Islas Feroe, el parque tem¨¢tico 'outdoor' de Europa
Trekking por los dominios del dios n¨®rdico del viento
Por las ventanillas aparecen las monta?as que escoltan al avi¨®n hasta su aterrizaje. El paisaje es duro, frio, desolador. Nos recibe un d¨ªa gris arropado en un viento g¨¦lido nada m¨¢s salir del aeropuerto de Vagar. Vamos camino Bour, un peque?o pueblo en la misma isla para almorzar en una antigua posta comercial reconvertida en restaurante t¨ªpico fero¨¦s. No se ve un solo ¨¢rbol en todo el camino.
La comida en Bour deliciosa. Antes de dirigirnos a nuestro hotel, remontamos un poco m¨¢s por la costa sur de Vagar para ver la catarata Mulafossur, uno de esos puntos tur¨ªsticos. De repente sale el sol y la isla muta la piel, como un camale¨®n, de oro viejo a verde oscuro. Uno empieza a ser consciente de la belleza de estas monta?as que surgen de las entra?as del Atl¨¢ntico Norte.
Mulafossur, ahora con sol, es espectacular. El gu¨ªa nos explica que hay que tener cuidado con los golpes de viento, cerca del acantilado algunos turistas ya se han despe?ado hasta el mar helado. Ma?ana recibiremos m¨¢s raciones de esos golpes de viento.
5 cosas que he aprendido de las Islas Feroe
[1] las islas son un aut¨¦ntico un parque de atracciones para las actividades al aire libre. Ya sea bicicleta, tanto de monta?a y carretera, la pr¨¢ctica del senderismo, la escalada, surf o pirag¨¹ismo. Las posibilidades son infinitas mires a donde mires. Si tiene estos deportes entre sus favoritos, ¨¦chele un vistazo a las islas como destino.
[2] En una sola jornada puedes experimentar las cuatro estaciones. El tiempo cambia a una velocidad asombrosa. Aunque estando tan cerca del c¨ªrculo polar ¨¢rtico, el clima es bastante templado con una media de 3 ?C en invierno y 12 ?C en verano. Alli tienen un dicho "?No te gusta el clima? espera cinco minutos".
[3] La gente es fant¨¢stica, muy amable y abierta. En el 2014 National Geographic eligi¨® las Feroe como la comunidad isle?a m¨¢s atractiva del mundo entre 111 destinos insulares. Corroboro el fallo de National Geographic, sin pens¨¢rmelo dos veces. Un dato: casi no tiene delitos y ni una sola c¨¢rcel.
[4] La cocina es especialmente exquisita, sobre todo por el salm¨®n, su principal industria, y el cordero. Fant¨¢stica. Tambi¨¦n prob¨¦ ballena, como en una especie de cecina. Tiene un sabor¡ con car¨¢cter. N¨²mero de veces que la cat¨¦: 1; veces que la volver¨¦ a comer: 0.
[5] El paisaje es "pornogr¨¢ficamente" espectacular. Puedes tirar una foto al azar casi en cualquier direcci¨®n y las monta?as, los pastos, las cascadas, las gargantas, el oc¨¦ano, las casas, los puertos o las ovejas compondr¨¢n un panorama de postal.
Despu¨¦s de la vuelta tur¨ªstica nos dirigimos a Magenta Guesthouse, una antigua casa donde una vez los reyes de Dinamarca fueron recibidos para un almuerzo real. Ma?ana nos espera un trekking con escalada y rappel. Estamos en un viaje organizado por The North Face para la presentaci¨®n de su pel¨ªcula ¡°Land of Maybe¡±, donde James Pearson, escalador presente en el viaje y compa?ero m¨ªo de r¨¢pel, junto a Cedar Wright y Yuji Hirayama, intenta vencer el acantilado m¨¢s grande de Europa.
A la ma?ana siguiente salimos para Krosstindur, monta?a en la misma isla, que se alza vac¨ªa, cubierta con los pastos que cubren todas las Feroe, como si fuese un extra?o templo Zen. El ascenso es f¨¢cil, casi distendido. A nuestra derecha se extiende el mar, a nuestra espalda el pueblo de Sandavagur, con sus casitas de colores que asemejan a construcciones de Lego. El sol se asoma t¨ªmidamente entre las nubes grises filtrando rayos de luz y resaltando el Tr?llkonufingur, el ¡°dedo de la bruja¡±. Una roca de 313 metros de altitud que solo ha podido ser escalada dos veces en la historia, y que guarda la leyenda de un malogrado escalador que subi¨® a su cima en el siglo XIX para ondear la bandera de Dinamarca, pero que se despe?¨® intentando rescatar uno de sus guantes. La escena es de las m¨¢s agradecidas que puede encontrar un fot¨®grafo o un amante a la monta?a. La pendiente se pronuncia cada vez m¨¢s y el viento nos obliga a usar los cortavientos y ajustar capuchas. Llegamos a una planicie, donde el c¨¦firo racheado golpea y hace tambalearnos como bolos. Comienzan las primeras dudas, si el viento es algo m¨¢s fuerte no podremos proseguir hasta la cima. Continuamos trepando una monta?a que falsamente parece suave desde la cota cero. Llegamos a la cresta que separa el pico Krosstindur de H¨²safelli, de no m¨¢s de un 70 cm de ancha en la c¨²spide. La visi¨®n es hermosa y a la vez aterradora, con el mar por su cara este y el valle por el oeste. Y por ambos lados una ca¨ªda de unos quinientos metros. No es la longitud de la cresta o lo escarpado del terreno lo que hace la ruta ahora m¨¢s inquietante. Es el viento. Sin avisar, golpea racheado, provocando dar pasos en lateral y desplazamientos en la direcci¨®n contraria de la direcci¨®n. Uno podr¨ªa pensar que como barlovento est¨¢ de la parte de los acantilados, si caes al menos lo har¨¢s hacia el valle. El problema es que el viento no es constate, es como si el dios n¨®rdico del viento nos lanzase Jabs imprevistos por profanar sus dominios. El temor es desequilibrarse y, por reacci¨®n inconsciente, moverse en contra del viento con demasiado ¨ªmpetu. No hay lado bueno por donde caer.
