Cristiano exhibe su liderazgo entre los ¡®dachnikis¡¯
Concentrado con su selecci¨®n en una zona de dachas, el Mundial es la gran apuesta del luso para que el Madrid le pague m¨¢s o para abrirse mercado
Hasta la llegada de Portugal, el silencio y la tranquilidad de Kr¨¢tovo solo lo quebraban el canto de las aves y los autom¨®viles de los d¨¢chniki. Los ocupantes de las dachas, las casas de campo rusas construidas en los alrededores de las grandes ciudades, circulan con parsimonia por carreteras estrechas y laber¨ªnticas que atraviesan densos bosques de pinos y arces. Al d¨¢chniki, al que se podr¨ªa equiparar con el dominguero espa?ol, llegar hasta este reposado paraje situado a 50 kil¨®metros al sureste de Mosc¨², puede llegar a suponerle tres horas de coche. Los eternos embotellamientos de las autov¨ªas de circunvalaci¨®n de Mosc¨² se agudizan por el ¨¦xodo rural de los moscovitas durante el fin de semana.
Las dachas de madera y una sola planta se salpican alternadas con otras m¨¢s lujosas y altivas que rodean el cuartel general de la selecci¨®n portuguesa en Kr¨¢tovo. El sellado de las alcantarillas, la estructura retr¨¢ctil y met¨¢lica de pinchos que recorre el suelo de la entrada al coqueto complejo deportivo del Saturn y el fuerte despliegue policial y de seguridad privada describen el bunkerizado d¨ªa a d¨ªa que vivir¨¢ la selecci¨®n vigente campeona de Europa.
La ma?ana de ayer fue una excepci¨®n a esa cerraz¨®n que blindar¨¢ a Portugal durante su estancia en Kr¨¢tovo. Unos 300 aficionados, poseedores de una entrada cortes¨ªa de la federaci¨®n lusa, pudieron asistir al primer entrenamiento dirigido por Fernando Santos en suelo ruso. Los adultos y la chiquiller¨ªa contemplaron entre deslumbrados y at¨®nitos un ejercicio de liderazgo de Cristiano Ronaldo en el que era complicado distinguir entre la firmeza de sus gestos, sus reclamos quejosos ante los errores de sus compa?eros y la sobreactuaci¨®n. ¡°?Guedes, Guedes, a m¨ª!¡±, le grit¨® al extremo del Paris Saint-Germain cedido durante el ¨²ltimo curso al Valencia. Al poco de la reprimenda a Guedes, y tras un mal pase recibido, Cristiano agarr¨® la pelota y la sac¨® del campo de entrenamiento con un violento patad¨®n. M¨¢s tarde, los aficionados presentes en el grader¨ªo se sorprendieron cuando les mand¨® callar. Coreaban su nombre y les pidi¨® silencio y calma para que no rompieran la concentraci¨®n en el trabajo. Desde que reventara el karma del madridismo tras la final de Kiev, Cristiano no ha hablado en p¨²blico sobre su futuro tal y como anunci¨®. Esa gestualidad de cacique ganador durante el entrenamiento de ayer ha sido su mayor muestra de expresividad en la ¨²ltima semana.
El PSG y la UEFA
Guedes, Bernardo Silva, Gelson Martins, Andre Silva, Bruno Fernandes, Guerreiro, componentes de la camada de j¨®venes talentos reclutada por Fernando Santos son el objetivo de Cristiano para inculcarles la exigencia competitiva que demanda la cita. El t¨ªtulo de campe¨®n del mundo de selecciones es el ¨²nico que le falta por a?adir a su esplendoroso palmar¨¦s. Enredado con su futuro en el Real Madrid, este Mundial de Rusia se ha convertido en una gran apuesta para el astro portugu¨¦s. Bien para alcanzar el aumento de salario que le reclama a Florentino P¨¦rez, bien para abrirle un mercado m¨¢s apetecible. Varios intermediarios internacionales admiten que ahora mismo es complicado que Cristiano pueda encontrar un club que colme sus aspiraciones deportivas y econ¨®micas, y que a la vez pueda presentar una oferta convincente al Real Madrid. El Paris Saint-Germain est¨¢ al acecho, pero debe esperar a la resoluci¨®n que tome la UEFA respecto a su presunto quebrantamiento del juego limpio financiero. El mercado de los grandes traspasos est¨¢ bloqueado y ansioso a la espera de la determinaci¨®n que la UEFA anunciar¨¢ a principios de esta semana.
Mientras, Cristiano aguarda ansioso la cita con Espa?a del pr¨®ximo viernes. Su primera oportunidad de empezar a ganar o perder la apuesta que supone para ¨¦l este Mundial.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.