B¨¦lgica doma a Jap¨®n en el ¨²ltimo suspiro
En un partido fascinante, el equipo de Roberto Mart¨ªnez remonta un 0-2 y jugar¨¢ con Brasil por un lugar en las semifinales
A veces el f¨²tbol se pone ego¨ªsta y le niega a la afici¨®n a jugadores como Iniesta, Ronaldo o Messi, todos ya fuera de Rusia. Pero la pelota compensa y regala partidos como el que disputaron B¨¦lgica?y Jap¨®n. Una bendici¨®n en este Mundial, dispuesto a fusilar a cualquier selecci¨®n que se anime a postularse como candidata al t¨ªtulo. A no ser que su nombre sea Brasil, claro. Jap¨®n acarici¨® la sorpresa ante B¨¦lgica, una m¨¢s en Rusia. Pero los muchachos de Roberto Mart¨ªnez sacaron m¨¢s coraje que toque para concluir una victoria fascinante en el ¨²ltimo minuto, despu¨¦s de levantar un 0-2. Que nadie se atreva a borrar a los Diablos Rojos, ahora rival de la poderosa Canarinha en los cuartos.
B¨¦lgica tard¨® un buen rato en domar a Jap¨®n. Son insoportablemente intensos los nipones: corren por todos los balones, se multiplican en las coberturas, dif¨ªcilmente desordenados, due?os de una t¨¦cnica depurada. Pero, de picard¨ªa, nada. Le falta calle a los japoneses. No se sabe muy bien d¨®nde se aprende a ser granuja, pero definidamente no en las disciplinadas escuelas de f¨²tbol de Jap¨®n. Sin embargo, con sus armas, los chicos de Nishino se lo pusieron dif¨ªcil a los creativos belgas.
Esta B¨¦lgica de cromos de colecci¨®n no tiene nada que ver con el hist¨®rico equipo de Pfaff y Scifo, que sucumbi¨® ante el mejor Maradona en M¨¦xico 86. Ayer una selecci¨®n europea, hoy multirracial, siempre fina con el bal¨®n. El equipo de Bob Mart¨ªnez tard¨® un cuarto de hora en robarle el cuero a los japoneses. Ah¨ª se vio a los Diablos Rojos, que se achicaban y se expend¨ªan, al servicio de lo que mandaba la jugada, ya sea para abrir el juego por las bandas con los ligeros Carrasco y Meunier o para juntarse por el centro del campo con los habilidosos De Bruyne y Hazard.
Virtud para atacar, defecto para defender, las bandas condenaron a B¨¦lgica. Ley¨® perfecto el duelo Nishino, lo interpretaron mejor sus jugadores. A partir de los pelotazos cruzados a espaldas de los dos carrileros, Jap¨®n asustaba a los europeos. Nada m¨¢s el equipo de Mart¨ªnez perd¨ªa el bal¨®n, los japoneses sacaban una pelota en diagonal en la b¨²squeda, sobre todo, del flamante refuerzo del Betis, Inui. La sensaci¨®n, en cualquier caso, era de que en cuanto B¨¦lgica acelerara o Lukaku acertara en un demarque, el marcador se abrir¨ªa en su favor. Pero sucedi¨® lo contrario. Aceler¨® (aun m¨¢s) Jap¨®n.
De vuelta de los vestuarios, Shibasaki filtr¨® un pase quir¨²rgico para la velocidad de Haraguchi, que le comi¨®, sin problemas, la espalda a Vertonghen. Ya hab¨ªa avisado Jap¨®n con su estrategia, pero nadie esperaba ni el error del central Tottenham ni el mal posicionamiento de Courtois, sin nada que hacer ante el disparo fuerte y cruzado del extremo japon¨¦s. Pero si entonces la sorpresa era may¨²scula en Rostov, tras la genialidad de Inui, todos se quedaron de piedra. El exdelantero del Eibar le gan¨® a B¨¦lgica en su terreno: disparo colocado, bonito, imposible para un largo de buenos reflejos como Courtois.
Y cuando parec¨ªa que Jap¨®n tiraba a la basura el cartel de favorita de B¨¦lgica, los muchachos de Mart¨ªnez sacaron del ostracismo su car¨¢cter. Ya no hab¨ªa conexiones interiores ni paciencia, hab¨ªa una rebeld¨ªa feroz dispuesta a vender muy cara su derrota. Un precio imposible de pagar para los nipones. El camino de la ilusi¨®n belga lo abri¨® un error del portero Kawashima. En una misma jugada el meta se confundi¨® dos veces en la salida, primero para rechazar mal un centro, luego para fallar en el c¨¢lculo del testarazo bombeado de Vertonghen.
Un nuevo partido comenz¨®. B¨¦lgica mostr¨® los dientes. Jap¨®n no se asust¨®, ni siquiera cuando apareci¨® Hazard. El crack del Chelsea le puso un centro preciso a la cabeza de un gigante Fellaini para la defensa nipona. El partido estaba roto. Nadie quer¨ªa que al ¨¢rbitro se le ocurriera pitar el final, mucho menos Brasil, que esperaba contento a su rival para cuartos. Hasta que aparecieron las manos de Courtois (fren¨® un gran tiro libre de Honda) y una contra brillante comandada por De Bryune y rematada por Chadli. Gan¨® B¨¦lgica, s¨ª, pero sobre todo gan¨® el f¨²tbol en Rostov.
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