Messi, cumplea?os en el polvor¨ªn

Sovetskaya, la avenida troncal de Bronnitsy, a 62,5 kilometros de la Plaza Roja, se visti¨® de domingo. La gente paseaba, compraba en las improvisadas tiendas callejeras, disfrutaba del sol veraniego. Parec¨ªa un domingo cualquiera. Y no. Era el cumplea?os de su visitante m¨¢s ilustre, uno de los tipos m¨¢s buscados en Rusia. Messi celebraba su 31 aniversario. Uno m¨¢s en medio de un Mundial, como en Alemania 2006, Sud¨¢frica 2010 y Brasil 2014, pero nunca tan convulso como en Rusia.

Para llegar al centro de operaciones del grupo de Jorge Sampaoli hay que pasar dos controles de seguridad y a veces las colas se estiran m¨¢s de media hora. El R¨ªo Moscova y el Lago Belskoe son testigos de un b¨²nker que cambi¨® de cara en menos de un a?o. La FIFA y Rusia invirtieron m¨¢s de dos millones de euros para que a Messi y compa?¨ªa no les falte ning¨²n capricho. Sin embargo, lo que deber¨ªa ser un manto de tranquilidad para la Albiceleste se convirti¨® en un polvor¨ªn, lleno de cotilleos, todos desestabilizadores, ninguno reparador, hasta que aparece un populista de verbo ¨¢gil como Javier Mascherano, siempre ventr¨ªlocuo del 10, ya sea vestido de azulgrana o de albiceleste.

Que si el equipo lo arman los jugadores; que el colectivo est¨¢ enfrentado a Sampaoli; tambi¨¦n se dijo que Pav¨®n se las tuvo con Mascherano; hasta se murmur¨® que Burruchaga le quer¨ªa hacer la cama al t¨¦cnico; y se atribuy¨® la tristeza de Messi a asuntos que nada tienen que ver con el juego. Los grupos de whatsapp arden en la hinchada al son de un nuevo rumor acerca de un seleccionado cabizbajo y que coquetea con una pronta eliminaci¨®n en Rusia. ¡°Todo ese ruido no ayuda en nada. Hay un mont¨®n de mitos que se generan alrededor nuestro y no podemos estar puntualizando en cada uno¡±, defendi¨® Mascherano. Al 14 no le tocaba hablar, pero lo hizo por Lo Celso. No era cuesti¨®n de exponer a un chico de 20 a?os en su primer Mundial. ¡°No puedo controlar que un tipo mande un audio de whatsapp. No s¨¦ si es a prop¨®sito o si los tel¨¦fonos est¨¢n intervenidos. No s¨¦ en qu¨¦ creer. Solo creo en mis compa?eros, en los 22 que est¨¢n ac¨¢, conmigo, tratando de sacar esto adelante¡±, a?adi¨® el Jefecito.

¡°Los periodistas son el cuarto poder. No se olviden que son comunicadores. Antes hablaban de los equipos, de c¨®mo juegan. Hoy est¨¢ todo desvirtuado¡±, se quej¨® Claudio Chiqui Tapia, presidente de la Asociaci¨®n del F¨²tbol Argentino (AFA), presente en la rueda de prensa de Mascherano y Biglia. ¡°Aprovecharon para pegarnos cuando est¨¢bamos en el suelo¡±, se sum¨® el volante del Mil¨¢n. Tras la derrota ante Croacia, la plantilla se reuni¨® en Bronnitsy con el cuerpo t¨¦cnico en presencia de Tapia. ¡°Se habl¨® de todo, m¨¢s que nada de f¨²tbol. Tratamos de solucionar los problemas. Se hizo con el fin de sacar esto adelante. Sabemos que si las cosas van bien nos beneficiamos todos y si van mal nos perjudicamos todos¡±, cont¨® Mascherano.

Se ha firmado un pacto de no agresi¨®n: Sampaoli dirige, el grupo sugiere. ¡°No se trata de imponer, sino de llegar a un acuerdo colectivo para definir d¨®nde se siente mejor el grupo. Pasa en todos los equipos¡±, explic¨® el Jefecito, que lleg¨® al entrenamiento en un carrito de golf acompa?ado por Ag¨¹ero, Banega y Messi.

All¨ª les esperaba Sampaoli. ¡°Feliz cumple¡± y un beso para el rosarino. El 10 y el 14 siguieron su camino solos, charlando. ¡°Leo est¨¢ bien. Es un ser humano y tiene sus frustraciones, como todos, pero est¨¢ con muchas ganas de revertir la situaci¨®n¡±, concluy¨®.

No tiene mejor portavoz Argentina que Mascherano, segundo capit¨¢n, aliado de Messi desde que lleg¨® a la Albiceleste en 2005. En Bronnitsy, los internacionales se taparon los o¨ªdos para no escuchar tanto ruido de la selecci¨®n de Sampaoli. Los jugadores estaban contentos por tener al 10 en casa. Hubo partidito entre el equipo del pueblo y los periodistas y hasta una tarta hecha por los mejores pasteleros para agasajar al rosarino. Un d¨ªa especial para Bronnitsy, tambi¨¦n para Messi. Un cumplea?os en el polvor¨ªn.