El repliegue en crisis
La selecci¨®n se entrena desde hace dos a?os para administrar las ventajas meti¨¦ndose en su campo, pero no logra su objetivo
Dice Julen Lopetegui, el seleccionador de Espa?a, que su equipo se organiza para tener el bal¨®n. Sus jugadores, sin embargo, introducen un matiz: se preparan para tener el bal¨®n, pero no siempre en campo contrario, y tambi¨¦n se preparan para encerrarse y contragolpear. Llevan dos a?os arrugando, trabajando en entrenamientos ¡ªa puerta cerrada siempre¡ª el repliegue. Orden¨¢ndose para tener la pelota, s¨ª, pero muchas veces en campo propio. Maniobrando para invitar a los rivales a subir a apretar al que tiene el bal¨®n como quien persigue un se?uelo, y saliendo en transiciones r¨¢pidas. Con pases de Alba, de Piqu¨¦, de Ramos, de Carvajal, o De Gea, incluso, que juegan para el punta de turno: Rodrigo Moreno hizo la labor de diana en D¨¹sseldorf y a ¨¦l fueron los pases.
Pases que saltaban l¨ªneas propias y ajenas. Pases con criterio y tambi¨¦n pelotazos, como esos lanzamientos bombeados de De Gea y Ramos a Isco, como si el peque?o malague?o pudiera batirse en el aire con Khedira y Hummels.
Espa?a es presa de una contradicci¨®n. Quiere tener el bal¨®n y quiere contragolpear. Quiere desdoblarse, lo que en el f¨²tbol suele conducir a la confusi¨®n y a la p¨¦rdida de confianza en las propias fortalezas. La selecci¨®n se prepara desde hace a?os para adquirir una herramienta que debe manipularse con extremo cuidado. Un recurso que no le ha servido, hasta ahora, para ganar los t¨ªtulos que la hicieron grande: 2008, 2010 y 2012.
San Petersburgo fue el escenario de la ¨²ltima prueba antes de Navidad. Contra Rusia, el equipo comenz¨® adelant¨¢ndose en el marcador, se repleg¨®, especul¨®, y acab¨® el partido con empate: 3-3. En D¨¹sseldorf se repiti¨® la secuencia. Espa?a sali¨® a presionar arriba. Lo hizo magn¨ªficamente bien, con una gran coordinaci¨®n de los diez futbolistas de campo y asumiendo riesgos que sabe manejar. Thiago e Iniesta subieron a presionar a Kimmich y Boateng, y dejaron que los dos centrales con Koke se quedaran mano a mano en campo abierto con ?zil, M¨¹ller y Werner. Esto es peligroso. Para Espa?a y, sobre todo, para el adversario. El resultado fue espectacular. Un cortocircuito generalizado desconect¨® a la defensa del mediocampo alem¨¢n, incapaz de gestionar la salida del bal¨®n. En pleno agobio se juntaron los especialistas en mover la pelota donde no cabe una china. Iniesta, Alba e Isco intercambiaron toques hasta que Iniesta vio al cuarto hombre. Ah¨ª estaba Rodrigo Moreno. Nada m¨¢s y nada menos que un falso nueve. Amagando que va hacia la pelota y desmarc¨¢ndose a la espalda del central. Iniesta es un rayo para ver estas cosas. Su pase dej¨® solo a Rodrigo, y el delantero del Valencia, que suma 16 goles en 35 partidos esta temporada con su club, dispar¨® al segundo palo sobre la salida de Ter Stegen. Fue el 0-1.
Baile breve
Corr¨ªa el minuto seis y aquello se parec¨ªa mucho a un baile. La hinchada visitante, congregada en un c¨®rner del estadio Espirit, cantaba entusiasmada. La gente se frotaba las manos pensando en que La Roja lograr¨ªa imponerse en suelo alem¨¢n por primera vez desde 1935 y, adem¨¢s, con lujos y prepotencia. No fue as¨ª. El baile se acab¨® porque Espa?a retras¨® la presi¨®n 50 metros primero y, despu¨¦s, cuando quiso volver a administrar la pelota, descubri¨® que le costaba m¨¢s de la cuenta. Suele suceder a los equipos con doble personalidad. Empiezan a hacer ciertas cosas y luego no logran hacer aquello que les distingu¨ªa.
El gol de M¨¹ller pasada la media hora corrobor¨® el desconcierto. Aprovechando que los espa?oles defend¨ªan metidos en su ¨¢rea, H¨¦ctor ensay¨® un pase sencillo al borde del ¨¢rea para el delantero del Bayern que arm¨® la pierna y envi¨® la pelota pegadita al palo. Iniesta intent¨® taparlo pero lleg¨® tarde. A nadie se le escapa que el manchego no naci¨® para defender la caverna.
Lopetegui replic¨® reforzando el perfil f¨ªsico del equipo. En la segunda parte cambi¨® a Iniesta por Sa¨²l, y donde antes maniobraron Silva y Moreno puso a Asensio a correr y a Costa a ejercer de nueve puro y duro.
El empate refuerza la estad¨ªstica de los optimistas: Espa?a sum¨® 17 partidos sin perder.
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