Nadal conquista su und¨¦cimo God¨®

Medio en broma medio en serio, Stefanos Tsitsipas acert¨® el pron¨®stico. El d¨ªa antes de afrontar el partido m¨¢s importante de su carrera deportiva, el joven griego de 19 a?os coment¨® que enfrentarse a Rafael Nadal ser¨ªa una ¡°clase gratuita, no creo que haya mejor lecci¨®n¡±. Nunca hab¨ªa llegado tan lejos como en este Open Banc Sabadell. Era la primera final del circuito ATP que disputaba y se encontr¨® enfrente al mejor jugador de la historia en tierra batida. Ocurri¨® lo que hab¨ªa previsto. Una lecci¨®n de Nadal tal vez demasiado dura para un jugador que fue n¨²mero uno j¨²nior del mundo y que se ha convertido ya en una de las promesas m¨¢s importantes de este deporte.

Nadal le venci¨® por 6-2, 6-1 en 1 hora y 18 minutos, convirtiendo la final en la m¨¢s corta de las que ¨¦l ha disputado en el torneo barcelon¨¦s. Fue la forma de coronarse por 11? vez campe¨®n y de establecer otra de aquellas marcas que ser¨¢n dif¨ªciles de igualar. Hace solo una semana, hizo lo mismo en Montecarlo. Y est¨¢ encarando el camino hacia un Roland Garros donde podr¨ªa colocar tambi¨¦n el mismo n¨²mero de victorias. Nadal lo celebr¨® tir¨¢ndose a la piscina del RCT Barcelona, pero confes¨® que no es momento para descansar. ¡°Ahora hay que seguir muy centrado, pensando en Madrid, Roma y Roland Garros. Despu¨¦s de Wimbledon ya me tomar¨¦ el descanso¡±.

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La final, en im¨¢genes

?sa es la mentalidad de un gran campe¨®n, de un tenista que ha roto todos los r¨¦cords establecidos para convertirse en el que m¨¢s t¨ªtulos ha ganado en tierra batida (55), el que m¨¢s partidos ha ganado 401 (por solo 35 derrotas, lo que supone un 91,9% de victorias), el que se ha anotado una racha m¨¢s larga de sets consecutivos (46), que ha ido consolidando con sus 19 triunfos seguidos en tierra. Su ¨²ltima derrota en esta superficie se produjo en Roma, en mayo del a?o pasado, cuando perdi¨® ante Dominic Thiem.

A la vista de estos n¨²meros no es dif¨ªcil aseverar que Nadal es el mejor jugador de la historia en tierra batida. Y todo este bagaje es lo que le convirti¨® en un tenista inasumible para el joven Tsitsipas. ¡°Es un tenista fant¨¢stico¡±, reconoci¨® luego Nadal. ¡°Pero necesita madurar. Me he dado cuenta muy r¨¢pido de c¨®mo deb¨ªa jugarle para hacerle da?o y ¨¦l no ha encontrado armas para contrarrestarme¡±. Tsitsipas no pod¨ªa imaginarse el calvario que iba a vivir en la central del RCT Barcelona, el d¨ªa que deb¨ªa ser el m¨¢s feliz de su vida.

Probablemente, ten¨ªa consciencia de que iba a perder. Pero a medida que iba avanzando el partido, suspendido al principio unos minutos por la lluvia, iba descubriendo la tremenda dificultad que supone jugar contra Nadal. La impotencia le fue embargando, invadi¨® su cabeza y transform¨® su juego. Intent¨® seguir siendo el tenista que hab¨ªa eliminado a cuatro cabezas de serie en su camino hacia la final, pero se vio obligado a dar un plus que no estaba preparado para asumir. Sus golpes ganadores se suced¨ªan y le habr¨ªan dado muchos puntos frente a otros rivales. Pero el manacor¨ª le obligaba una y otra vez a reiniciar el punto, a volver a empezar, a jugarse otra bola. Y acababa perdi¨¦ndola.

Est¨¢ demasiado tierno para Nadal. Y cuando lo hab¨ªa intentado todo sin obtener el resultado esperado, su confianza comenz¨® a caer y su moral a resquebrajarse. Y lo que en los partidos precedentes entraba en los l¨ªmites de la pista, ahora comenzaba a salir fuera. Nadal fue una roca inexpugnable, una cumbre inasumible. Y los juegos tomaron una cadencia imparable, 1-3, 1-4, 1-5, 2-6. Y vuelta a empezar, 4-0, 4-1¡­ 6-1. Punto final. Adi¨®s al sue?o de Tsitsipas. Y honores al rey de la tierra batida y de Barcelona.