Hierro funda la cofrad¨ªa de la porter¨ªa
El nombramiento de Fernando Hierro levant¨® una ola de entusiasmo en una selecci¨®n que comenzaba a dar muestras de agotamiento
Entre las cinco de la tarde del martes 12 de junio, cuando Julen Lopetegui anunci¨® su fichaje por el Real Madrid, y las cinco de la tarde del mi¨¦rcoles 13, cuando se subi¨® a una furgoneta en compa?¨ªa de sus tres ayudantes, tras ser destituido, camino del aeropuerto de Krasnodar, la selecci¨®n espa?ola de f¨²tbol vivi¨® las horas m¨¢s extra?as de su historia. Lo describi¨® Andr¨¦s Iniesta a un compa?ero con esa precisi¨®n irrebatible que le caracteriza: ¡°Esto es raro¡±.
Tan raro que, en palabras de un empleado de la federaci¨®n que asisti¨® perplejo a la transici¨®n, ¡°fue como si no pasara nada¡±. Nombrado el hasta entonces director deportivo Fernando Hierro como nuevo seleccionador, el traspaso de poderes se formaliz¨® con un intercambio de ch¨¢ndal y de zapatos. Hierro, que hasta ese momento hab¨ªa asistido a las pr¨¢cticas con camisas de fantas¨ªa y vaqueros ajustados, cada jornada con la cara y el cuello m¨¢s enrojecidos por el sol del C¨¢ucaso, se hab¨ªa enfundado el uniforme y las botas. Estaba encantado. Los futbolistas tambi¨¦n.
A las siete de la tarde del mi¨¦rcoles los jugadores se reunieron a la sombra de los robles, en el primer campo del centro deportivo del FC Krasnodar, fingiendo consternaci¨®n para las c¨¢maras de fotograf¨ªa y televisi¨®n que les apuntaban desde las gradas durante la apertura de puertas al p¨²blico. En su fuero interno, estaban emocionados. Sent¨ªan el placer inconfesable de quienes viven enganchados a la adrenalina desde la adolescencia. El desaf¨ªo era may¨²sculo. Adem¨¢s, lo emprender¨ªan sin soportar la carga de un jefe que les estorbaba. Seg¨²n fuentes del vestuario, la mayor¨ªa de la plantilla llevaba semanas soportando de mala gana a Lopetegui. Cuando las puertas se cerraron y los extra?os abandonaron el recinto, comenz¨® la fiesta.
Ocurri¨® algo parecido a una ceremonia inici¨¢tica. Un ritual de liberaci¨®n. En lugar de preparar el partido contra Portugal como mandan los c¨¢nones de la escuela de t¨¦cnicos, Hierro dej¨® que entraran en calor y, con la autoridad que le confiere haber sido un futbolista de ¨¦poca, hizo un gesto pasmosamente sencillo y mand¨® hacer lo que hacen los ni?os cuando salen a la calle a jugar: armar porter¨ªas. En Krasnodar no hab¨ªa adoquines sino arcos de competici¨®n est¨¢ndar: 7,32 por 2,44 metros. Port¨¢tiles. ¡°?Traigan esa porter¨ªa!¡±, grit¨®, se?alando un arco para hacer un campo reducido. La orden provoc¨® algo parecido a la comuni¨®n. Los 23 jugadores se fueron hacia los palos como una manada, levantaron la estructura entre todos y se unieron en un viaje m¨¢gico, muertos de risa. Durante unos segundos se convirtieron en una cofrad¨ªa de costaleros. El entrenamiento que sigui¨® se desarroll¨® con la energ¨ªa desatada de un partido oficial. Quienes asistieron dicen que nunca, en todo este periodo, hab¨ªan visto algo as¨ª. Jugar¨ªan contra Portugal como si se jugasen la final.
