Roglic, ¡°el rey del esp¨¢rrago¡± en Lodosa
El esloveno gana la contrarreloj y es nuevo l¨ªder de la Vuelta al Pa¨ªs Vasco, mientras Landa cede m¨¢s de un minuto
A las 15.25, Primoz Roglic entr¨® en el templete donde esperaba Patrick Bevin desde las 14.54. Las normas de la carrera exigen que el ganador moment¨¢neo espere all¨ª hasta ganar o ser destronado. Bevin pens¨® en un rato de descanso con unos cuantos planos televisivos que nunca vienen mal. Cuando Roglic le abri¨® la puerta faltaban escasos segundos para que la etapa acabase y Bevin se fue de aquel templete con todo el aburrimiento en el cuerpo y el alma de un ni?o castigado sin postre, y un sonrisa en la boca, aunque siempre se esboza una sonrisa. Ninguno hab¨ªa perdido, pero uno, Roglic, se hab¨ªa situado para ganar la Itzulia, tras los dos enga?os que le tendi¨® Alaphilippe.
Clasificaci¨®n general
1. Primoz Roglic (SLO) 13h:41:26
2. Julian Alaphilippe (FRA) a 34
3. Bauke Mollema (HOL) a 1:33
4. Patrick Konrad (AUT) a 1:36
5. Gorka Izagirre (ESP) a 1:42
6. Emanuel Buchmann (ALE) a 1:48
7. Mikel Landa (ESP) a 1:51
8. Pello Bilbao (ESP) a 1:57
9. Nairo Quintana (COL) a 2:08
10. Ion Izagirre (ESP) a 2:11
A las cinco de la tarde, y a las cuatro y a las dos del mediod¨ªa, en Lodosa, en Sartaguda, en Sesma, en la cercana Mendavia, hay un fruto que simula a un pavo real humilde que nunca desordena sus alas. El esp¨¢rrago asoma, crucifica la tierra que le cr¨ªa y le oculta del sol para que el recogedor sepa que est¨¢ pidiendo la libertad parar estar en su punto. Si le da un poco el sol tampoco pasa demasiado: la punta se amorata delatando el descuido pero el sabor permanece. A las cinco, a las cuatro, a las dos de la tarde, en abril y mayo, reina el esp¨¢rrago con la humildad de los frutos cautivos que la mano del hombre libera para que cumplan su cometido. Pero abril y mayo no es lo mismo. Dice el refr¨¢n que ¡°el esp¨¢rrago de abril para m¨ª, de mayo para mi jefe y de junio para ninguno¡±, alguno m¨¢s radical elude al jefe y le env¨ªa directamente el esp¨¢rrago de mayo al caballo. Demasiado riguroso el cr¨ªtico popular. Entre esp¨¢rragos, los ciclistas exhib¨ªan sus cuerpos delgados que a¨²n no llaman a la compasi¨®n, aunque los esfuerzos empiezan a acumularse con las cl¨¢sicas.
Una huerta imparable que combina el esp¨¢rrago en primavera; el pimiento del piquillo, en oto?o; el melocot¨®n en verano, con la colecci¨®n de verduras cambiando durante todo el a?o. Las conserveras lo rodean todo desde que aquellos alemanes de mediados de siglo XX crearon la primera con la mirada torva de los lodosanos acostumbrados a la producci¨®n y distribuci¨®n familiar. Como los ciclistas, han evolucionado y como homenaje al esp¨¢rrago la contrarreloj recorr¨ªa sus 19,4 kil¨®metros, mitad y mitad con Sartaguda, donde languidece la vid y se fortalece el esp¨¢rrago. Dif¨ªcil correr as¨ª en un medio ambiente donde se asocian el verde, el marr¨®n y el rojizo de un campo en trabajos intensivos continuos entre la humedad y la mansedumbre del Ebro.
E intensivo era el trabajo de la contrarreloj, llana como una encimera, como el mar Menor cuando duerme y cuando se despierta. 19,2 kil¨®metros no eran para romper la vajilla de la Vuelta. Si acaso para organizarla, desterrar ya a algunos presuntos favoritos (otros ni siquiera se pusieron el antifaz). Esp¨¢rragos de junio esperando su otro momento de gloria. Una etapa que se defini¨® a la vuelta m¨¢s que a la ida. La carrera, llegando al kilometro 9,4, giraba 180 grados en Sartaguda. Una valla, una moto y algunos espectadores atend¨ªan ese giro. La escena recordaba a los antiguos encierros de las fiestas lodosanas cuando se vallaban las calles para las vaquillas pero el camino de vuelta era el mismo que el de ida. Llegadas las vaquillas al principio del campo abierto, las mujeres del pueblo las asustaban con sus gritos para que diesen media vuelta y volvieran al punto de salida. Siempre ocurr¨ªa lo mismo hasta que un a?o...
En la Itzulia, el polic¨ªa y los espectadores no deb¨ªan hacer nada. Por all¨ª pasaron los ciclistas, media vuelta y por la paralela, vuelta a casa. Tras esa vuelta fragu¨® su peque?a sorpresa, el neozeland¨¦s Bevin, que recuper¨® todo lo perdido en la ida, en el trayecto de vuelta donde, s¨ª, hab¨ªa dos o tres cuestas y quien sabe si el viento hizo alguna jugarreta. Venci¨® a todos... menos a Roglic, que a ¨²ltima hora le birl¨® un triunfo con el que quiz¨¢s llego a so?ar. Pero el esloveno se enfund¨® el maillot amarillo mientras otros ciclistas ya confirmaban que la Vuelta ni empezaba ni acaba para ellos: corr¨ªan por correr y porque hay que correr. El Sky ech¨® el resto con Castroviejo (3?), Kwiatkowski (4?), Kiryienka (5?) y De la Cruz (7?). Parec¨ªa una contrarreloj por equipos. La del Movistar, no. Mikel Landa cedi¨® 1,07 minutos a Roglic y Quintana, 1,09. Queda mucho pero parecen demasiados.
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