M¨²sica, tarteras y ¡®runners¡¯ para calentar la final
Las Fan Zone de Sevilla y Barcelona recogen sin altercados a las aficiones de ambos equipos antes de la celebraci¨®n del encuentro en el Wanda Metropolitano
Son las once de la ma?ana y un hombre, de unos 35 a?os, se acerca corriendo hacia su coche en el Paseo Ginebra de Madrid.
-"?Llego in extremis no?", le pregunta a un polic¨ªa.
-"Pues s¨ª, porque el siguiente eras t¨²", responde el agente.
-"Lo quito ahora mismo, que me imagino que esto ser¨¢ un foll¨®n de aqu¨ª a nada", tercia el conductor, que se sube a su Citro?n C3 y abandona la zona evitando una multa segura.
Un minuto m¨¢s tarde.
-"Solo vengo a entregar dos pedidos", le comenta un repartidor de comida r¨¢pida a otro polic¨ªa. Accede al portal, hace la entrega y se marcha, este tambi¨¦n libre de cargas.
Unos metros m¨¢s adelante dos furgones de la Polic¨ªa cierran el paso a cualquier veh¨ªculo. Es la entrada de la Fan Zone que ha desplegado el Barcelona en Madrid para albergar a los m¨¢s de 25.000 aficionados azulgrana que se espera que lleguen a la capital para ver la final de Copa. ¡°Esto de tener que ir a por la entrada hasta all¨¢ es un l¨ªo¡±, reconoce uno de los empleados del club que custodia el espacio. Y es que quienes no lo hicieran ayer, deber¨¢n recoger las entradas para el partido en el IFEMA entre las 9 de la ma?ana y las 20 de la tarde de hoy. A su alrededor, decenas de runners y ciclistas aficionados corren alrededor del recinto. ¡°?Joder con el caballito!¡±, se queja uno de ellos al verse obligado a esquivar un obst¨¢culo org¨¢nico de generosas dimensiones.
Una hora despu¨¦s, la cola para acceder a la Fan Zone ha ganado peso. El cacheo por parte de los polic¨ªas desplegados a la zona es exigente. Se revisan una por una a todas las personas, sus mochilas e incluso el contenido de sus monederos es objeto de examen. No se produce ning¨²n conflicto. Una vez dentro el Barcelona ofrece a sus aficionados todo tipo de actividades. Desde pruebas para demostrar sus reflejos hasta distintos paneles con los que realizarse fotograf¨ªas. La caseta con m¨¢s ¨¦xito es la que permite realizar un lanzamiento de penalti virtual. De conseguir el gol te regalan una bufanda. La cola para intentarlo es grande.
A unos 35 minutos de distancia a pie y con el Wanda Metropolitano, sede de la final, en el mismo centro del recorrido, se encuentra el espacio para la afici¨®n del Sevilla. La explanada, cerca del Parque de Canillejas, es de arena fina, color harina. Dentro hay innumerables lugares para beber y comer, un puesto para comprar ropa del club y un escenario. No hay m¨¢s actividades. Tampoco parecen echarlas en falta los sevillistas desplazados hasta all¨ª (unos 20.000 seg¨²n las cifras oficiales). A diferencia de lo que ocurr¨ªa en la zona del Barcelona, m¨¢s residencial, en los aleda?os se agolpan una multitud de mesas de camping con tarteras repletas de comida para aguantar hasta la hora del partido, las 21.30. ¡°Estamos aqu¨ª, junto a la entrada¡±, le comenta por tel¨¦fono un sevillista a un interlocutor que trata de aparcar lo m¨¢s cerca posible. Misi¨®n complicada teniendo en cuenta el escaso espacio disponible. Eso s¨ª, el claxon suena de lo lindo y m¨¢s de un afortunado con plaza de aparcamiento deja la ventanilla bajada y pone a todo volumen los c¨¢nticos cl¨¢sicos del sevillismo.
¡°Despu¨¦s tenemos la localidad ah¨ª, as¨ª que quedamos en la puerta para no liarnos¡±, le comenta una madre a sus tres hijos. El Wanda Metropolitano luce los escudos de ambos equipos en su enorme pantalla central. La escasez de atrezo en sus alrededores le convierten en un destino de f¨¢cil acceso. ¡°?Aunque hemos dejado a muchos familiares y amigos en Sevilla, disfrutando de la Feria de Abril, vamos a traerla un poquito para aqu¨ª!¡±, grita el speaker del club, subido a lo alto del escenario. Suenan Los del R¨ªo y su hit Sevilla tiene un color especial, y bailan los aficionados, familias con ni?os en so a pie desde ambos destinos. ¡°Est¨¢ como a unos 900 metros en l¨ªnea recta desde aqu¨ª¡±, le indica un polic¨ªa a un sevillista desorientado.
Las camisetas blancas y azulgrana ti?en una zona de Madrid que observa con calma la celebraci¨®n de la primera final que acoge el estadio que ha cambiado la cara del barrio. Quedan muchas horas, pero la fiesta no ha hecho m¨¢s que empezar.
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