Cad¨¢veres
Un partido de tenis a tres sets no es m¨¢s emocionante por ser m¨¢s corto, nada lo es
El peri¨®dico publica una entrevista de Alejandro Ciriza al emprendedor Piqu¨¦. El titular (¡®Los millenials piden un tenis m¨¢s emocionante¡¯) remite a un debate conocido: debemos amueblar el mundo para que se encuentren c¨®modos los nuevos, o son ellos los que deben encontrar la manera de acomodarse a lo que hay. Soy, no s¨¦ si afortunada o desgraciadamente, de los primeros, y suelo defender, por ejemplo, que si cambian las maneras de leer diarios no hay nada de malo en reconocer que puede cambiar la manera de escribirlos. En cuanto al consumo cultural, siento cada vez m¨¢s la necesidad de que el cad¨¢ver aparezca antes, a veces de hecho ni siquiera veo o leo algo que me asegure el muerto en el t¨ªtulo; si dos personajes se ponen a hablar cojo el m¨®vil mientras pienso que esa mierda tambi¨¦n lo s¨¦ hacer yo. Esto me pasa cuando ni siquiera soy millenial. Soy, digamos, parte de una generaci¨®n desbordada por los cambios que permanece en un equilibrio rid¨ªculo poniendo un pie en cada mundo.
El tenis, por ejemplo, me gusta a cinco sets. Pero no para ver el partido entero a cinco sets, sino para ver el quinto set. La empresa de Piqu¨¦ quiere hacer con la Davis una competici¨®n de tres sets. ¡°Las nuevas generaciones, los millennials, tienen cada vez m¨¢s informaci¨®n, m¨¢s acceso a los contenidos mediante las redes y los canales. Ya no es solo el tenis, sino que les cuesta seguir m¨¢s todos los deportes; entonces, todo lo que sean eventos largos penalizan. Hay que hacerlos m¨¢s emocionantes, lo piden los j¨®venes, y por eso creemos que reducirlos es lo mejor¡±. La paradoja es que los eventos largos, como los libros largos, las pelis largas y las relaciones largas, penalizan, pero hay pocas emocionantes m¨¢s fuertes que aquello que se decide despu¨¦s de tanto tiempo. Los penaltis de una final de Champions nos sacan a?os de vida porque antes ha habido 120 minutos de goles, ocasiones y expulsiones, no porque se hayan puesto a tirarlos a los diez minutos para que las emociones lleguen antes. De igual modo, el quinto set de Nadal y Federer en 2008 es historia del deporte porque antes hubo cuatro.
Las mayores emociones no aparecen de repente, no se generan solas, no se crean de la nada; no siempre, al menos. Se construyen, exigen una trama y una atenci¨®n alrededor de ellas: explotan. Un partido de tenis a tres sets no es m¨¢s emocionante por ser m¨¢s corto, nada lo es. De igual modo, un cad¨¢ver te atrapa a una historia a la misma velocidad que te puede echar; lo que emociona, lo que perdura, es siempre el cad¨¢ver del final.
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