Navarro o c¨®mo maltratar a un mito
El Bar?a niega al jugador m¨¢s importante de su historia la posibilidad de seguir en el equipo
El FC Barcelona ha decidido que en su equipo de baloncesto ya no hay sitio para Juan Carlos Navarro. En su derecho est¨¢. El jugador, de 38 a?os, ten¨ªa la intenci¨®n de continuar una temporada m¨¢s vestido de corto, a lo que el club se ha negado. Navarro continuar¨¢ en el organigrama de la secci¨®n, y a sueldo de ella, pero vestido de calle, haciendo las siempre agradecidas labores de asesor, adjunto, ayudante o consejero del correspondiente, y sin duda experto, superior. Por si alg¨²n lector anda despistadillo por aquello de la can¨ªcula, no est¨¢ de m¨¢s explicar que Juan Carlos Navarro es al equipo de baloncesto del Bar?a lo que Messi al de f¨²tbol. Dicho de otro modo, que despu¨¦s del escudo y la afici¨®n vienen ellos.
Vayamos con los hechos, que son los que son. El 19 de septiembre de 2017 Navarro y el Bar?a firmaron un contrato por el que el jugador seguir¨ªa ligado a la entidad azulgrana durante los 10 a?os venideros. Lo har¨ªa en condici¨®n de jugador durante una temporada y a partir de ah¨ª ambas partes decidir¨ªan en armonioso consenso. Pero llegado el d¨ªa, la armon¨ªa y el consenso saltaron por los aires. Navarro, que lleva 20 a?os en el club, anunci¨® su deseo de continuar un curso m¨¢s y el Bar?a le dijo aquello de 20 a?os no es nada y aqu¨ª tiene usted su despacho para lo que guste mandar. Nada ten¨ªa que ver el dinero en este asunto. De hecho, en aquella ¨²ltima negociaci¨®n contractual el jugador acept¨® dejar su sueldo en 600.000 euros anuales, una cantidad inferior a la de una buena parte de sus, por entonces, compa?eros.
Llegados a este punto no est¨¢ de m¨¢s detenerse en los datos, que en este caso, lejos de ser fr¨ªos, son incendiarios. En sus casi 92 a?os de vida, el equipo de baloncesto del FC Barcelona ha ganado 55 t¨ªtulos. De ellos, 32 fueron conquistados antes de 1997, el a?o en el que Navarro debut¨® con el primer equipo. Desde que ¨¦l lleg¨® conquist¨® 23, entre ellos dos Copas de Europa, un torneo hasta entonces prohibido. N¨²meros en mano, no hay que ser Einstein para comprobar que los ¨¦xitos del Bar?a, esos que le han convertido en una de las referencias del basket europeo, se han multiplicado desde que Navarro viste la camiseta con el n¨²mero 11, ese que si la directiva tiene dos dedos de frente, incluso uno, nadie heredar¨¢.
Podr¨ªa el Bar?a arg¨¹ir motivos de rendimiento para justificar su decisi¨®n de borrar del mapa al Navarro jugador. Ya se sabe, la edad, las lesiones¡ Razones son, sin duda. Pero sucede que tras el ¨²ltimo partido de la pasada temporada, en el que el Bar?a cay¨® ante el Baskonia y fue eliminado de la Liga, el jugador expres¨® su deseo de no retirarse as¨ª, con el recuerdo de esa derrota. Esa petici¨®n la hac¨ªa un individuo sin cuya presencia el Bar?a ni estar¨ªa donde est¨¢ ni ser¨ªa quien es. Pero una o varias eminencias superiores, cuya contribuci¨®n al baloncesto es menor que la que hab¨ªa hecho Navarro de cadete, decidieron que tan alta instituci¨®n no estaba para hacer favores a nadie, confundiendo el favor con el agradecimiento, por no decir con la justicia. Y ah¨ª queda Navarro, jubilado por mor de una directiva de la que no se puede decir que no sepa cuidar a sus mitos en la hora del adi¨®s, como demuestra el caso de Iniesta, cuya voluntad de abandonar el Bar?a fue aceptada por el club, que se volc¨® en el reconocimiento a una trayectoria formidable.
No ha ocurrido lo mismo con Navarro, cuyo adi¨®s recuerda lo que hizo el Real Madrid con Ra¨²l y Casillas, a quienes a punto estuvo de hacer fregar los vomitorios del Bernab¨¦u antes de abrirles la puerta de salida. Son las cosas que, a veces, tienen los clubes grandes. El Bar?a ha prescindido del jugador m¨¢s importante de su historia e, insistimos, en su derecho est¨¢. Pero no habr¨ªa estado de m¨¢s que le hubiera permitido despedirse con un bal¨®n en las manos, incluso recibiendo el homenaje de las aficiones contrarias, al modo en que lo hizo Kobe Bryant en la NBA. Porque eso es lo que se hace con los mitos. Es una cuesti¨®n de respeto y de agradecimiento. Pero el respeto y el agradecimiento no se pueden meter en una escueta carta de 137 palabras, que esas son las que tiene el comunicado hecho p¨²blico por el Bar?a para anunciar su despido. Al menos tuvieron el detalle de no mandarle a un motorista.
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