Messi, el futbolista interminable
En una noche de reivindicaci¨®n azulgrana, el 10 lidera el triunfo de su equipo con una diana y dos asistencias
Fue una noche de lo m¨¢s reivindicativa para el Barcelona. Lo fue para el equipo, que tras caer en la Champions en un duelo sonrojante ante la Roma, alz¨® la voz y el f¨²tbol para descascarillar a un Sevilla rampl¨®n. Lo fue para Coutinho, el jugador m¨¢s caro de la historia azulgrana (120 millones m¨¢s 40 en variables) que hasta la fecha se quedaba en la insinuaci¨®n antes que en los hechos; lo fue para Cillessen, un portero a sorbos que decant¨® con sus pies la eliminatoria porque con un misil suyo valid¨® el primer tanto; lo fue para Umtiti, que recobr¨® su mejor nivel tras preocuparse durante unas semanas m¨¢s por la cartera que por el juego. Incluso lo fue para Iniesta ¡ªaunque en su caso no se reivindic¨® sino que constat¨® una realidad que quiz¨¢ ¨¦l mismo no se cree, ahora que piensa en jugar en China antes que en el Camp Nou¡ª, porque canaliz¨® el f¨²tbol azulgrana en campo ajeno y festej¨® su gol. Pero hubo m¨¢s.
Fue tambi¨¦n la reivindicaci¨®n de Luis Su¨¢rez, que se perdi¨® la pasada final de Copa porque Gil Manzano, el colegiado que mandaba en el Wanda, le expuls¨® ante el Atl¨¦tico. Lo hizo como mejor sabe: dos remates dentro del ¨¢rea y dos goles. Y tambi¨¦n fue, claro, de Messi. No porque tuviera que demostrar, sino porque vive con la presi¨®n de ser el mejor a cada encuentro, a cada minuto, a cada segundo. Y ante el Sevilla, como casi siempre, se sali¨® con la suya.
No comenz¨® el duelo entonado, con dos p¨¦rdidas en las dos primeras pelotas que toc¨®. Pero afin¨® su arma, su pie izquierdo, con un lanzamiento de falta de unos 30 metros ¡ª¨¦l debi¨® entender que estaba a unos cinco por c¨®mo le peg¨®¡ª que Soria escupi¨® cuando ya saludaba a la escuadra. Luego, lleg¨® el recital. Conducciones diab¨®licas ¡ªde esas que encandilaron a Capello en un Gamper cuando el diez todav¨ªa era un imberbe¡ª, quiebros inesperados y crupier del f¨²tbol azulgrana. Como en esa jugada que recibi¨® en campo contrario y encontr¨® por dentro a Iniesta, que abri¨® a Jordi Alba para que le tirara una pared y, ya en l¨ªnea de fondo, pasara hacia atr¨¢s, a la llegada de Leo. Chut y gol; und¨¦cima asistencia del lateral en el curso y octava para La Pulga. No fue, en cualquier caso, un gol cualquiera porque con la diana ya suma cinco tantos en las finales de Copa, un r¨¦cord que le iguala con Telmo Zarra, que gole¨® en las rondas definitivas del torneo en 1942, 1943, 1944, 1945 y 1950. Leo lo hizo en las tres finales que jug¨® ante el Athletic (2009, 2012 y 2015) y el a?o pasado ante el Alav¨¦s (2017). Tambi¨¦n al Sevilla. Pudo hacer m¨¢s, pero Escudero, por ejemplo, le agarr¨® ¡ªvio la amarilla¡ª cuando desde el centro del campo ya encaraba a la porter¨ªa rival sin nadie por delante.
Leo tambi¨¦n la pasa
Hace tiempo que Messi no solo atiende al remate sino que se ha convertido en el mejor pasador posible. En esta Liga, por ejemplo, contabiliza 12 pases definitivos por los nueve de Pione Sisto (Celta) y Gonzalo Guedes (Valencia), segundos en la estad¨ªstica. En la Copa tambi¨¦n lidera la suerte con cuatro, una m¨¢s que Alba, Moha (C¨¢diz), Crist¨®bal (Fuenlabrada), Ganso y Sarabia (Sevilla). La pen¨²ltima sirvi¨® para el tercer tanto del Bar?a; el segundo de Luis Su¨¢rez. Fue con un pase de primeras espectacular porque lo hizo en carrera y le dio tiempo tanto para acomodar el cuerpo como para leer el espacio y el tiempo, el desmarque del charr¨²a. De ah¨ª que no extra?ara que tras los tres besos de rigor como celebraci¨®n del pistolero, acudiera con presteza para abrazar al diez. Pero le supo a poco porque en el segundo acto le devolvi¨® una pared a Iniesta dentro del ¨¢rea y el ocho se despidi¨® a lo grande, con un recorte y un pase a la red.
Con 30 a?os, Messi disput¨® su final n¨²mero 33 entre el Bar?a y Argentina, donde no acaba de poner la guinda a su f¨²tbol imperial. Pero de azulgrana le va mejor y ya ha festejado 31 t¨ªtulos ¡ªen finales suma 23 victorias por 10 derrotas¡ª, con 30 goles. Nada raro ya para el mejor de los mejores, el jugador que juega con el tiempo y con los rivales, que no tiene fin.
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