Jon Rahm va a su bola en el Open
El golfista vasco utiliza 11 veces el driver y juega la primera ronda en Carnoustie dej¨¢ndose llevar por sus sensaciones y sin pensar tanto. Es su mejor arranque en un grande
Uno, dos, tres... hasta 11 ca?onazos con el driver ha pegado Jon Rahm en la primera jornada del Open Brit¨¢nico para situarse con dos bajo par (69 golpes, a tres del estadounidense Kevin Kisner) entre los primeros tras su mejor arranque en un grande. Lo ten¨ªa clar¨ªsimo el jugador vasco. A martillazo limpio siempre que se pudiera puesto que la posibilidad de perder la calle no supon¨ªa un riesgo de altura. El castigo era marcharse a un rough bajito, quemado y poco peligroso, en ocasiones simplemente un poco de hierba muerta de la que era f¨¢cil escapar. La recompensa era en cambio m¨¢s jugosa: comerle metros al campo y llegar a green con m¨¢s suavidad. Rahm ten¨ªa un plan, una estrategia, y funcion¨® en el arranque de este Open escoc¨¦s tremendamente caluroso. Aunque solo atrap¨® el 47% de las calles, con el driver avanz¨® una media de 310 yardas (284 metros). Mientras otros aseguraban desde el tee con los hierros, Rahm sacaba el arma m¨¢s poderosa de su bolsa. Once veces pase¨® el driver de 15 opciones que tuvo para ello (los 18 hoyos exceptuando los tres pares tres).?
"Con las calles estrechas y tan duras, es muy f¨¢cil fallar la calle con cualquier palo. Lo que hemos hecho en varios hoyos es saber de qu¨¦ lado est¨¢ la bandera y de qu¨¦ lado se pod¨ªa fallar, y aunque la bola est¨¦ en el rough, hab¨ªa mucho sitio para colocarla", ha explicado tras la jornada. "La estrategia ha funcionado. Hay veces que pegar con el hierro es complicado para m¨ª. Estoy m¨¢s c¨®modo pegando el driver sabiendo d¨®nde puedo fallar. Depende de c¨®mo te encuentres. Hay que saber elegir cu¨¢ndo. Es jugar con la estrategia seg¨²n la bandera, el viento... En este Open estoy pensando menos de lo que hecho anteriormente. Mi error en los British ha sido pensar demasiado, cambiar la estrategia, pegar ciertos golpes porque la gente dice que el campo se tiene que jugar as¨ª. Ahora estoy jugando como yo quiero y me estoy permitiendo fallar ciertos golpes porque s¨¦ que los puedo recuperar".
El bombardeo m¨¢s simb¨®lico fue en el hoyo tres. El par cuatro m¨¢s corto del campo: 350 yardas (320 metros) y con viento a favor. Cuando Rickie Fowler y Chris Wood golpearon, Rahm los mand¨® por delante. Quer¨ªa llegar a green de un solo golpe. As¨ª estuvo esperando unos minutos entre la expectaci¨®n de los aficionados, hasta que fuera su momento. Cuando conect¨® el drive, un sonido seco, un mazazo, se hizo el silencio. Todos segu¨ªan el vuelo de ese meteorito hasta que se pos¨® sobre el green y la ovaci¨®n dibuj¨® una sonrisa de satisfacci¨®n en el gigante de Barrika. El plan hab¨ªa funcionado y se materializ¨® en uno de sus birdies del d¨ªa.
Era Rahm en estado puro, a contracorriente, valiente, decidido, pero tambi¨¦n cerebral, pausado cuando tocaba serlo, gestionando las emociones, ese c¨®ctel tan complejo que es su mente. Con el driver escap¨® de la mayor¨ªa de los bunkers, aunque no evit¨® una acequia en el cuatro. Eran los riesgos de una apuesta ¨²nica. Rahm jugando el Open de otra manera, a su bola, no como le dec¨ªan los dem¨¢s, sino como sent¨ªa, como hubiera hecho Seve. Al vasco puede esperarle incluso una sorpresa. Si Dustin Johnson, con cinco sobre par, falla este viernes el corte, Rahm puede tener opciones de optar al n¨²mero uno del mundo. El estadounidense peg¨® el patinazo en una jornada en la que entre los favoritos McIlroy y Justin Thomas (-2), y Fowler y Molinari (-1), tomaron posiciones. Un pelda?o m¨¢s atr¨¢s Tiger Woods (en el par y que jug¨® unos muy buenos nueve primeros hoyos), y otro m¨¢s el campe¨®n vigente, Jordan Spieth (+1).?
Todas las certezas de Rahm fueron dudas en Sergio Garc¨ªa. El castellonense sigue en su tobog¨¢n emocional. Cuesta abajo. Cuatro sobre par y el corte (ahora en +1) que se le complica. En los tres primeros hoyos carg¨® con dos bogeys, tres m¨¢s entre los tres primeros de la segunda vuelta (incluida una bola al arroyo en el 10). Sin chispa, tan gris como vest¨ªa, adopt¨® esa versi¨®n cansina en la que no se reconoce ¨²ltimamente al campe¨®n que es. "El campo no me ha dado nada. Tengo muy dif¨ªcil pasar el corte", expres¨®. Garc¨ªa no se encuentra. No hay pistas del que fuera ganador del Masters. Seguramente le toca otra sesi¨®n de div¨¢n, por mucha alergia que le tenga.
En su estreno grande, Jorge Campillo (+1) tard¨® dos hoyos en superar los nervios del novato. Luego se relaj¨® y batall¨® contra el viento de la tarde. ¡°?Est¨¢n m¨¢s r¨¢pidas las calles que los greens!¡±, analizaba. Y Rafa Cabrera Bello (+3) maldijo los cinco putts y triple bogey del 16, un par tres, una debilida fatal en una ronda que hasta entonces era m¨¢s que consistente. De repente regres¨® esa desconexi¨®n de las ¨²ltimas semanas que cre¨ªa haber solucionado. Como ant¨ªdoto, trabajo extra en el putting green al acabar la jornada. Al canario, un currante, nadie le puede reprochar que no invierta horas y horas.
Y quien se qued¨® sin concursar fue Adri¨¢n Otaegui. El vasco era el primer suplente. Cualquier baja le hubiera permitido debutar a los 25 a?os en su primer grande. Pero nadie dej¨® de alistarse en un Open que solo por salir desde el tee del uno ya firma un cheque cuantioso para el jugador. No hubo ning¨²n lesionado de ¨²ltima hora, y hasta el venezolano Jhonattan Vegas aterriz¨® con el tiempo justo despu¨¦s de solucionar sus problemas con el visado (le hab¨ªa caducado y se dio cuenta el mismo d¨ªa que iba a volar). Vegas fue en helic¨®ptero de Glasgow a Carnoustie y lleg¨® solo 70 minutos antes de la salida. Otaegui, al menos, tendr¨¢ que esperar poco. En agosto tiene asegurada su participaci¨®n en el Campeonato de la PGA, ¨²ltimo grande del a?o.
As¨ª va la clasificaci¨®n del Open Brit¨¢nico.
Horarios de salida del viernes.
Televisi¨®n: en Movistar Golf, viernes, de 7.30 a 21.30. S¨¢bado, de 10.00 a 21.00. Domingo, de 10.00 a 20.00.
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