Una Espa?a demasiado amistosa
Iago Aspas rescata a la Roja en su ¨²ltimo ensayo antes del Mundial tras un partido muy raso del equipo espa?ol frente a una animosa T¨²nez
A seis d¨ªas del estreno ante Portugal, una Espa?a de lo m¨¢s amistosa dej¨® una huella muy rasa en el alucinante estadio de Krasnodar. Un recinto ¨²nico que deja ojipl¨¢tico,de extraordinario dise?o vanguardista y tecnolog¨ªa del pr¨®ximo siglo. En este monumental coliseo la Roja no pas¨® de ser un equipo moroso y envarado hasta el emboque de Aspas . Uno de los equipos m¨¢s apologistas del toque ¡ªdio casi mil ante T¨²nez¡ª se ci?¨® a trastear con la pelota. De entrada, ni migas de esa selecci¨®n que piropea al bal¨®n para distraer cuando conviene, para adivinar rendijas y hasta para confundir al adversario si fuera preciso. Frente a T¨²nez, una selecci¨®n aguerrida y con colmillo, la que m¨¢s empe?o puso en que el partido no fuera telonero del todo, la Roja fue la nader¨ªa en un primer tiempo, sin chicha, sin cachas, sin volumen. Con los relevos tras el intermedio dio alguna puntada m¨¢s, pero solo eso: dos remates en todo el choque.
Esta vez, ni siquiera el palique a la pelota le permiti¨® limitar riesgos. Al t¨¦rmino del primer acto solo quedaron pisadas en el ¨¢rea de De Gea. Unas propiciadas por el sesteo defensivo del conjunto espa?ol, con mucho volante rezagado. Otras por la ligereza de algunos, caso de Thiago, al que le cuesta sostenerse en el andamiaje junto a Busquets. En esa posici¨®n resulta imprescindible asumir un papel de centinela. Es requisito capital no exponer la posesi¨®n. A Thiago le cuesta discernir en qu¨¦ sectores del campo se puede o no aventurar. Al jugador del Bayern le va la marcha, le cuesta embridarse. Lopetegui, que rastrea al auxiliar de Busquets, retir¨® a Thiago al descanso.
La Roja tampoco tuvo fluidez a partir de cualquiera de sus otros distinguidos centrocampistas. Opaco Silva e Iniesta con lo justo, quien m¨¢s revolote¨® fue Isco. Pero, como el resto, sin ruido ni nueces. En esta ocasi¨®n, su apego por el nomadismo entre el centro del campo y la delantera no tuvo impacto alguno sobre el discurrir del juego. Y ya se sabe que una Espa?a sin la banda sonora de sus interiores resulta una pel¨ªcula muda. No es un equipo con hilo directo con el gol. Para dar con la obra cumbre del f¨²tbol se busca la vida por los atajos que alumbran sus mediocampistas. Sin mensajeros, cualquiera que se aliste como delantero pierde la sinton¨ªa. Le ocurri¨® a Rodrigo, fuera de foco hasta su cambio por Diego Costa. Adem¨¢s del recluta que se asocie a Busquets, definir al atacante es el otro nudo pendiente para Lopetegui. Desde Villa, la selecci¨®n no ha dado con un punta categ¨®rico. Y en un Mundial, ese tipo de torneos a cara y cruz en el que priman los detalles puntuales, es crucial la presencia de un goleador afinado. Al menos de un atacante capaz de dar carrete a los volantes con sus movimientos y descargas. No lo logr¨® Rodrigo, tampoco despu¨¦s Costa. La ¨²nica tecla de la noche fue cosa del tercero en discordia: Aspas.
Lopetegui agot¨® los seis cambios pactados, tanto por regular los dep¨®sitos f¨ªsicos como por buscar que el partido entrara en combusti¨®n. Koke dio algo m¨¢s de aplomo al eje junto a Busi y Lucas y Asensio ventilaron los costados. El equipo tuvo otra escala, nada para un do de pecho, pero s¨ª al menos tuvo mayor gobierno. Un mejor encuadre que se concret¨® con la entrada de Iago Aspas por Jordi Alba. El t¨¦cnico espa?ol rebaj¨® la defensa a tres ¡ªSergio Ramos, Piqu¨¦ y Nacho¡ª y enhebr¨® al estupendo delantero del Celta en la media punta. Nada de orillarle como hiciera Lopetegui en el amistoso precedente contra Suiza. Al instante, Busquets filtr¨® el mejor pase de la jornada. En realidad, el ¨²nico notable. Por fin Espa?a fue Espa?a, siquiera en una secuencia. Busi cit¨® a Diego Costa con el gol, pero el hombre se hizo un torniquete con el bal¨®n en los pies. Del embrollo le sac¨® Aspas, que se arrim¨® al barullo y rescat¨® a Costa con un zurdazo seco que se clav¨® en un rinc¨®n de la red. A Aspas no le dio tiempo a socorrer al hispano-brasile?o en la ¨²ltima jugada. Otra vez en un duelo esgrimista con el portero Mathlouthi, Diego Costa se hizo otro l¨ªo. Mala secuela a menos de una semana de que el Mundial despegue para Espa?a. Los dos ¨²ltimos partidos de la Roja no han sido precisamente su mejor cosecha. Nada que deba disparar las alarmas en un equipo que en los dos ¨²ltimos a?os ha sido tan fiable, brilllante incluso. Pero s¨ª para estar en guardia. En un Mundial, sin el cuajo debido no hay flotador.
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