A Espa?a se le resiste Cristiano
La Roja se sobrepone an¨ªmicamente a una semana volc¨¢nica y varios infortunios sobre el campo para sellar un empate con Portugal. El genio luso deja su mejor partido en un Mundial con tres goles
Con chicha y cuajo y un goteo de f¨²tbol, Espa?a no sali¨® mal parada de un partido tan sinuoso como tortuosa ha sido su corta estancia en Rusia. El partido requer¨ªa mucho talante tras d¨ªas tan volc¨¢nicos. Y mucho m¨¢s cuando, encima, ya sobre el c¨¦sped la Roja tuvo que cargar con varios episodios desdichados, como un penalti madrugador y las manos de carmelita de De Gea. Para colmo, se top¨® con el mejor Cristiano Ronaldo de los Mundiales. Espa?a, que tuvo la victoria a tiro, pudo con todo para sellar un empate.
Tras la borrasca de la ¨²ltima semana, de entrada el f¨²tbol tambi¨¦n dej¨® desamparada a la Roja. Un penalti en contra a los 134 segundos ¡ªel tercer gol m¨¢s r¨¢pido en la historia de los Mundiales¡ª, un remate de Isco que no fue gol por una falange y un segundo tanto de Cristiano en el ¨²ltimo parpadeo del primer acto que puso a De Gea a la altura de Karius. Demasiados azotes del destino como para sobreponerse en d¨ªas de tanta zozobra. Con todo, entre la trampa de CR que hizo picar a Nacho para el penalti y el tremendo chasco de De Gea ¡ªcuando a¨²n est¨¢ en la retina su reciente pifia frente a Suiza¡ª, Espa?a fue capaz de reanimarse. Y hasta elevarse sobre el macizo equipo portugu¨¦s.
Tan abrasivo result¨® el arranque para la Roja que la selecci¨®n m¨¢s contracultural tir¨® por una de las v¨ªas m¨¢s primarias del f¨²tbol. Viscosa Espa?a, Busquets mand¨® a la guerra al intr¨¦pido Diego Costa con un pelotazo que no suele figurar en el repertorio espa?ol. Costa, un espartaco del f¨²tbol, fue al campo de batalla rodeado de brigadistas adversarios. Y no rasos precisamente, porque el primero en acosarle fue Pepe, que nunca fue un monaguillo. Al igual que en el m¨¢s que opinable penalti a CR, no hubo VAR. Sus gestores no entendieron que en ning¨²n caso hubiera un ¡°error claro y manifiesto¡± del colegiado, mandamiento principal para que se active el gran hermano arbitral. Lo cierto es que el hispano-brasile?o se sacudi¨® a Pepe con el antebrazo como estaca y del agrario Costa se pas¨® a un Costa de pies finos. Frente a la armada lusa que le custodiaba se busc¨® la vida hasta embocar un gran gol.
El arrebato legionario de Costa, en su mejor partido con Espa?a de largo, hizo pendular el encuentro. En el primer tiempo, hasta la tacha de De Gea, Portugal se fundi¨® con Guedes. Fernando Santos, t¨¦cnico luso, le hizo gravitar sobre la parte central del ataque, con Cristiano en la izquierda. Y en dos contras lanzadas estupendamente por CR se hizo m¨¢s que discutible el cambio de papeles. A Guedes, m¨¢s extremo, le falt¨® el instinto terminal de su tot¨¦mico camarada.
Cada vez m¨¢s enchironada Portugal, Isco comenz¨® a tutelar la pelota. Lo que siempre anima a gente como Silva e Iniesta. A su m¨²sica se sum¨® Jordi Alba a lo Jordi Alba. Poco a poco Espa?a se le pon¨ªa cara de Espa?a. E incluso a Diego Costa, m¨¢s pinturero que nunca en el trance espa?ol con la pelota. Silva e Iniesta se quedaron a un dedo del gol. De Portugal, m¨¢s all¨¢ de su abnegada zaga solo las pisadas de CR. Como en la que ruboriz¨® a De Gea. Sin m¨¢s, los primeros goles del siete a la Roja. Sin m¨¢s, en solo 45 minutos CR se qued¨® a un gol de los tres que llevaba en sus tres Mundiales precedentes, registro que igualar¨ªa con su traca final. Con futbolistas as¨ª por el medio nada es lo que parece, ni nada parece lo que es.
Contrariado por tanto imprevisto, al equipo del debutante Hierro, cuya alineaci¨®n tuvo el equipaje de Lopetegui, le tocaba otra conjura para la segunda parte. Puede que m¨¢s de uno rebobinara a la presentaci¨®n mundialista de hace cuatro a?os. Aquel 13 de junio de 2014 en el que Espa?a se cay¨® con estr¨¦pito por un despe?aperros en Salvador de Bah¨ªa. Al fin y al cabo, el 1-5 con Holanda surgi¨® tras un embrionario empate naranja tambi¨¦n a un paso del intermedio. La zurra se desat¨® despu¨¦s y siete futbolistas espa?oles fueron tan titulares en aquel batacazo como en Sochi. Todos menos Nacho, Koke, De Gea e Isco. Otro motivo para sospechar del mochil¨®n con el que le tocaba remontar a la Roja.
Con un tiempo por delante, Espa?a contra el campe¨®n de Europa, sus propios fantasmas de estos tiempos y un Cristiano m¨¢s iluminado que en toda su carrera mundialista. La reacci¨®n fue encomiable. El equipo no est¨¢ sinf¨®nico y la noche rusa exig¨ªa una dosis de f¨²tbol, claro, pero sobremanera car¨¢cter, suela desgastada y dejarse el coraz¨®n en los huesos.
Costa acert¨® a descorchar el segundo gol con el mismo asistente que en el primero. Busquets prolong¨® una falta lanzada por Silva y el ariete lleg¨® puntual. Tal fue el repunte que hasta Nacho, que a¨²n tendr¨ªa en sus adentros la treta de CR en el penalti, se vino arriba. Suyo fue el tercer tanto espa?ol con un trallazo que hizo carambola en los dos postes de Rui Patricio.
A Espa?a no le sobraba f¨²tbol, pero no le faltaba coraje despu¨¦s de tanta desventura. El duelo lo ten¨ªa por la pechera, solo inquietada por otra pifia de De Gea en una salida sin br¨²jula que pudo abortar la defensa. Sin nada deslumbrante, pero con Portugal embridada sin apenas dictado y con Hierro refrescando al equipo con Thiago, Aspas y Lucas. Salvo imprevistos, de la selecci¨®n lusa solo cab¨ªa esperar a Cristiano, con deudas pendientes con Espa?a y con los Mundiales. Dicho y hecho. Una falta de Piqu¨¦ sobre el capit¨¢n portugu¨¦s en los ¨²ltimos minutos deriv¨® en el tercer gol de CR. Tir¨® de escuadra y cartab¨®n y con un golpe punzante y recto encuadr¨® la pelota en la escuadra izquierda de De Gea. Esta vez sin otra opci¨®n que quedarse como una estalactita.
Solo Cristiano se le resisti¨® a una Espa?a con muchos m¨¦ritos. No pocos en sus circunstancias se hubieran derrumbado. En un d¨ªa para el remangue, lo tuvo. Ahora, frente a Ir¨¢n y Marruecos le convendr¨¢ recuperar sus se?as de la ¨²ltima d¨¦cada. Ser¨¢ hora de jugar.
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