Descorchados
La amenaza de implosi¨®n de hace unos meses permanece desactivada por la expectativa europea tras una liga para olvidar del Real Madrid
El Madrid lleg¨® a M¨¢laga arrastrando los polvos de la Champions, al menos Zidane, que todav¨ªa no est¨¢ al tanto de las ¨²ltimas teor¨ªas, la m¨¢s s¨®lida de todas: puede que fuese penalti, pero eso no se pita en el minuto 93. ?sta es una rama de la ciencia futbol¨ªstica que viene teniendo ¨¦xito desde hace a?os para referirse al Madrid: cosas que son pero no deber¨ªan ser.
Zidane se queja, en fin, de pol¨¦micas que a muchos madridistas est¨¢n rejuveneciendo una d¨¦cada. Y se ve que al Madrid una d¨¦cada no, pero s¨ª al menos una temporada, por lo demostrado en M¨¢laga. Arruin¨® al rival jugando como el a?o pasado, ahog¨¢ndolo con la pelota y disfrutando en momentos ins¨®litos de un f¨²tbol tranquilo y feliz. Todo ello acab¨® en la jugada del segundo gol: un amago de Benzema, que parece que va a disparar y hace un cambio de pierna para dejar a Isco solo, el pase del malague?o y Casemiro a puerta vac¨ªa. Un juego descorchado.
Isco hab¨ªa abierto el partido con una falta como la que dispar¨® contra Italia con la selecci¨®n. Hasta ah¨ª persigui¨® el recuerdo de la Juve al Madrid. Tambi¨¦n Vallejo, m¨¢s ordenado, menos nervioso, lo evocaba; si el mi¨¦rcoles pareci¨® haber salido al campo con la camisa por debajo de la camiseta, de pura excitaci¨®n nerviosa, ayer hasta se cruz¨® en el camino de Navas en un centro que casi le cuesta la cabeza. Jug¨® Theo, que no consigue hacer otra cosa que correr de arriba a abajo: es como tener un hip¨®dromo en la banda, ajeno a todo. Y un poco Ceballos, al que se extra?a como a un amor reciente, algo que est¨¢ a punto de suceder y nunca pasa.
Pero el partido, especialmente en el segundo tiempo, lo llevaron entre Isco y Benzem¨¢. El franc¨¦s es como si ya se hubiese resignado a no marcar, y eso le quitase un peso de encima. No hay punter¨ªa y parece que ya ni siquiera hay ganas de tenerla; lo que sigue habiendo es un particular universo moral cerca del ¨¢rea en el que todas las decisiones son correctas y enganchan al resto de compa?eros.
Es curioso este juego. La amenaza de implosi¨®n de hace unos meses permanece desactivada por la expectativa europea tras una liga para olvidar. Y sin embargo, pese a la dificultad de la machada (tres Copas de Europa seguidas) la sensaci¨®n es que el Madrid podr¨ªa permitirse un a?o sin t¨ªtulos sin abrir una de esas crisis legendarias con las que amenizar el verano. Tambi¨¦n es verdad que las sensaciones, a las que ya se dedicaron en su momento un art¨ªculo, son esas cosas que se tienen antes de los resultados.
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