Francia-Croacia, la final de las dos Europas
La selecci¨®n de Deschamps, una potencia con una reputada academia, es la favorita para conquistar el t¨ªtulo ante un rival que busca su primera cima apelando a la emoci¨®n y al f¨²tbol de la calle
Sin la gran aristocracia del f¨²tbol presente, descarriadas Brasil, Argentina y Alemania mucho antes de lo esperado, el Mundial m¨¢s desclasado que se recuerda ha deparado una final que escenificar¨¢ el enfrentamiento entre la Europa de las dos velocidades. Francia y Croacia dirimen este domingo (17.00, Telecinco) en Mosc¨² qui¨¦n ostentar¨¢ durante los pr¨®ximos cuatro a?os la corona del f¨²tbol mundial. Una potencia econ¨®mica, pol¨ªtica y deportiva como la francesa, un pa¨ªs con un Producto Interior Bruto (PIB) de 2,3 billones de euros y 67 millones de habitantes, frente al milagro croata, 49.000 millones de euros de PIB y 4,1 millones de habitantes. El f¨²tbol de nuevo como elemento democratizador que brinda al David de turno la ocasi¨®n de hacerle doblar la rodilla a Goliath. La igualdad que emana de la pelota como objeto al alcance de todas las clases sociales a¨²n permite, aunque cada vez menos, que el dinero no sea el mayor garante del resultado de una final. Por primera vez en la historia, unas semifinales del Mundial se disputaron sin Brasil, Alemania ni Argentina, s¨ªntoma de la ca¨ªda de estos gigantes y del ascenso de la clase media.
Francia, pa¨ªs a la vanguardia de las infraestructuras deportivas, tiene en su reputada academia de Clairefontaine el laboratorio donde pulir esa mezcla de talentos f¨ªsicos y t¨¦cnicos que igual provienen de la inmigraci¨®n perif¨¦rica de Par¨ªs que de sus clases altas, medias o bajas. Croacia no tiene ni un exclusivo campo de entrenamiento para su selecci¨®n. Su epopeya evoca al ingenio y al f¨²tbol callejero concentrados en una generaci¨®n de ni?os criados bajo los cascotes y los zumbidos de las bombas en la cruenta y desgarradora guerra que asol¨® los Balcanes en los a?os noventa del siglo pasado.
Croacia se ha ganado el respeto y su derecho a ingresar y ampliar el selecto club de las ocho selecciones campeonas de mundo (Uruguay, Italia, Alemania, Brasil, Inglaterra, Argentina, Francia y Espa?a) desde lo emocional. A eso suma la ¨¦pica de sus tres pr¨®rrogas consecutivas y ser la r¨¦plica europea de Uruguay, con esa relaci¨®n entre el ¨¦xito, la extensi¨®n territorial y la densidad demogr¨¢fica. De un territorio de 56.492 kil¨®metros cuadrados ha brotado el milagro de una segunda generaci¨®n que ha superado a la de los Boban, Suker, Prosinecki, Stimac, Stanic, Boksic¡ que acabaron terceros en el Mundial de Francia 98, precisamente despu¨¦s de perder en la semifinal contra Francia por 2-1.
Puede que esta selecci¨®n que dirige el desconocido y llano Zlatko Dalic no tenga tanto talento como aquella, pero ha demostrado ser una firme guardiana del car¨¢cter competitivo que les inyecta un exacerbado sentido nacional. Y tienen a Modric, que encarna virtudes y valores que han realzado su figura hasta situarle como acreditado aspirante al Bal¨®n de Oro. Si se atiende a su f¨²tbol, estamos ante uno de esos grandes centrocampistas convencidos que desde el pase, el cambio de ritmo y el regate en el coraz¨®n del juego se pueden gobernar los partidos. Si se pone el acento en el vaciado de energ¨ªa que a sus 32 a?os ha realizado, estamos ante una figura conmovedora que destila el orgullo y la negaci¨®n de la derrota para liderar un grupo salvaje. Rakitic de lugarteniente, dos pu?ales en los costados, Perisic y Rebic, y un guerrillero de sangre caliente como Mandzukic son su escolta m¨¢s cualificada. ¡°Ma?ana [por este domingo] el mundo nos estar¨¢ mirando y yo solo dir¨¦: ¡®Id y haced vuestro mejor f¨²tbol¡±, anuncia Dalic. Por el camino, para ser primera de grupo, Croacia pas¨® por encima de Argentina, a la que mand¨® al pat¨ªbulo de los octavos de final cruz¨¢ndola con Francia. En los cruces, ha sido donde ha escrito su gran epopeya de resistencia contra el brutal desgaste de superar tres pr¨®rrogas y dos tandas de penaltis (Dinamarca y Rusia).
Veinte a?os despu¨¦s de su primer y ¨²nico t¨ªtulo, Francia no emociona tanto como Croacia. Por pedigr¨ª y por haber llegado hasta la final por el lado crudo del cuadro (Argentina, Uruguay, B¨¦lgica), es favorita bajo la frialdad del sello pragm¨¢tico que le ha inculcado Didier Deschamps. Integrante de la selecci¨®n campeona del 98, bebe de las fuentes de su maestro Aim¨¦ Jacquet y aplica las l¨ªneas maestras que el f¨²tbol franc¨¦s defini¨® en Clairefontaine para acompa?ar el talento: defensa, mediocentros fornidos y t¨¢cticos, velocidad y contragolpe.
¡°Hemos preparado a los jugadores lo mejor que podemos. Debemos mantener la calma, debemos tener confianza y debemos concentrarnos. Estas son las tres palabras en las que nos hemos centrado para prepararlos para la final¡±, coment¨® ayer Deschamps, que hoy puede igualar a Zagallo y Beckenbauer como los ¨²nicos en la historia que han sido campeones del mundo como jugador y como entrenador ¡ªel brasile?o lo fue como futbolista en 1958 y 1962, y como t¨¦cnico en 1970; el alem¨¢n, en 1974 y 1990¡ª. ¡°Cuando eres jugador, eres un actor, pero como entrenador est¨¢s trabajando con los jugadores. Estoy al servicio de ellos, el partido es de ellos¡±, a?adi¨® ayer Deschamps.
Kant¨¦, Pogba, Matuidi y Mbapp¨¦ son los exponentes actuales de ese dise?o eficaz de Francia al que Griezmann pone la pausa. Otro bajito como Modric que desaf¨ªa a la modernidad del juego f¨ªsico porque la pelota, adem¨¢s de minorar la desigualdad econ¨®mica, tambi¨¦n dice que en el f¨²tbol la cabeza y los pies importan m¨¢s que la distancia que los separa.
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