Carla Su¨¢rez, una excepci¨®n en las alturas

En la ciudad de los grandes rascacielos, una peque?a gran sensaci¨®n llamada Carla Su¨¢rez arrebat¨® los aplausos de las 24.000 personas que presenciaron la exhibici¨®n de la canaria frente a Maria Sharapova (6-4 y 6-3, en 1h 31m) en la pista central de Flushing Meadows, rendida a un rev¨¦s tan est¨¦tico como da?ino y que a una celebridad de la raqueta como la estadounidense Christ Evert, ganadora de 18 grandes, no le suscita la m¨¢s m¨ªnima duda: ¡°He visto unos cuantos partidos de tenis a lo largo de mi vida y a unas cuantas jugadoras, y puedo asegurar que el de Carla Su¨¢rez es el mejor de todos. Nunca he visto uno tan bueno¡±.

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Columna | ¡®Carla Su¨¢rez nos deleita¡¯, por TONI NADAL

Su¨¢rez, inmensa, retrata a Sharapova

En la noche de Nueva York, latifundio de la rusa, Su¨¢rez volvi¨® a confirmar que en estos tiempos de fuerza y torres cabe la excepci¨®n, que el tenis no solo admite sino que agradece el juego a contracorriente de la espa?ola, cerebral y t¨¦cnica como pocas. Con su 1,62, la segunda estatura m¨¢s baja entre la ¨¦lite del circuito femenino, domin¨® y zarande¨® a la crepuscular Sharapova, que intenta sacar la cabeza despu¨¦s de 15 meses en la reserva por doping y no lo consigue. Hoy por hoy, Masha es solo un boceto de lo que fue, una m¨¢s entre tantas (en lo que a la raqueta se refiere) mientras que la espa?ola celebr¨® su cumplea?os luciendo facultades.

¡°Lo disfrut¨¦, lo disfrut¨¦¡±, reconoc¨ªa la protagonista de la velada ante los periodistas espa?oles, justo el d¨ªa que cumpl¨ªa 30 a?os. ¡°Soy afortunada de poder vivirlo aqu¨ª y de poder hacerlo jugando al tenis, que al final es lo que me gusta. Que se pongan en pie y que te aplaudan hace que el coraz¨®n te lata r¨¢pido y que las piernas te tiemblen un poco. Se agradece tener este tipo de emociones, porque al final es para lo que jugamos¡±, apreciaba con su amabilidad habitual, despu¨¦s de un recital que alcanz¨® el cl¨ªmax cuando mare¨® a su rival en un intercambio de 20 golpes sellado con un tiro por el exterior de la red, al estilo Federer, y una dejada que rompi¨® a la siberiana.

Esta, desde su atalaya de 1,88, presum¨ªa de un r¨¦cord extraordinario en Nueva York, donde encadenaba 22 triunfos consecutivos en la sesi¨®n nocturna de la pista Arthur Ashe. Sin embargo, Su¨¢rez lo pulveriz¨® de golpe, consciente de que se encontraba ante una presa confundida. ¡°Conmigo nunca hab¨ªa jugado de noche, con lo cual esa estad¨ªstica no val¨ªa¡­¡±, brome¨®. ¡°Ella es una de las mejores. Est¨¢ acostumbrada a este tipo de partidos y a este tipo de pistas tan grandes, as¨ª que lo que he intentado hacer es estar centrada en m¨ª y en lo que deb¨ªa hacer¡±, explic¨® Su¨¢rez, que ahora es la 24 del mundo y en su d¨ªa lleg¨® a ser la seis (febrero de 2016), recompuesta despu¨¦s de un complicad¨ªsimo 2017 a consecuencia de una extra?a lesi¨®n que le imped¨ªa sacar y a la que no hab¨ªa forma de ponerle remedio.

Actualmente, una media de 1,76 en el ¡®top-10¡¯

En la ciudad de las alturas y el v¨¦rtigo, retrat¨® a una Sharapova que cometi¨® errores grotescos. Nerviosa como una primeriza, lleg¨® a cometer tres dobles faltas consecutivas ¨C¡°parec¨ªa que no estaba con mucha confianza. Quer¨ªa jugarme r¨¢pido y a veces quer¨ªa jugarme el punto, y ella es mucho m¨¢s directa...¡±¨C y se estrell¨® con una jugadora que desaf¨ªa a la ley actual: en un paisaje lleno de obeliscos, su juego no tiene caducidad. La media de altura de las 10 primeras tenistas alcanza el 1,76 actualmente y en otras fases roza el 1,80; hasta 15 jugadoras de entre las 50 con mejor ranking superan esta ¨²ltima estatura; solo la peque?a Dominika Cibulkova (1,61) es m¨¢s baja que ella.

Sin embargo, la que brilla en Queens y tiene una cita con Madison Keys por un billete en las semifinales es Su¨¢rez, respetada y querida en el vestuario y entre todo el circuito, presente por segunda vez este a?o en los cuartos de un grande. Y, sobre todo, admirada por seguir llevando la bandera de un tenis que se resiste a marcharse por mucho que la gen¨¦tica empuje en la modernidad. ¡°Happy Birthday!¡±, le dedic¨® a coro todo el p¨²blico de Nueva York. Bien merecido lo tiene. Entre los rascacielos, ella tambi¨¦n sobresale.