La reconquista del Barcelona
Los azulgrana ganan con mucho m¨¦rito su Liga n¨²mero 25, la 15? desde 1990, a partir del desequilibrio de Messi y la buena gesti¨®n de Valverde
El Barcelona recuper¨® en A Coru?a el t¨ªtulo que estaba en poder del Madrid. La Liga ha sido azulgrana en siete de las ¨²ltimas 10 temporadas, en nueve sobre 16 desde el debut de Messi e Iniesta y en 11 desde que sali¨® campe¨®n por un penalti fallado por Djukic en Riazor. Al igual que Guardiola, Tito y Luis Enrique, Valverde se ha estrenado con un t¨ªtulo cuyo valor es enorme aunque por repetido y al final esperado puede no emocionar tanto como la Champions.
La regularidad punt¨²a menos que la instantaneidad, sobre todo en el club azulgrana, ansioso por recuperar en la era de Messi la distancia que le tom¨® el Madrid en los tiempos de Di St¨¦fano despu¨¦s de no saber capitalizar los triunfos alcanzados en los a?os previos a la Copa de Europa. A cambio, la distancia entre ambos en la Liga, 25 trofeos ante 33, se ha reducido espectacularmente desde el primer ¨¦xito de Cruyff: 15 de los campeonatos se han conseguido a partir de 1990.
La figura de Messi y el saber hacer de sus entrenadores le sobra para mandar en la Liga, incluso en las condiciones m¨¢s adversas, como han sido las ¨²ltimas, especialmente desde que Neymar se fug¨® al PSG y dej¨® en fuera de juego a los rectores del Bar?a. ¡°Habr¨ªamos superado la l¨ªnea de responsabilidad si hubi¨¦ramos fichado a dos jugadores por 270 millones¡±, afirm¨® entonces el director de deportes Albert Soler cuando en verano los dirigentes azulgrana declinaron fichar a Coutinho y Di Mar¨ªa.
Fichajes aplazados
El brasile?o se incorpor¨® en invierno por 160 millones (120 m¨¢s 40 de variables), la cantidad m¨¢s alta pagada por un jugador en la historia del Bar?a, superior incluso a los 140 millones (105 m¨¢s 35) abonados por Demb¨¦l¨¦, contratado para combatir los efectos del adi¨®s de Neymar. A pesar de su titularidad ante el D¨¦por, la aportaci¨®n de Demb¨¦l¨¦ ha sido escasa, condicionado por la lesi¨®n de cuatro meses que sufri¨® en Getafe. Nada nuevo en una plantilla veterana y dif¨ªcil de regenerar si no es por la renuncia de los propios jugadores, como ha sido el caso de Iniesta, suplente en A Coru?a. Ni los fichajes ni la cantera pueden competir contra los 10 titulares ratificados por Valverde.
No debe resultar f¨¢cil entrenar a las vacas sagradas y menos si cuentan con la complicidad absoluta de una directiva que les renueva sus contratos sin rechistar, obligada porque los t¨ªtulos mandan y el Barcelona acaba de sumar el octavo doblete: Liga y Copa. As¨ª que se trata sobre todo de gestionar al equipo y sus partidos y leer las situaciones del juego, tareas en las que Valverde ha sobresalido con la excepci¨®n de Roma, cuya derrota provoc¨® tanta c¨®lera en la directiva que cuestionaron la continuidad del Txingurri. Un calent¨®n dif¨ªcil de comprender si se tiene en cuenta que se auguraba un a?o terrible despu¨¦s de la Supercopa de Espa?a.
¡°Por primera vez desde que estoy aqu¨ª me he sentido inferior al Madrid¡±, confes¨® Piqu¨¦ despu¨¦s de la derrota con el equipo de Zidane. ¡°La consigna de entonces fue retrasar todo lo que fuera posible la crisis que sab¨ªamos nos iba a caer encima¡±, argumentan desde el Camp Nou cuando se pregunta por la doble derrota con el Madrid. El m¨¦todo de Valverde result¨® tan sorprendente como efectivo porque la coyuntura abonaba la derrota en un club depresivo como el Bar?a.
El club era un polvor¨ªn por la amenaza de una moci¨®n de censura cursada por Agust¨ª Benedito contra Bartomeu; por la situaci¨®n pol¨ªtica del pa¨ªs y la decisi¨®n de la junta de disputar el partido contra el Las Palmas a puerta cerrada en el Camp Nou, acuerdo que el mismo 1 de octubre provoc¨® la dimisi¨®n del directivo responsable del ¨¢rea institucional Carles Vilarrub¨ª y del de la m¨¦dica y universitaria Jordi Mon¨¦s despu¨¦s de que con anterioridad hubiera renunciado la vicepresidenta econ¨®mica Susana Monje; y tambi¨¦n porque la plantilla en n¨®mina era peor que la de la temporada anterior por el adi¨®s de Neymar.
