Inmortal Argentina
La Albiceleste se jugar¨¢ los octavos de final contra Francia despu¨¦s de derrotar a Nigeria en un partido dram¨¢tico y resuelto a cuatro minutos del final con un gol de Rojo
Ninguna selecci¨®n se agarra a la vida como la Argentina de Messi. A veces parece buscar incluso la bronca, que la maltraten y la maldigan, que se ponga el mundo en su contra, para poder armarse de razones y desmentir a los sepultureros, hasta que llega a la final y se vence definitivamente, ya sea en Am¨¦rica o en Europa. Necesita sentirse avergonzada y cercada, sin m¨¢s salida que una gatera, suficiente para que se cuele Messi. Y entonces la malquerida albiceleste resplandece a partir de la figura del 10 y de meritorios que entran y salen de la alineaci¨®n como Rojo. El equipo masoquista se convierte en retador de Francia y el ninguneado Messi se reivindica junto con Griezmann a la espera de ver c¨®mo les va a Cristiano y Neymar.
No conviene renegar del 10 ni menospreciar a Argentina. No seduce la Albiceleste ni tiene f¨²tbol y, sin embargo, se bate con admiraci¨®n ante la cr¨ªtica, dispuesta a reivindicar aquella m¨¢xima que asegura que el periodismo deportivo inventa una realidad cada d¨ªa para desmentirla al siguiente y crear una nueva, un juego que se repite en cada torneo, sea entrenador Martino o Sampaoli.
La inestabilidad argentina ha sido tan manifiesta desde su llegada a Rusia que ayer cambi¨® hasta al portero: debut¨® Franco Armani, el arquero de River, por Caballero, se?alado por su error en el 1-0 contra Croacia. Tampoco jugaba el Kun Ag¨¹ero y en cambio formaba como ariete Higua¨ªn al tiempo que regresaban Di Mar¨ªa, Rojo y sobre todo Banega, el mejor socio que pod¨ªa tener Messi. El foco estaba puesto sobre todo en el 10, m¨¢s risue?o y liberado que la ¨²ltima jornada, de nuevo ubicado en el costado derecho, como cuando era un ni?o y su abuela Celia ped¨ªa que le dejaran entrar en la cancha de Grandoli.
No por arrancarse como un falso 7, Messi es m¨¢s an¨®nimo que cuando se viste de 10. El delantero del Bar?a no tard¨® ni un cuarto de hora en debutar como goleador en Rusia. Banega le pic¨® un medio pase en profundidad y Messi respondi¨® con un desmarque y un doble control excelentes, primero con la rodilla y despu¨¦s con el pie izquierdo, para dejar la bola en la punta de su bota derecha y cruzarla ante Francis Uzoho. Hasta Maradona, siempre populista en sus exhibiciones en la grada, bendijo el gol del 10, prodigioso en la orientaci¨®n del remate y certero en el disparo: 1-0
El gol tuvo un efecto terap¨¦utico para la Albiceleste, hasta entonces tan esforzada como imprecisa por el mal pie de Mascherano, y tumb¨® a Nigeria, una selecci¨®n muy f¨ªsica y buena contragolpeadora en Rusia. Messi no solo compareci¨® como goleador sino tambi¨¦n como asistente de Higua¨ªn, que remat¨® al cuerpo del arquero, se?al de que Argentina estaba mejor puesta y armada en la cancha que en partidos anteriores, sobre todo porque el Jefecito ejerc¨ªa bien o mal como ¨²nico volante, mientras Enzo P¨¦rez y Banega de descolgaban como interiores y Di Mar¨ªa abr¨ªa bien la cancha y desestabilizaba a Nigeria.
Messi y Di Mar¨ªa ten¨ªan campo para correr en San Petersburgo. Aunque directos y veloces, los muchachos de Rohr nunca fueron aplicados t¨¢cticamente, una suerte para Argentina, repleta de jugadores hist¨®ricos, capaces de amenazar tambi¨¦n a bal¨®n parado, como pas¨® en un libre directo de Messi al palo izquierdo de Francis. El partido solo cambi¨® de direcci¨®n cuando intervino el ¨¢rbitro y a la salida de un c¨®rner pit¨® un penalti por agarr¨®n del err¨¢tico Mascherano a Balogun. La jugada no pareci¨® falta y, sin embargo, ?akir se neg¨® a consultar el VAR.
A Moses no le tembl¨® el pulso por la trifulca que se arm¨® en la cancha, desquiciados como estaban los argentinos, y enga?¨® tranquilamente al debutante Armani. Necesitaba la Albiceleste de jugadores de refresco, dimitidos varios titulares, sin hilo de juego, sostenida por Banega. A Sampaoli no le qued¨® m¨¢s remedio que agitar al equipo con un punta explosivo como Pav¨®n. Dybala, mientras, segu¨ªa en el banco a pesar de que al grupo le faltaba f¨²tbol y desequilibrio, m¨¢s sufrido que vitalista, pendiente del menguante Messi.
Las desconexiones del 10 son sorprendentes, incapaz de sobreponerse a la adversidad, como si por momentos se dijera que no vale la pena esforzarse en un equipo tan mediocre como Argentina. La entrada en el campo de Meza y del Kun Ag¨¹ero contribuyeron a que el encuentro se convirtiera en un ir y venir en cada ¨¢rea, tambi¨¦n en la de Argentina: el colegiado no pit¨® un posible penalti de Rojo y Armani le sac¨® una pelota de gol a Ighalo despu¨¦s de un remate envenenado de Higua¨ªn. El drama iba en aumento al tiempo que empeoraba Argentina. Volv¨ªa el caos, el desgarro, la selecci¨®n repudiada y desacertada de un pa¨ªs en huelga general y tambi¨¦n la melancol¨ªa de Messi, hasta que a falta de cuatro minutos para firmar la defunci¨®n futbol¨ªstica compareci¨® Mercado por la banda y su centro lo enganch¨® a gol Rojo. As¨ª es la vida en Argentina: un zurdo rematando con la derecha para el 2-1.
Messi se puso de nuevo contento y Argentina rompi¨® a llorar de forma desgarradora despu¨¦s del segundo gol de Croacia. La Albiceleste sigue de pie, brava y desafiante, dispuesta a nuevo martirio contra Francia.
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