Morir de ¨¦xito
El batacazo alem¨¢n evidencia que en el f¨²tbol hay ciclos que se estiran mucho m¨¢s de la cuenta
Ni siquiera la solvente Alemania se ha librado de morir de ¨¦xito. Ni siquiera la atemorizadora Alemania ha podido eludir el end¨¦mico mal de tantos campeones: sufrir de actualidad durante cuatro a?os, los que separan el testamento de un t¨ªtulo de su posterior defensa. A veces, la celebridad confunde. Se pierde la perspectiva del ma?ana por la creencia de que el ayer es un vitalicio cheque al portador. De repente, mientras otros evolucionan para escalar al trono, el campe¨®n se endominga ante el espejo ajeno a su involuci¨®n hasta que fallece de realidad.
El tortazo, tan real como inopinado, no pasa necesariamente por que se cruce en el camino un adversario con jerarqu¨ªa. Basta con una Corea para evidenciar que una dinast¨ªa, por alemana que sea, est¨¢ ya pasada de rosca. Solo as¨ª explica su dispersi¨®n en el campo, su falta de hueso defensivo, su fractura en medio campo y su fogueo en ataque. A los t¨¦cnicos les cuesta descabalgar a los que les han encumbrado. Pero no son los ¨²nicos nost¨¢lgicos. El pueblo extrema su adoraci¨®n a los ganadores y la celebridad de ¨¦stos impide que florezca otra cepa, taponada por los tot¨¦micos. Y de llegar alg¨²n becario para refrescar al espinazo por lo general nunca se le quita la cara de soldado raso (el pujante Brandt, por ejemplo). No siempre hay alg¨²n bizarro visionario capaz de aprobar un ere azulgrana para Ronaldinho, Deco y Eto'o.
En el f¨²tbol hay muchos ciclos que se estiran m¨¢s de la cuenta, caso de las selecciones y sus cuatrienios Mundiales. No se da la extraordinaria y conmovedora eternidad de Federer y Nadal. No hay club o selecci¨®n que resista en lo alto del Himalaya sin renovarse. Como muestra, no solo la Champions ha tenido que esperar 27 a?os para que se repita un ganador (del Milan 89-90 al Madrid 2016-2017). En los Campeonatos del Mundo no se da el caso desde Italia en 1934 y 1938 y Brasil en 1958 y 1962. Y de forma muy diferente. En la Azzurra solo Ferrari y Meazza fueron titulares en las dos finales. Lo de Brasil fue ¨²nico. En las ediciones de Suecia y Chile, ocho jugadores estuvieron de inicio en el gran d¨ªa (Gilmar, Djalma Santos, Didi, Zagallo, Garrincha, Nilton Santos, Zito y Vav¨¢). Y hubieran sido nueve si a Pel¨¦ no le caza un checo en la primera fase.
En Rusia, Alemania ha jugado contra Alemania. Ya lo hicieran contra s¨ª mismos Brasil en 1966, Francia en 2002, Italia en 2010 y Espa?a en 2014. Veamos. Del ¨¦xito al batacazo todos hicieron el viaje con la misma muda pr¨¢cticamente, el mismo regimiento de jugadores. La Canarinha del Mundial de Inglaterra, al que lleg¨® con las victorias del 58 y 62, cay¨® en la primera fase con la Portugal del glorioso Eusebio y dos equipos sin pedigr¨ª: Hungr¨ªa ¨Cnada que ver con la de Puskas y Hidegkuti del 54- y Bulgaria. Los bleus de Zidane y Henry se la pegaron en Corea y Jap¨®n 2002 tras su ¨¦xito como local cuatro a?os antes en una primera fase en la que fueron incapaces de marcar un solo gol a Senegal (0-1), Uruguay (0-0) y Dinamarca (0-2).
Peor a¨²n le fue a Italia en 2010, destronada en la madrugada del torneo por rivales como Paraguay (1-1), Nueva Zelanda (1-1) y Eslovaquia (2-3). El inicio de Espa?a en Brasil 2014 fue m¨¢s crudo, contra la Holanda a la que noque¨® en la final de la edici¨®n anterior en Sud¨¢frica. En el Arena Fonte Nova de Salvador de Bah¨ªa, en los equipos titulares la Roja envid¨® con siete de los de la final africana (m¨¢s con Pedro en el segundo acto); la Naranja solo con cuatro. A Espa?a el segundo tiempo se le hizo eterno. En media hora encaj¨® cuatro croch¨¦s y se despe?¨® (1-5). Ya no tuvo remedio contra Chile (0-2) y lo mismo dio su 3-0 a Australia.
Joachim L?w y su cibern¨¦tico sanedr¨ªn de asesores que ven el f¨²tbol a trav¨¦s de un Pentium lanzaron un mensaje contradictorio en el pre¨¢mbulo de Rusia 2018. Al tiempo que excluyeron a G?tze, h¨¦roe goleador en Maracan¨¢, prescindieron de Leroy San¨¦, el desequilibrante y fresco extremo que ha acunado con tino Pep Guardiola en el Manchester City. Ni el ayer (G?tze) ni el hoy (San¨¦). Pero por encima de todo y de todos, Neuer.
El estupendo portero-capit¨¢n fue alistado como titular indiscutible pese a llevar todo el curso de enfermer¨ªa en enfermer¨ªa y pese a competir con el no menos estupendo Ter Stegen, de parada en parada toda la campa?a. Y no deja de ser sintom¨¢tico que el colosal derrumbe germano ante Corea ¨Cla del Sur, no la del Norte que fundi¨® a Italia en 1966- llegara con un cante de Neuer como improvisado pavo real de extremo regateador. O que M¨¹ller haya parecido m¨¢s mexicano, sueco o coreano que alem¨¢n. ?zil, m¨¢s atento al futuro de Erdogan, se ha dado un pase¨ªllo por Rusia, Khedira ni eso y a Mario G¨®mez, exprimido desde el paleol¨ªtico, ya no le alcanzan sus 190 cent¨ªmetros.
?Y Kroos? El tiempo corre y corre. El triunfo inmortaliza pero no garantiza la perpetuidad. Por eso, hasta el gran Kroos o el sublime Iniesta pueden dar un mal pase en direcci¨®n contraria.
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