Los mano a mano
Los futbolistas, sin embargo, se conjuraron con el entrenador y tiraron millas en cuanto vieron dudar al Madrid. Arrancaron los barcelonistas con siete victorias consecutivas y dejaron en la cuneta al conjunto de Zidane. Marcada la diferencia, los muchachos de Valverde supieron resolver los mano a mano que se les presentaron con el Valencia, el Atl¨¦tico y con el Madrid en el Bernab¨¦u.
La experiencia en equipos como el Athletic, el Espanyol, el Valencia y el Villarreal, as¨ª como el Olympiacos, sirvi¨® a Valverde para compactar a un Bar?a que se part¨ªa por la mitad en la ¨²ltima temporada del tridente, Messi-Luis Su¨¢rez-Neymar. Jug¨® con las l¨ªneas muy juntas, se hizo fuerte en la medular a veces con un doble pivote y s¨®lido en las ¨¢reas con la ayuda de un cuarto centrocampista o de un tercer delantero en funci¨®n del contrario, m¨¢s a gusto a menudo con un 4-4-2 que con un 4-3-3, circunstancia que se asumi¨® sin rechistar en un Camp Nou especialmente despoblado en invierno, cuando la media de asistencia descendi¨® en unos 13.000 espectadores, recuperada con el buen tiempo y la fase decisiva en la Copa y en la Liga.
La temporada ha sido ¡°especialmente dulce¡±, para utilizar la terminolog¨ªa del vestuario del Camp Nou, sin incidentes remarcables desde la Supercopa hasta la eliminaci¨®n de la Champions. La fiabilidad del equipo y el sentido institucional del entrenador han facilitado la tranquilidad y tambi¨¦n la monoton¨ªa para suerte de un grandioso Messi.
El 10 desequilibraba a los rivales mientras Valverde equilibr¨® al Bar?a a partir de la figura de un omnipresente Ter Stegen, aspirante al Zamora con Oblak. El entrenador acerc¨® a Messi y Luis Su¨¢rez y los buenos resultados se sucedieron: los azulgrana permanecen invictos y, con 40 partidos sin perder, han superado ya el r¨¦cord de 38 que ten¨ªa la Real Sociedad desde 1980. Messi, mientras, aspira a ganar otra Bota de Oro.
Ni la salida de Mascherano en invierno, ni tampoco situaciones complejas como la de Andr¨¦ Gomes, afectado de una crisis de confianza que le llev¨® a confesarse p¨²blicamente en la revista Panenka, han afectado la marcha azulgrana en una pl¨¢cida Liga. Nunca ha perdido el rumbo, ni siquiera en partidos que parec¨ªan imposibles como el de Sevilla, cuando empat¨® con media hora de Messi un partido que parec¨ªa escap¨¢rsele. Aunque no ha sido una trayectoria emocionante, ha habido picos de juego interesantes, suficientes para combatir la inercia y la rutina, abonadas por la seguridad de una zaga presidida por dos excelentes centrales, Piqu¨¦ y Umtiti, y un lateral exuberante como Jordi Alba.
Quedan para el recuerdo dos partidos antag¨®nicos: el Bar?a jug¨® muy mal en Roma y muy bien contra el Sevilla en la final de Copa. El encuentro del Metropolitano evoc¨® las mejores noches azulgrana cuando en el banquillo se sentaba Guardiola. Aquel 0-5 ha permitido a Valverde responder a las cr¨ªticas por el adi¨®s europeo y responder a quienes entienden que el equipo ha perdido estilo e identidad, sobre todo por la poca presencia de jugadores de la cantera, nula en el once de Bala¨ªdos.
La estabilidad del equipo ha permitido recobrar el sosiego institucional para firmar el acuerdo con el Ayuntamiento para el Espai Bar?a. Bartomeu ha absorbido el poder y ha encadenado su mandato al contrato del mandam¨¢s Messi: 2021. El reto es estirar su hegemon¨ªa en la Liga y ampliarla a Europa, terreno hostil incluso a las secciones desde 2015 en Berl¨ªn. Las derrotas han sido tan escasas como estruendosas ¡ªcuatro: las dos de la Supercopa, una de Copa con el Espanyol y la de Roma en la Champions¡ª, insuficientes para afectar a su condici¨®n de invicto en la Liga. Aunque la coyuntura invita a relativizar a la espera del desenlace de la Champions, la memoria convida a un gran festejo: en un a?o en que pintaban bastos ha cantado Liga y Copa sin levantar la voz, con la normalidad de los campeones, como anta?o sol¨ªa el Madrid y desde hace a?os hace el Bar?a.
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