Nieve logra la primera victoria espa?ola y Froome asegura su Giro
El colombiano L¨®pez subir¨¢ alpodio el domingo en Roma, donde el ingl¨¦s de Nairobi igualar¨¢ la gesta de Merckx e Hinault de ganar seguidas las tres grandes, Tour, Giro y Vuelta
Dame ciclistas y no buenas personas, suele decir Eusebio Unzue, que sabe como casi todos que la grandeza deportiva est¨¢ re?ida con la grandeza moral y que aun as¨ª intent¨®, a su manera fichar varias veces a Mikel Nieve, un navarro de Leitza duro como el hormig¨®n y la piedra de sus frontones y buena persona como muy pocos. Y pese a ello, gran ciclista, como demuestra en la fuga y luego como m¨¢s le gusta, solo, camino de Cervinia en las ascensiones que no se acaban nunca del Valle de Aosta, donde Italia desemboca en Suiza y en Francia, y donde le espera una victoria magn¨ªfica con la que celebra a su hija, a su mujer y los 34 a?os que cumple justo el s¨¢bado.
Nieve, escalador muy callado, solo entiende el ciclismo cuando transciende al mero hecho de dar pedaladas y mostrar a los vecinos que nadie corre m¨¢s que ¨¦l. Casi toda su vida ciclista, el navarro tan medido la ha dedicado al cuidado de otros. Cuando estaba en el Sky, acompa?ando a Mikel Landa descuajeringado se qued¨® atr¨¢s en el Giro de 2016 y tambi¨¦n en el de 2017, y, este a?o en el Mitchelton (o Mikelton como lo rebautiz¨® feliz Flecha, exciclista hecho comentarista de Eurosport), animando en sus buenos momentos a Chaves y a Yates, y consol¨¢ndolos en sus desdichas y p¨¢jaras. Pero siempre, generoso siempre, Nieve ha encontrado un hueco para mostrarse y para alegrar a los aficionados, que le aplauden. En 2011, como l¨ªder del Euskadi, gan¨® en los Dolomitas grandes, los de la Marmolada y Val di Fassa, la que se considera la etapa m¨¢s dura del Giro este siglo: una traves¨ªa de m¨¢s de siete horas emprendida y culminada en la soledad que tanto le gusta. Tambi¨¦n gan¨® etapa en el Giro con el Sky en el 16, en el Friuli de Ottavio Bottechia, y fue rey de la monta?a. Y en el 18, tampoco fall¨® y le dio a su equipo australiano su quinta victoria de etapa, la primera de un espa?ol.
? Birthday boy @NieveMikel wins in Cervinia!
— Unibet Belgium (@unibetbelgium) May 26, 2018
This is @MitcheltonSCOTT's 5th (!) win in the #Giro101! ?
? @chrisfroome set for @giroditalia glory after holding off @tom_dumoulin. #Giro #Giro101 pic.twitter.com/2yOAFegDnb
Desde la perspectiva de la mayor¨ªa de las gentes del ciclismo, Unzue seguramente habr¨¢ aplaudido como l¨®gico que Chris Froome le esprintara mezquinamente en el puerto de Saint Pantal¨¦on a Luis Le¨®n S¨¢nchez, abnegado trabajador del Astana, para sumar m¨¢s puntos a¨²n a un reinado de la monta?a que ya ten¨ªa asegurado desde su victoria en el Jafferau. Y todos recuerdan que a veces las mayores haza?as nacen de los motivos m¨¢s ruines. La fuga camino de Mourenx que marcar¨¢ para siempre la historia del ciclismo y el nacimiento del mito de Eddy Merckx surgi¨® porque el can¨ªbal sufri¨® celos de un gregario que quer¨ªa, por puro placer, pasar el primero por la cima del Tourmalet. Sometido y derrotado su sentimiento de solidaridad, que se considera consustancial a la condici¨®n de ser humano, por un ego de macho alfa hipertrofiado que se considera imprescindible para ser campe¨®n, Froome de rosa ya para siempre se aprovecha del trabajo de otros, y les recuerda que son sus siervos, y que se ha alimentado de sus fuerzas que ya les faltan, mientras las suyas aumentan y aumentan.