J¨®hannus Hansen, el gu¨ªa de Reika Adventures, y los escaladores determinan que se puede pasar. Vamos evolucionando con pies de plomo, mientras esperamos que el viento no nos perturbe excesivamente. La visi¨®n es espectacular, pero tomar im¨¢genes se hace un poco complicado. Ganada la cresta, la tensi¨®n muscular se suaviza y alcanzamos el hito que corona el H¨²safelli sin mayor dificultad. El viento en la cima se muestra implacable, pero es el momento para relajarse y apreciar uno de los parajes m¨¢s extra?os y hermosos que se pueden contemplar. Estamos a 591 metros de altitud. Nos falta atacar el Malinstidur, la monta?a m¨¢s alta de la isla con 683 metros, pero el tiempo se nos echa encima. Hay que bajar. Me apunto el trekking m¨¢s divertido e inspirador que he realizado hasta la fecha en mi diario de viajero.
El descenso a cota 0 no es un paseo por los prados, pero casi. Un par de ovejas aut¨®ctonas de largas melenas nos observan con curiosidad. Por la tarde tenemos fiesta en el campamento base de The North Face, con sopa caliente, algo de bacalao y ballena en cecina, cerveza y un r¨¢pel de poco m¨¢s de 35 metros por Ravnagj¨®gv una de las gargantas m¨¢s negras, mojadas y sublimes de las Islas¡ , pero esa es otra historia.
Documental "Land of Maybe"
James Pearson, atleta de The North Face se enter¨® de que el acantilado m¨¢s grande de Europa nunca hab¨ªa sido escalado. As¨ª que ni corto ni perezoso, ni sin preparar mucho el tema porque la mayor¨ªa de las veces los proyectos no salen adelante, propuso a The North Face capitanear una expedici¨®n para vencer al coloso marino de 754 metros. Y The North Face dijo que s¨ª a bote pronto. Superada la sorpresa de una aceptaci¨®n tan tempranera, el escalador brit¨¢nico complet¨® el equip¨® con el norteamericano Cedar Wright y el japon¨¦s Yuji Hirayima y puso rumbo al Atl¨¢ntico Norte, hacia las islas Feroe, hacia un territorio bastante m¨¢s desconocido de lo que ¨¦l esperaba.
El acantilado se alza en el Cabo Enniberg, el punto m¨¢s septentrional de las islas. Con una altura de 754 metros. El acceso por mar y no siempre est¨¢ abierto, pero, adem¨¢s, la imponente pared escond¨ªa dificultades que pusieron a prueba la t¨¦cnica, log¨ªstica y preparaci¨®n emocional de los escaladores.
Tardaron 10 horas m¨¢s de lo calculado en alcanzar la cima. Los motivos fueron la cantidad de rocas sueltas, debido a los fuertes vientos y tormentas que azotan la pared. Adem¨¢s, en muchas repisas crece el pasto que enmoqueta toda la isla, y estos tapices mojados, aparte de resbaladizos, son sitios donde es dif¨ªcil asegurarse. Y luego estaban los propios habitantes del acantilado con los que no contaban los alpinistas: Las aves marinas que esperaban en sus nidos alojados en agujeros del acantilado, y cuyo patr¨®n de comportamiento defensivo es salir de repente y vomitar sobre el ¡°intruso¡±, al estilo de la ni?a del exorcista. Bueno, quiz¨¢ esto fuese lo m¨¢s divertido de la escalada y del documental, para nosotros, no para los escaladores claro... ellos se llevaron m¨¢s de un susto.
Land of Maybe, es el documental que recoge esta aventura, la tenacidad de james Pearson, la belleza de las islas, lo apasionante del reto del acantilado Enniberg, las dificultades en la pared y lo sublime que puede ser el deporte de la escalada en entornos tan sobrecogedores. Incluso si no est¨¢ interesado en la escalada, es muy agradecido de ver.
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