C¨®mo enamorarse de las ¡®fatbikes¡¯
Un descenso inolvidable por las pistas de la estaci¨®n francesa de Le Mourtis
Llegue a la estaci¨®n de Le Mourtis, en la regi¨®n Haute-Garonne, en un viaje que comenz¨® en los Pirineos occidentales y terminar¨ªa en El Valle de Ar¨¢n. Porque Le Mourtis?tiene varios atractivos, y uno es que puedes tener la estaci¨®n para ti solito y disfrutar de un descenso por sus pistas con una fabulosa fatbike. Ya hab¨ªa conducido una fatbike en Finlandia, donde son muy populares debido a que es la mejor bicicleta para tener estabilidad en nieve, pero nunca me hab¨ªa arrojado ladera abajo con una y mucho menos en pistas de esqu¨ª. No me lo pens¨¦ dos veces, me apunt¨¦ a la actividad en cuanto conoc¨ª de su existencia mientras estaba en Luz-Ardiden ?Descenso por las pistas en fatbike!
Seis de la tarde en la coqueta estaci¨®n de Le Mourtis, justo en mitad entre el Mediterr¨¢neo y el Atl¨¢ntico. El d¨ªa hab¨ªa amanecido cubierto, pero a media tarde el sol hab¨ªa hecho acto de presencia. Todos los remontes estaban cerrados menos uno. Aunque este esperaba solo para una ¨²ltima subida a los cuatro ciclistas que nos dirig¨ªamos a Tuc de Pan, el pin¨¢culo de la estaci¨®n, con nuestras llamativas m¨¢quinas.
Mi primera preocupaci¨®n era tomar el telesilla con una bicicleta m¨¢s voluminosa de lo normal. No hay dificultad alguna, se agarra el cuadro, se sube la bici a pulso te sientas con la bici sobre tu regazo y se baja la barra de protecci¨®n. Cualquier novato, como yo, puede hacerlo. En la estaci¨®n superior, el operario reduce la velocidad para que puedas bajar con seguridad. As¨ª que uno de los principales desvelos estaba superado¡ despu¨¦s vendr¨ªan m¨¢s. Nos encontr¨¢bamos en el punto m¨¢s alto de la estaci¨®n, ansiosos por empezar, escuchando las instrucciones del gu¨ªa y con la leve incertidumbre de no saber c¨®mo responder¨ªan los frenos ante una pendiente pronunciada, cubierta de nieve y fr¨ªa.
Le Mourtis
Enclavada a tan solo 30 minutos del Valle de Ar¨¢n, Le Mourtis es una estaci¨®n peque?ita y coqueta cuyas pistas serpentean entre bosques del Pirineo franc¨¦s. Los pinares hacen que la experiencia de esquiar en Le Mourtis sea mucho m¨¢s c¨¢lida que en otras estaciones donde la monta?a carece de una piel forestal. Aparte del esqu¨ª y el snowboard, la estaci¨®n ofrece la experiencia de descenso y rutas con fatbikes, rutas con raquetas por un entorno natural donde es f¨¢cil encontrarse ciervos y corzos, la vertiginosidad del airboard o el esqu¨ª nocturno. Le recomiendo dormir en el H?tel chalet le Oursons, justo en la zona de esqu¨ª de los m¨¢s peque?os. Destaca por sus habitaciones con vistas a la monta?a muy confortables y un sal¨®n comedor donde la chimenea es el coraz¨®n del chalet. Y, para comer o tomarse una cerveza durante un descanso, Tuc de l'Etang, restaurante a pie de pista con una especialidad: la hamburguesa de vaca de la regi¨®n de Haute-Garonne con un pan que hacen ellos mismos. Impresionante.
Iniciamos el descenso por la pista La Promenade, una pista azul que solo tiene un par de tramos conflictivos. Sorprendentemente las ruedas se agarraban muy bien al terreno con el menor toque de frenos, incluso en una pronunciada y estrecha pala, la bici respond¨ªa bien. Cuando la estabilidad y la frenada est¨¢n garantizadas, la confianza y la diversi¨®n toman la iniciativa. Empezamos a soltarnos, sobre todo por las secciones m¨¢s anchas de la pista, la presi¨®n sobre los frenos hab¨ªa bajado varios newtons. Las ruedas cruj¨ªan sobre la nieve y la velocidad crec¨ªa paulatinamente. Giros, saltos y derrapes iban perfilando el descenso en una estaci¨®n completamente vac¨ªa. Nunca antes hab¨ªa tenido toda una estaci¨®n para mi solito¡bueno, compartida con tres riders m¨¢s, pero tampoco les prestaba mucha atenci¨®n. Al final de algunas cuestas, cuando el suelo se nivelaba, echaba el cuerpo hacia delante, apretaba el freno derecho bloqueando la rueda trasera, y la bici se atravesaba en el camino sin dejar de evolucionar. La nieve saltaba y la pista siseaba bajo las gruesas cubiertas. Pura diversi¨®n, te sientes como un pro del descenso.