Desde que Lopetegui emprendi¨® la concentraci¨®n en Las Rozas, el 28 de mayo, el ambiente en el equipo hab¨ªa sido fr¨ªo. Todos los testigos y partes consultados al respecto se?alan una causa primordial. Un detalle. ¡°Un matiz"¡± por emplear un t¨¦rmino que usaba el exseleccionador. La sospecha extendida de que Lopetegui cada vez condicionaba m¨¢s su trabajo a su relaci¨®n, directa o indirecta, con la empresa de representaci¨®n de Jorge Mendes, el hombre que hab¨ªa prometido catapultarle a un gran club. El mismo que representa a Rodrigo, De Gea y Costa. La sensaci¨®n de que se tomaban decisiones injustas socav¨® la moral del equipo. Cuanto m¨¢s tiempo pasaban juntos, m¨¢s se inquietaba el entrenador y m¨¢s se desconectaban los futbolistas. Un dirigente de la federaci¨®n admiti¨® tener informaci¨®n al respecto. Pero dicen que no se atrevieron a intervenir y mucho menos a tomar medidas dr¨¢sticas. A falta de dos semanas para que comenzara el Mundial los equipos son organismos delicados. Muy sensibles al cambio y muy impredecibles en sus reacciones colectivas.
La insistencia de Lopetegui en armar la selecci¨®n en funci¨®n de Costa ¡ªel jugador menos adaptable al modelo de La Roja¡ª desmoraliz¨® a varios de los veteranos, que se imaginaron corriendo m¨¢s de la cuenta durante un mes para caer en cuartos por culpa de una f¨®rmula con la que nunca ganaron nada. Algunos comenzaron a pensar en las vacaciones.
Con la salida del vasco, la intervenci¨®n de Hierro result¨® de lo m¨¢s natural. Quiz¨¢s porque siempre hab¨ªa estado ah¨ª. Salvo Aspas y Costa, casi todos le hab¨ªan conocido personalmente desde antes de firmar contratos profesionales. De Gea, Carvajal, Nacho, Piqu¨¦, Azpilicueta, Alba, Busquets, Sa¨²l, Koke, Thiago, Lucas, Isco y Rodrigo, acudieron a las selecciones inferiores con Hierro como responsable ejecutivo de la parcela deportiva de la federaci¨®n, entre 2008 y 2013. Como hombre de consenso, puente entre los vestuarios del Madrid, el Atl¨¦tico y el Bar?a, no hab¨ªa nadie m¨¢s capacitado. El presidente, Luis Rubiales, lo advirti¨® inmediatamente cuando le nombr¨® como sucesor.
¡°Hierro ha sido uno de los mejores jugadores espa?oles de todos los tiempos¡±, se?al¨® Rubiales a miembros de su junta. Eso le permite mirar de t¨² a t¨² a cualquier jugador del mundo, y le hace tener una ascendencia especial hacia los jugadores. Es un hombre sencillo, tranquilo y amigo de evitar complicaciones. Deja que la psicolog¨ªa est¨¦ por encima de todo. Si el futbolista es feliz, el equipo juega bien y si eso ocurre hay m¨¢s posibilidades de ganar. Es un cambio tranquilo que ha devuelto la fe en los futbolistas".
Seguramente la alineaci¨®n de Costa no agrad¨® a m¨¢s de uno. Pero nadie dud¨® de la honestidad de la apuesta. En el cuerpo t¨¦cnico de Espa?a indican que Lopetegui hab¨ªa construido al equipo para que Costa fuera el v¨¦rtice del ataque y que para cambiar eso ahora har¨ªa falta modificar demasiadas cosas. Los talentosos, a?aden, deber¨¢n esforzarse contra su naturaleza para compensar la presencia de un goleador que, si encuentra espacios para correr contra defensas desencajadas ¡ªcomo en el 1-1 a Portugal¡ª podr¨ªa hacer mucho da?o.
Hierro es un ret¨®rico sensacional envuelto en el caparaz¨®n de un orador imperfecto. Desconocemos hasta qu¨¦ punto sabr¨¢ tocar los resortes del juego, pero muchas veces fue capaz de llegar al alma de los futbolistas. Ahora el ¨¦xito o el fracaso de Espa?a dependen de la profundidad de su persuasi¨®n.
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