Lo que diga Neymar
El futuro del proyecto m¨¢s fara¨®nico de la historia, el del PSG, depende de la eliminatoria ante el Madrid, ese equipo que de las Ligas se va solo, pero de las Copas de Europa hay que echarle
Hab¨ªamos llegado a la conclusi¨®n de que el Madrid estaba muerto. No solo sus aspiraciones de ganar el t¨ªtulo de Liga eran inexistentes, sino que, ag¨¢rrense, podr¨ªa tener problemas incluso para alcanzar el cuarto puesto. De la Copa fue despedido tras sufrir los rigores de un sorteo que le hab¨ªa emparejado con el Fuenlabrada, el Numancia y el Legan¨¦s, que se dice pronto. Y de la Champions, ay la Champions. Ning¨²n futuro le esperaba en ese su torneo teniendo en cuenta que ten¨ªa que medirse con esa m¨¢quina de jugar al f¨²tbol llamada PSG, capaz de marcar ocho goles al Dijon, seis al Toulouse, otros seis al Rennes¡ Rivales todos, como es bien sabido, de reconocida enjundia. S¨ª, el Madrid estaba eliminado antes incluso de jugar contra el temido rival franc¨¦s. Eran el equipo de Zidane, y Zidane mismo, unos finados, mientras sus aficionados sufr¨ªan, bien en silencio o bien a grito pelado, y una legi¨®n de especialistas se convert¨ªan en pla?ideras preventivas. Fue entonces cuando el muerto, que estaba de parranda, hizo honor a una frase, tan de frases como era, de aquel John Benjamin Toshack que en un par de ocasiones dirigi¨® al equipo, y que a ra¨ªz de la supuesta dificultad de un partido declar¨®, firme y sereno: ¡°Esto es el Madrid, esto es el Bernab¨¦u y esta es la Copa de Europa¡±. Pues eso.
Porque sucede, aunque lo hab¨ªamos olvidado, que de las Ligas el Madrid se va solo, pero de las Copas de Europa hay que echarle. A garrotazos, si puede ser. As¨ª que se present¨® el PSG en Chamart¨ªn como si del hombre del saco se tratara, tanto era el p¨¢nico que provocaba en algunas huestes madridistas. Lo que ocurri¨® es de sobra conocido. El Madrid lo pas¨® mal, muy mal, pero agarrado al peque?o hilillo de vida que a¨²n le quedaba, y a los cambios de Zidane, que al parecer acert¨® por primera vez (de ah¨ª que solo tenga ocho t¨ªtulos), sali¨® no solo indemne del conflicto, sino con un resultado (3-1) que le da aire para el partido de vuelta. El encuentro dej¨® al equipo blanco con el colmillo afilado, que es como suele manejarse en esta competici¨®n, y al PSG envuelto en un mar de dudas. Y si de interrogantes hablamos, todos se dirigen a su entrenador, Unai Emery, a quien en Francia le han dado palos hasta borrarle el apellido. Pero Emery, hombre prudente, no tuvo mejor idea que quejarse amargamente del ¨¢rbitro, que no benefici¨® precisamente a su equipo. Y lo hizo ¨¦l, Emery, el mismo que cuando la pasada temporada perdi¨® 6-1 en el Camp Nou y fue eliminado de la Champions, con un arbitraje cuya definici¨®n no acaba uno de encontrar por m¨¢s que busque en el diccionario, declar¨®: "Las decisiones arbitrales, no s¨¦ si acertadas o no, nos han perjudicado".
Emery lleg¨® a Par¨ªs en 2016 para darle vuelo a un proyecto construido por los dirigentes del club, esto es, por Qatar. Apareci¨® avalado por sus ¨¦xitos al frente del Sevilla, con el que hab¨ªa conseguido ganar tres Ligas Europa consecutivas. Su primera temporada en Francia fue un fiasco monumental. Hab¨ªa encadenado el equipo cinco t¨ªtulos de Liga consecutivos, pero con ¨¦l al mando se acab¨® la racha. Luego lleg¨® la hecatombe ante el Bar?a en un partido estelar de Neymar. As¨ª que el jeque, o qui¨¦n sabe si el emir, decidi¨® que ser¨ªa Neymar quien por fin, de una vez, har¨ªa grande al PSG. Y a Par¨ªs se fue con el grupo de amigos que le acompa?an a todos lados, de profesi¨®n par¨¢sitos. Pronto empezaron los problemas, primero con Cavani y luego con otros compa?eros. ?La raz¨®n? Neymar hac¨ªa lo que le daba la gana. Pod¨ªa ir a entrenar, o no. Pod¨ªa jugar, o no. Pod¨ªa volver en la fecha prevista de un viaje, o no. Y Emery diciendo am¨¦n porque no puede decir otra cosa. El PSG ganar¨¢ la Liga de Francia goleada va, goleada viene, pero el futuro del proyecto m¨¢s fara¨®nico que jam¨¢s en la historia construy¨® un club depende de un partido. El de la Champions. El del Madrid. En el que solo si Neymar despliega toda su magia, que es infinita, el PSG puede eliminar a los del difunto Zidane y salvar as¨ª, adem¨¢s del proyecto, la cabeza de Emery. O no. Lo que diga Neymar.
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