, entre el estallido de j¨²bilo del p¨²blico, que salt¨® a agitar las banderas blanca y azul de la unificaci¨®n.
En las gradas, docenas de las animadoras que Corea del Norte ha enviado a alentar a sus atletas en estos juegos entonaban al un¨ªsono canciones tradicionales y lemas en favor de la unificaci¨®n, perfectamente sincronizadas y todas ellas vestidas exactamente igual, en uniformes blancos, rojos y azules y gorro con pomp¨®n a juego.
¡°Definitivamente, creo que ha sido el mejor partido que hemos disputado en estos Juegos¡±, declaraba la entrenadora del equipo coreano, la canadiense-estadounidense Sarah Murray, en una rueda de prensa. ¡°Las jugadoras no se rindieron. Sab¨ªan que era el partido que ten¨ªamos que ganar. Lo sacrificaron todo para llegar a hoy¡±.
Pese a no haber logrado m¨¢s que un gol en sus tres partidos, el equipo de 23 surcoreanas y 12 jugadoras del Norte ha sido una de las grandes estrellas de estos Juegos. El presidente surcoreano, Moon Jae-in, y la hermana del l¨ªder norcoreano Kim Jong-un, Kim Yo-jong, asistieron juntos al encuentro de presentaci¨®n. Los medios internacionales le han dedicado una enorme atenci¨®n, e incluso una miembro estadounidense del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, Angela Ruggiero, ha llegado a pedir para ellas, en un arranque de entusiasmo, el premio Nobel de la Paz.
Era una gran presi¨®n en condiciones dif¨ªciles. Despu¨¦s de que las conversaciones de alto nivel entre las dos Coreas en enero acordaran que ambos pa¨ªses desfilaran juntos en la inauguraci¨®n y compitieran con un equipo unificado de hockey femenino, los dos grupos de jugadoras apenas tuvieron dos semanas para adaptarse las unas a las otras.
Una tarea dificultada, seg¨²n ha explicado Murray, por las exigencias del acuerdo ¡ªen todo momento deb¨ªa de haber en la cancha tres jugadoras del Norte¡ª, las diferencias t¨¦cnicas entre ellas, pero tambi¨¦n por la falta de convivencia ¡ªlas norcoreanas se alojaban con el resto de la delegaci¨®n de atletas de su pa¨ªs, en un edificio separado¡ª e incluso las diferencias en el idioma. Despu¨¦s de 65 a?os de separaci¨®n, la lengua com¨²n coreana ha evolucionado de manera diferente en cada mitad de la pen¨ªnsula. El vocabulario de hockey es muy diferente: si en el sur toma prestados abundantes t¨¦rminos del ingl¨¦s, en el norte esas palabras son completamente desconocidas.
¡°Despu¨¦s de que se tomara la decisi¨®n de combinar los equipos, nos convertimos en un equipo y empezamos a trabajar pensando en los Juegos¡±, explic¨® la entrenadora. ¡°Hemos hecho lo que hemos podido en una situaci¨®n complicada. Nuestros partidos no eran una declaraci¨®n pol¨ªtica. Simplemente, ¨¦ramos un equipo jugando al hockey y hemos intentado jugar lo mejor que sabemos con la lista de jugadoras que ten¨ªamos¡±.
El p¨²blico surcoreano se lo ha agradecido. En un primer momento, el anuncio de la fusi¨®n de los dos equipos fue acogido con enorme reticencia. Las jugadoras del Sur, seg¨²n lo ve¨ªa la opini¨®n p¨²blica, hab¨ªan pasado dos a?os prepar¨¢ndose duramente para estos Juegos, ?por qu¨¦ incluir a ¨²ltima hora a jugadoras del Norte, cuyo pa¨ªs mantiene cientos de misiles apuntados hacia el Sur y desarrolla un programa nuclear pese a las sanciones internacionales?
Pero, una vez comenzada la competici¨®n, y con el entusiasmo despertado por el desfile de las dos delegaciones bajo una ¨²nica bandera, esas suspicacias desaparecieron en su mayor parte. Los gritos de entusiasmo del p¨²blico en el pabell¨®n ¡°eran tan fuertes despu¨¦s de que Randi marcara, que no nos pod¨ªamos o¨ªr lo que dec¨ªamos en el banquillo¡±, contaba Murray.
¡°Es una pena que el equipo unificado no haya tenido mucho tiempo para entrenarse junto, pero la idea ha sido buena, en mi opini¨®n¡±, dec¨ªa a Reuters Ra Jong-tae, un funcionario municipal.
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