El cabreo del invicto Lopetegui
El t¨¦cnico, que contaba con seguir con Espa?a en el Mundial, se apresur¨® a publicar su fichaje por el Madrid ante el temor de perder el respaldo del club
Julen Lopetegui estaba ¡°cabreado¡±. En palabras de un miembro del cuerpo t¨¦cnico, el entrenador cesante se quejaba amargamente de ¡°las formas¡± de Luis Rubiales, el presidente de la federaci¨®n espa?ola, a quien acusaba de realizar una mala ¡°gesti¨®n¡± de la crisis creada tras el anuncio de su fichaje por el Real Madrid, el martes por la tarde. Lopetegui quer¨ªa seguir al frente de la selecci¨®n hasta que acabara el Mundial. No contaba con que le despedir¨ªan de manera fulminante.
El jefe finiquitado permaneci¨® en la residencia junto con sus ayudantes durante horas mientras le preparaban sus billetes de regreso a Madrid. Los jugadores pasaban y le desped¨ªan con aparente sentimentalismo. ?l dijo a sus colegas que Rubiales le hab¨ªa destituido en un acto de represalia por haber votado a Juan Luis Larrea, el candidato perdedor, en las ¨²ltimas elecciones presidenciales de la RFEF. Le echaban ¡°por rencor¡±, seg¨²n estas fuentes. Omit¨ªa Lopetegui ¡ªentre otras cosas¡ª que lo primero que hizo Rubiales cuando gan¨® las elecciones, el 23 de mayo, fue renovarle hasta 2020 con un sueldo de tres millones de euros brutos. R¨¦cord salarial en el banquillo de La Roja.
Fue Jos¨¦ ?ngel S¨¢nchez, el director general corporativo del Real Madrid, quien marc¨® los tiempos de la ¨²ltima semana en la concentraci¨®n de Espa?a en las instalaciones del FC Krasnodar. Cuentan fuentes del Madrid y de la federaci¨®n que el club de Chamart¨ªn llevaba meses trajinando una lista de entrenadores para sustituir a Zidane, cuyas prioridades se establec¨ªan en el siguiente orden: L?w, Pochettino, Klopp, Allegri, Conte, Lopetegui y Vilas Boas. Descartado el ¨²ltimo debido a su falta de lustre y eliminado Conte por la p¨¦sima opini¨®n que trasladaban a Ramos los jugadores espa?oles del Chelsea, el viernes llamaron a Lopetegui.
El Madrid consult¨® a los dirigentes del Oporto, club en el que Lopetegui trabaj¨® a?o y medio. La informaci¨®n que recogi¨® fue sombr¨ªa. En Oporto juzgan que el t¨¦cnico viv¨ªa presa de un car¨¢cter volc¨¢nico que le imped¨ªa administrar con serenidad los problemas cotidianos que presentan los grandes clubes. Recordaron que lleg¨® a las manos con alg¨²n jugador. Luego el Madrid consult¨® a los madridistas acantonados en Krasnodar. Todos respaldaron a Lopetegui, diciendo que conduc¨ªa muy bien el grupo. Isco y Ramos fueron los m¨¢s vehementes.
Entre el s¨¢bado y el domingo, Carlos Bucero, el socio de Jorge Mendes que llev¨® la negociaci¨®n en nombre del t¨¦cnico, alcanz¨® con el Madrid un acuerdo b¨¢sico sobre el sueldo y la duraci¨®n del contrato, de tres a?os. Lopetegui estaba entusiasmado. Pero, antes de cerrar nada, S¨¢nchez contact¨® con Daniel Levy, el presidente del Tottenham, para hacer un ¨²ltimo intento por fichar a Pochettino. Hasta el lunes por la tarde, el Madrid no descart¨® por completo al argentino. Solo entonces se pusieron en contacto con Lopetegui para anunciarle que firmar¨ªan. Para entonces, los siete jugadores madridistas seleccionados contaban con que el vasco ser¨ªa su entrenador de vuelta a casa.
Antes de firmar, el Madrid advirti¨® al pretendido de que se impon¨ªa ejecutar una estrategia. Necesitaban hacer p¨²blico el acuerdo. Cada d¨ªa que pasara, ser¨ªa peor. El argumento fue claro, tal y como indican personas pr¨®ximas al entrenador y a la directiva de Chamart¨ªn. Resultaba fundamental presentar a los socios madridistas un proyecto deportivo con un l¨ªder ganador, y esto ¨²ltimo era una condici¨®n que podr¨ªa perderse en el curso del Mundial. Si firmaban en secreto y lo anunciaban cuando acabara el torneo, el halo exitoso podr¨ªa perderse por el camino y entonces los socios no ver¨ªan con tan buenos ojos su llegada despu¨¦s del fracaso. Si la contrataci¨®n se ocultaba, la rescisi¨®n tambi¨¦n podr¨ªa taparse, previa indemnizaci¨®n. Lopetegui capt¨® el mensaje. La publicaci¨®n obligaba al Madrid a respaldarle hasta el final. El t¨¦cnico fue el m¨¢s ansioso por que se anunciara su fichaje p¨²blicamente cuanto antes. Se apresur¨® a comunic¨¢rselo a los jugadores contra la voluntad de Rubiales.
La reacci¨®n de los futbolistas fue dispar. Dicen los amigos de Lopetegui que todos acogieron su fichaje por el Madrid con normalidad, incluso con chanzas durante un distendido entrenamiento vespertino: ¡°Hubo buen rollo¡±. Otras fuentes pr¨®ximas al vestuario lo niegan. Nadie se amotin¨®, ni protest¨®, pero dicen que la mayor¨ªa se sintieron defraudados. Decepcionados ante el egocentrismo de un hombre cuya funci¨®n era pensar en los dem¨¢s antes que en s¨ª mismo. Esto trasladaron varios veteranos a Rubiales cuando lleg¨® a Krasnodar por la noche.
El presidente quer¨ªa destituir al t¨¦cnico de inmediato. Estaba furioso. Indignado con lo que consider¨® una traici¨®n en toda regla. Su reuni¨®n con Lopetegui no alter¨® su punto de vista. Solo la presi¨®n de los jugadores madridistas fren¨® a Rubiales. Especialmente resuelto fue Ramos, capit¨¢n del Madrid y de Espa?a. La presi¨®n oblig¨® a Rubiales a reflexionar. Como dicen en su entorno, el directivo sac¨® la conclusi¨®n de que si ced¨ªa, de alguna forma, renunciar¨ªa a asumir su responsabilidad y convertir¨ªa a Ramos en el presidente de facto. Julen Lopetegui deb¨ªa caer.
Abandon¨® Krasnodar detr¨¢s de sus gafas de sol, en una tarde caliente, musitando palabras entrecortadas. Molesto. Dirigi¨® 20 partidos a Espa?a y no perdi¨® ni uno. Siempre podr¨¢ presumir del invicto. Un peque?o tesoro que le vali¨® el ingreso en el sexto puesto de la lista del Madrid.
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