Gloria y fracaso
Ves un partido, una final del Mundial, un Francia-Croacia, sabiendo lo maravilloso y aterrador que es jugar algo as¨ª. Muchachos cuyas vidas quedar¨¢n marcadas para siempre
La victoria s¨®lo tiene un relato: c¨®mo se conquist¨®. La derrota tiene infinitos relatos: todo lo que pudimos hacer para vencer y no hicimos. Los errores, las malas decisiones, la par¨¢lisis, el miedo, las limitaciones o la mala suerte. Todas esas novelas. La victoria no dice casi nada del h¨¦roe mientras que la derrota dice casi todo de nosotros. Acaba un partido y los vencedores son pose¨ªdos por dioses locos, la euforia, el desenfreno mientras que el equipo rival cae fulminado sobre el c¨¦sped, c¨¢scaras vac¨ªas, miradas al infinito, como figuras de barro a los que se les hubiera privado del aliento vital. El vencedor no aprende nada de la victoria y casi nada de s¨ª mismo. Al perder aprendemos tanto que duele. Cosas como que no basta con querer algo para conseguirlo. Que no hay justicia en donde no hay civilizaci¨®n ¡ªla vida, el amor, morirse¡ª. Que, si quieres tener alguna posibilidad de ganar, Dios es opinable pero no la fe.
Al acabar el partido quiz¨¢s nuestro equipo haya vencido y nos dejemos llevar por la org¨ªa. Gritamos, gesticulamos, nos vanagloriamos, rezamos o nos burlamos. Enseguida reparamos en ¨¦l: el adversario al que odi¨¢bamos, al que quer¨ªamos ganar casi de cualquier manera, al que no soportabas ni imaginar en esa, tu victoria. Le ves y te ves. Te compadeces. Le entiendes. Te apiadas. Y hasta es posible que te gustar¨ªa que no hubiera perdido, no haberle inoculado t¨² esa tristeza, no ser t¨² la causa de su desdicha. Querer que ganara Croacia pero al ganar desear de inmediato que, a continuaci¨®n, ganara Inglaterra. Que al perder el buen juego de B¨¦lgica se volviera a empezar y que fueron ellos los que ganaran a Francia.
El deporte, el f¨²tbol, te regala el ¨¦xtasis loco de ganar pero lo importante es que te ense?a a perder y a hacernos a la idea de que estamos capacitados para desear pero no sabemos qu¨¦ hacer cuando tenemos lo que deseamos salvo enloquecer y a?orar el deseo. La derrota nos permite imaginar c¨®mo ser¨ªan todas las otras posibilidades que no elegimos y por eso ah¨ª est¨¢n las mil y una noches de nuestras vidas, los caminos que erramos, los sitios en los que no debimos quedarnos y las casas de las que no debimos marchar. La derrota es humana porque el partido final siempre lo perdemos. La victoria es heroica, divina, cruel al ser incre¨ªble. So?amos que es mentira, que nos han enga?ado, que nos la quitan.
Ves un partido, una final del Mundial, un Francia-Croacia, sabiendo lo maravilloso y aterrador que es jugar algo as¨ª. Muchachos cuyas vidas quedar¨¢n marcadas para siempre. La gloria y el fracaso. Ser alguien distinto de los dem¨¢s o ser uno m¨¢s, indistinguible. Un Mundial ¨¦ste que se ha burlado de los tramposos, que ha enterrado a h¨¦roes avejentados, que ha instaurado la victoria de lo mestizo y la bella rutina de motores, atletas y turbinas.
La final del Mundial, ese ¨²ltimo partido, siempre adolece de una carga aplastante de melancol¨ªa. Los humanos futboleros nos contamos a nosotros mismos en tramos de ligas, finales y periodos de cuatro a?os hacia la muerte. La lecci¨®n es que perder o ganar no deja de ser cosa de suerte. Para lo que se necesita coraje es para vivir y jugar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.