Nuestra ruta serpenteaba por la cara norte de la estaci¨®n, adentr¨¢ndose por un bosque de pinos durante 400 metros, donde solo se escuchaba el viento y las ruedas aplastando los cristales de nieve. Una sensaci¨®n que solo se puede experimentar si se sale a la naturaleza y se atreve con una actividad como esta. Al final del bosque, La Promenade gira a la derecha, un toque del freno derecho, pie sobre la nieve como si fuese una tabla de esqu¨ª, la bici ligeramente tumbada y una trazada perfecta. Hab¨ªamos alcanzado la parte baja de la estaci¨®n.
Necesit¨¢bamos superar una explanada donde la pista l¡¯Etang se cruzaba con nuestra ruta. Nada complicado, dejar correr la bici, tomar velocidad para superar un peque?o repecho y continuar a nuestro punto de partida. Pero no ocurri¨® as¨ª. De repente las ruedas no respond¨ªan ni a los frenos ni al manillar. La nieve, en este punto de la estaci¨®n, hab¨ªa acusado los efectos del sol y estaba blanda. Era como intentar pilotar en mitad de un gran charco de aceite. No hab¨ªa m¨¢s remedio que sacar los pies e intentar equilibrar una bici que ahora se comportaba como un caballo desbocado. Esto tambi¨¦n formaba parte de la diversi¨®n.
Con la prudencia de un diplom¨¢tico en un conflicto internacional, conseguimos conducir las bicis hasta el final de la estaci¨®n. No quedaban ni cinco metros para salir de la pista a la carretera que baja hasta el club de ciclismo, cuando un ni?o de no m¨¢s de ocho a?os me sonri¨® y levanto la mano para saludarle. Yo respond¨ª a su saludo y justo la bici hizo su ¨²ltima cabriola. Derrape y ca¨ª en la nieve. El ni?o ri¨®, yo tambi¨¦n. Fue divertido, deb¨ª caerme m¨¢s veces en la bajada.
Descender con una fatbike fue el broche de oro a un d¨ªa perfecto de esqu¨ª. Regres¨¦ a mi alojamiento, un peque?o chal¨¦ en mitad de la estaci¨®n, cansado, pero con una gran sonrisa, completamente enamorado de esos monstruos de ruedas orondas, y pensando que la pr¨®xima temporada ten¨ªa que organizar una ruta de fatbikes de un par de d¨ªas... no s¨¦, quiz¨¢ por Escandinavia. Ya le contar¨¦...
'Fatbike', la bicicleta del aventurero
La primera vez que uno ve una fatbike se queda sorprendido y, por supuesto, quiere montarla. Es como ver uno de esos monstertruck con ruedas gigantescas que se utilizan en las "bestiales" competiciones que tanto gustan a los norteamericanos, ya sabe, donde se aplastan coches o se chocan entre los tuneados veh¨ªculos. Pero las fatbikes no se utilizan para luchar o aplastar otras bicicletas de monta?a, tiene una funci¨®n muy diferente.
Hay varias historias sobre su origen. Que si se dise?¨® en Nuevo M¨¦xico para cruzar el desierto, que si la primera fatbike se vio en el desierto del S¨¢hara, pero a m¨ª me ha llamado la atenci¨®n una foto en la edici¨®n inaugural de 1997 del ultra marat¨®n Iditasportalaska, que es una competici¨®n de invierno donde se combina running, esqu¨ª y el mountainbike durante m¨¢s de 200 millas por rutas de trineo de perros. En la foto se ve a un participante, que debi¨® sufrir mucho pedaleando por la nieve, y se present¨® con una bicicleta de monta?a modificada con tres ruedas en la parte trasera y tres ruedas en la horquilla delantera. Supongo que el paso l¨®gico fue ahorrarse cuatro ruedas y pasar del sextaciclo a una bicicleta de MTB , pero con llantas y cubiertas el triple de anchas.
B¨¢sicamente, eso es una fatbike, una mountainbike con llantas de entre 64 y 130 mm e infladas a baja presi¨®n, para que tengan muy buena tracci¨®n. Un modelo excelente para aventurarse por sitios donde el terreno no es muy firme, como nieve, arena, barrizales, pedregales y caminos o no-caminos llenos de todo tipo de obst¨¢culos. De momento, son las primeras bicicletas que se han usado para hacer una traves¨ªa por el Polo Sur en solitario, como la que realiz¨® Juan Men¨¦ndez Granados en 2013.
Claro que tampoco necesita irse al Polo Sur para disfrutar de una. Basta con que donde usted viva el entorno le pida una fatbike (nieve o playas kilom¨¦tricas). Son muy seguras y rebasan casi sin esfuerzo terrenos t¨¦cnicos para otras bicis, eso s¨ª, pesan bastante m¨¢s y sobre asfalto son lentas. Mi consejo es que adquiera una el¨¦ctrica, sobre todo para subidas¡ en Finlandia yo era el rey con una efatbike.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.