Lorenzo, la victoria de la tenacidad y la constancia en el GP de Catalu?a
El piloto mallorqu¨ªn logra su segundo triunfo consecutivo con Ducati en una carrera impoluta
Es probable que Jorge Lorenzo no sea en la pista tan espectacular (por el espect¨¢culo, al que se rinde siempre) como Marc M¨¢rquez. El primero prefiere la paz de una carrera en solitario, que le dejen dibujar su l¨ªnea ideal sobre el asfalto; que no le estorben y evitar los rifirrafes en la pista, a ser posible; aunque si hay que jug¨¢rsela en una frenada, se la juega. El 99 es un piloto tan fino al manillar que exige una moto a su medida, estable en las frenadas, dulce con el gas, d¨®cil en las curvas. En eso se diferencia especialmente del campe¨®n el mundo, uno de esos pocos pilotos que se adapta a lo que le echen, que marca la diferencia donde otros sufren, cuanto menos agarre haya m¨¢s le gusta hacer derrapar su Honda, cuanto m¨¢s se tambalea la moto en las frenadas m¨¢s se evidencia la distancia que hay entre ¨¦l y sus compa?eros de marca. Ambos son extraordinarios. Pero cada uno rueda a su manera.
Y la manera de Lorenzo consiste en martillear el cron¨®metro vuelta tras vuelta, buscando la perfecci¨®n, la trazada bella, el tiempo calcado. Todos lo saben: no hay forma de pillarle cuando se monta en una moto que le entiende. Y, por fin, como ya demostr¨® en Mugello, ha conseguido entenderse con esta Desmosedici con la que en su primer a?o casi todo eran desencuentros. Una temporada despu¨¦s, aleccionados en Ducati sobre qu¨¦ significa eso de tener paso por curva, asimilado el concepto de ergonom¨ªa, con una moto menos ancha y m¨¢s amigable, el ex de Yamaha vuelve a sentirse invencible. ¡°Ganar dos carreras con Ducati era impensable hace dos meses¡±, conced¨ªa al finalizar. Porque con el majestuoso triunfo en Montmel¨® encadena dos victorias consecutivas con una moto hecha en Borgo Panigale, en una f¨¢brica que lo desech¨®, como se desecha a la fruta demasiado madura. Hoy saben que fue un error. Que la experiencia y la sapiencia nunca se pierden. Y que el triunfo en el gran premio de Italia no fue una simple an¨¦cdota.
No lo fue porque este domingo, en Montmel¨®, volvi¨® a aplicar la misma f¨®rmula. La suya. Esa que consiste en no dar tregua. En dibujar una vuelta id¨¦ntica siempre a la anterior. En hacer una carrera impoluta. Su carrera en el circuito catal¨¢n se movi¨® en seis d¨¦cimas de segundo, las que separan su vuelta r¨¢pida de las menos brillantes. Una constancia al alcance de muy pocos. Especialmente en los primeros giros, donde la mayor¨ªa trata de situarse en la pista y con los neum¨¢ticos. ?l, no. Y eso que no bord¨® la salida, el ¨²nico pero que se podr¨¢ poner. Porque dej¨® que tanto M¨¢rquez como Iannone le pasaran en las primeras dos curvas. Claro que, su ritmo, magn¨ªfico, y la potencia de su Desmosedici le llevaron r¨¢pidamente a la cabeza de la carrera. Primero aprovech¨® un error del italiano (finalmente d¨¦cimo), que quiso abarcar m¨¢s de lo que pod¨ªa en la frenada de la curva diez. Luego adelant¨® al de Honda. Fue al completar la primera vuelta, a final de recta, en la frenada de la primera curva: le alcanz¨® y le cogi¨® el interior de la trazada. El resto de la prueba fue una exhibici¨®n.
Le cost¨® asegurarse de que M¨¢rquez no ser¨ªa un problema. Sus tiempos eran tan parecidos que Lorenzo tuvo que cimentar su triunfo d¨¦cima a d¨¦cima. Logr¨® un segundo de ventaja despu¨¦s de 11 giros. Y aprovech¨® una mala vuelta de su rival para ampliar esa distancia hasta los 1,6 segundos al llegar al 12? giro, exactamente el ecuador de la carrera. Fue ampliando ese margen muy poco a poco. Y solo se deshizo del catal¨¢n definitivamente a falta de tres vueltas. Solo ¨¦l era capaz de seguir manteniendo un ritmo infernal. De modo que en esas tres vueltas gan¨® otros dos segundos. Y eso que se permiti¨® terminar la carrera saludando al p¨²blico.
Aunque nunca amenaz¨® el triunfo de Lorenzo, ni el segundo de M¨¢rquez ¨Clo intent¨® al principio Dovizioso, pero se fue al suelo en la quinta vuelta, desesperado porque no se le escaparan¨C, hubo un tercer piloto que impuso su ritmo para asegurar otro podio m¨¢s. Fue Valentino Rossi, que aunque todav¨ªa no ha ganado ni una carrera, suma cuatro terceros puestos para defender la segunda posici¨®n de la general. Est¨¢ a 27 puntos de M¨¢rquez.
El ganador en Montmel¨®, que lleg¨® 10? clasificado, a 54 puntos del l¨ªder, se marcha de Catalu?a en 7? posici¨®n, a 49 ¨Cla misma distancia que separa a su compa?ero Dovizioso y a Iannone de M¨¢rquez. Y con el convencimiento de que ser tenaz y no perder la paciencia ni el amor propio son armas tan poderosas como esos cambios que han hecho de su moto una m¨¢quina m¨¢s apropiada para su pilotaje.
100 ca¨ªdas en un fin de semana
El del gran premio de Catalu?a fue un fin de semana con muchas ca¨ªdas, desde el viernes al domingo. 100 en total, un n¨²mero redondo (y alt¨ªsimo) que incluye la del atropello de Simone Corsi a Miguel Oliveira, que fue embestido por la moto de aquel, puro despiste, cuando celebraba el podio logrado segundos antes en Montmel¨®. Por esa acci¨®n al italiano se le impuso una sanci¨®n que le obligar¨¢ a salir el ¨²ltimo en la parrilla del pr¨®ximo gran premio, en Assen (Holanda). Tambi¨¦n sancion¨® direcci¨®n de carrera a Albert Arenas ¨Ccon seis posiciones en la parrilla de salida¨C por pilotar de forma irresponsable y causar las ca¨ªdas de Bulega y Canet, que optaban al podio.
Las 100 ca¨ªdas son un r¨¦cord absoluto (cifra solo superada por las 109 de Misano el a?o 2014) para el Circuit de Barcelona-Catalunya, que nunca en los ¨²ltimos diez a?os hab¨ªa pasado de 55 ca¨ªdas en un gran premio. Los pilotos de MotoGP han aprobado con nota las modificaciones realizadas en el trazado (donde pereci¨® el pasado fin de semana el joven Andreas P¨¦rez); un trazado que cuenta ahora con una curva m¨¢s al dibujar una horquilla en la curva 10 y que ha recuperado los ¨²ltimos tres virajes largos y r¨¢pidos del trazado original despu¨¦s de que en los ¨²ltimos dos a?os (desde la muerte de Luis Salom) se corriera con una chicane como la de la F¨®rmula 1.
El Gran Premio de Catalu?a ha experimentado este a?o, por otro lado, un descenso en las cifras de asistencia: asistieron 90.537 espectadores a la carrera del domingo (una ca¨ªda de casi el 10%) y 155.401 durante todo el fin de semana. Es el peor dato de asistencia a Montmel¨® desde 2012.
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