Cuando el domingo a la hora de la siesta sea coronado en Roma calurosa emperador del ciclismo en el apropiad¨ªsimo escenario de los Foros Imperiales, podr¨¢ decir Froome lo que solo antes que ¨¦l pudieron decir el Merckx al que tanto le gustar¨ªa parecerse y Bernard Hinault, otro de los grandes ego¨ªstas de la historia del ciclismo, que solo ¨¦l tiene derecho a partir de ya a llevar el dorsal n¨²mero uno en el Tour, en el Giro y en la Vuelta, las tres grandes que ha ganado consecutivamente a caballo de 2017 y 2018.
Dentro de unas semanas, idealmente antes del comienzo del Tour en julio, deber¨ªa conocerse la decisi¨®n de la UCI sobre su positivo por Ventol¨ªn. Una sanci¨®n retrospectiva obligar¨ªa a arrojar una nueva mirada a sus haza?as del Giro que ha casi ganado. Y a recordar siempre a los m¨¢s generosos.
En la carretera, lejos, atr¨¢s, los ciclistas m¨¢s tocados por el sentimiento humano sufren desfallecimientos tan grandes como su generosidad, lo que engrandece el valor del Giro y de su car¨¢cter. Chaves, Aru, Yates ya hab¨ªan sido v¨ªctima antes de la desmesura de su empe?o; al comienzo del Saint Pantal¨¦on, mediado el Valle de Aosta todo en cuesta arriba y hermoso, y ya a la vista la pir¨¢mide de hielo y granito del Cervino, all¨ª entre las nubes, fue el turno de Thibaut Pinot, el franc¨¦s que ocupaba la tercera plaza del podio y que fue a dar una pedalada en la subida interminable y encontr¨® s¨²bitamente que no ten¨ªa m¨¢s fuerzas, que toda la energ¨ªa le hab¨ªa huido, agotada de la v¨ªspera de su trabajo infatigable junto a Dumoulin en persecuci¨®n del fantasma inalcanzable del Giro transfigurado en la pedalada fea del feo e incre¨ªble Froome de blanco p¨¢lido y rubio.
Pinot se disolvi¨® en el paisaje y por su puesto en el podio se pelearon duro dos latinoamericanos hijos de campesinos de los Andes que solo conocen la generosidad de la lucha por la supervivencia y por su pedazo de tierra y el dolor cotidiano en su infancia dura. Rozando la rueda trasera de Froome, que resiste con suficiencia los ataques de orgullo de Tom Dumoulin, que agota sus ¨²ltimas fuerzas en un intento, dos, tres acelerones, condenado al fracaso pero al que su generosidad de gran ciclista le obliga, Miguel ?ngel Superman L¨®pez, de Pesca, en Boyac¨¢, Colombia, y Richard Carapaz, del Carmelo, en El Carchi, Ecuador, se estudian, se vigilan y se atacan. Acelera el ecuatoriano y el colombiano, un a?o m¨¢s joven, 24, pero un a?o tambi¨¦n m¨¢s veterano en Europa, le sigue f¨¢cil y se le pega insolente: el podio y el jersey blanco de mejor joven son suyos. Les gustar¨ªa gozar del privilegio tan sudado de entrar los dos en meta aislados, el derecho de una foto en la que se les distinga bien, pero Froome, campe¨®n de rosa, ego¨ªsta, grande, tambi¨¦n se lo roba. Manda a su pareja Poels que acelere y les sobrepasa en los ¨²ltimos metros subido en su carroza sin dignarse a mirarlos. Privilegios de campe¨®n, por supuesto.
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