Di Francesco, una apuesta de Monchi contra la historia
El entrenador de la Roma, elegido por el espa?ol, fue el impulsor de la victoria que enloqueci¨® a la ciudad con un cambio de sistema y mentalidad
En la hemeroteca giallorossa no figuraban ese tipo de gestas. Hab¨ªa que retroceder 34 a?os para acordarse de unas semis de Champions, las que precedieron en 1984 a la final perdida contra el Liverpool. La historia no permit¨ªa so?ar el martes. De modo que la ciudad, acostumbrada al lamento romano de que nunca nada funciona cuando lo necesitas, vivi¨® con parsimonia las horas previas de un partido contra el Bar?a que se daba por amortizado. Los aficionados desfilaron por la orilla del T¨ªber hacia el Ol¨ªmpico con la principal inquietud de mantener vac¨ªa la enfermer¨ªa para el derbi contra la Lazio del domingo. Las sensaciones en el vestuario, transcurr¨ªan, por otro lado.
Eusebio Di Francesco, gran apuesta de Monchi en el banquillo a falta de fichajes de campo con su sello el pr¨®ximo verano, ten¨ªa un plan. Ambicioso, romanista hasta la m¨¦dula ¡ªintegrante del ¨²ltimo scudetto ganado en 2001¡ª y con la dosis suficiente de locura para un partido de este tipo, crey¨® en la remontada (palabra adoptada en Italia tras los cruces entre Inter y Bar?a de 2010 y hoy transformada en ¡°Romantada¡±). ¡°Cre¨ªamos en ello. Pero ahora no podemos contentarnos, siempre se puede celebrar algo m¨¢s importante. La mentalidad ha sido la gran diferencia¡±, concluy¨® al final. Una idea, la de no conformarse, que suena a nuevo en Trigoria.
El due?o de la Roma termin¨® dentro de una fuente
El due?o de la Roma, el magnate estadounidense James Pallotta, poco amado por su afici¨®n y silbado al principio del partido por la Curva Sur, termin¨® ba?¨¢ndose vestido en la fuente de la piazza del Popolo y prometiendo que la Roma tendr¨¢ por fin su nuevo estadio y un patrocinador estampado en el pecho. Tras la gesta del martes, su equipo vuela en la Champions y en Bolsa, donde ha subido un 20% despu¨¦s de la victoria.
En su ofensiva por ganarse a la afici¨®n y a los romanos, ayer fue a ver a la alcaldesa de la ciudad, Virginia Raggi, y don¨® 230.000 en compensaci¨®n por su ba?o ¡ªlas multas suelen ser algo m¨¢s bajas¡ª para restaurar la fuente de la plaza del Pante¨®n.
Casi todos los clubes tienen una noche m¨¢gica para invocar ante este tipo de emergencias. Para la fe de Di Francesco, sin embargo, no hab¨ªa pruebas. De modo que el s¨¢bado, tras la derrota contra la Fiorentina, pas¨® la noche d¨¢ndole vueltas al sistema y decidi¨® ¡ªqu¨¦ paradoja¡ª modificarlo para jugar con una defensa de tres: como en las grandes noches del Bar?a. ¡°Soy un loco. Me gusta tomar riesgos. Con el cambio de sistema me hubieran llovido los palos si hubiera ido mal. Pero ha sido una gran satisfacci¨®n¡±. No se sent¨® ni un segundo en el banco durante el partido y convenci¨® a Dzeko de que pod¨ªa con Umtiti, Piqu¨¦ y diez m¨¢s como ellos. Pero tambi¨¦n a De Rossi y a Manolas (termin¨® llorando), que cavaron la tumba de la Roma en la ida marc¨¢ndose en propia puerta, de que ayer tambi¨¦n pod¨ªan hacerlo en la porter¨ªa contraria.
Monchi, que protegi¨® a Di Francesco en los peores momentos de esta temporada, reconoci¨® el m¨¦rito de su apuesta. ¡°Ha sido su victoria. No ha sido f¨¢cil para ¨¦l cambiar el sistema, pero estaba convencido. Y eso quiere decir que es un entrenador fuerte¡±. Pero era tan dif¨ªcil, que muchos aficionados ni siquiera lo cre¨ªan con el 3-0. Algunos ten¨ªan en la cabeza el intento de remontada contra el Slavia de Praga en unos cuartos de la UEFA en 1996, noche en la que todo el esfuerzo se fue por el desag¨¹e en el ¨²ltimo minuto. Por eso ayer, cuando en el minuto 92 Dembel¨¦ vio a Alisson adelantado y dispar¨® desde fuera del ¨¢rea, medio estadio? pens¨® que hab¨ªa terminado.
Tras el minuto 94, Roma se liber¨® del peso de su historia. Hubo fiesta en el campo y fuegos artificiales en la ciudad. La afici¨®n, ahora enloquecida, deshizo su peregrinaje T¨ªber abajo para gritar el triunfo desde el Trastevere a Testaccio. En los luminosos de los autobuses, donde normalmente aparece el n¨²mero de l¨ªnea y el destino, pod¨ªa leerse en romanesco: ¡°?Daje Roma!¡±.
El mi¨¦rcoles por la ma?ana, en todos los sem¨¢foros desde alg¨²n coche sonaba a todo trapo el himno Antonello Venditti. Excepto de la Lazio, hubo felicitaciones del Milan, Inter, Fiorentina o Juve. La victoria de la Roma ante uno de los dos equipos que ha mandado en la ¨²ltima d¨¦cada en Europa devolv¨ªa una gran dosis de orgullo al perjudicado calcio italiano. La Juve tiene ahora el testigo de la gesta romana. Pero como dec¨ªa un conocido locutor radiof¨®nico, despu¨¦s de la noche m¨¢gica del martes, ser¨¢ como volver a presentarse en Troya con un caballo de madera y esperar que nadie sospeche nada.
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