Al Bar?a le quema la ¡®Bomba¡¯
A Navarro se le trata como a uno m¨¢s para desdicha suya y del club, deshumanizado, err¨¢tico en lo deportivo y en lo social
Hace tiempo que el barcelonismo ha perdido la noci¨®n sobre qu¨¦ errores son banales y cu¨¢les resultan graves porque la directiva vive en el equ¨ªvoco ¡ªincluso con los nombramientos¡ª, y el descuido se confunde con la ignorancia, sin que se sepa c¨®mo pedir responsabilidades a Bartomeu. El rosario de decisiones malas o fallidas es tan generalizado que afecta por igual al Camp Nou que al Palau Blaugrana. Vive el Bar?a pendiente solo de?la salud de Messi.
No debe ser f¨¢cil contentar al 10 ni competir con clubes-estado como el PSG o entidades que disponen de m¨¢s recursos econ¨®micos y menos limitaciones, muchos concentrados en la Premier. Nada se pudo hacer se supone para retener a Neymar.?Tampoco es f¨¢cil para los equipos de balonmano y baloncesto pelear por la Champions. Hay multitud de rivales con mayor poder adquisitivo en Europa. Puede haber incluso quien tenga una mirada indulgente hacia el Bar?a. Hay que tener presente que el Barcelona no es una SAD, circunstancia que condiciona tanto su pol¨ªtica deportiva como la social, expresada en el m¨¦s que un club, pintado en el Camp Nou. As¨ª se han justificado algunos de sus fichajes, traspasos u operaciones frustradas, sobre todo en el Palau. Y por la misma raz¨®n, precisamente, no se deber¨ªa tolerar la mala gesti¨®n del patrimonio como ha pasado con Navarro.
Los activos del club, aquellos jugadores que le han dado su mayor gloria, merecen ser elevados a h¨¦roes, cosa nada habitual en el Palau, antes y durante el mandato de Bartomeu. A Pau Gasol le hicieron pagar las ganas de ir a la NBA; su hermano Marc sali¨® por piernas por el rechazo de Ivanovic;?Bodiroga no quiso a nadie a su lado?para decir adi¨®s; Soloz¨¢bal fue tratado como un an¨®nimo; y pocos despidos han sido tan insensibles de una parte y dolorosos de la otra?como el de Xavi Pascual.
A Navarro no se le deja seguir, no le saben presentar como m¨¢nager ni encuentran la manera de honrar su condici¨®n de mejor jugador de la secci¨®n, como si les quemara la Bomba. A todos los mitos se les despide de la misma manera: se cuelga su camiseta en el Palau, se les reserva un trocito del Museo ¡ªo del Espai Bar?a¡ª y se le otorga un cargo en un organigrama sin pies ni cabeza o se les env¨ªa a La Masia 360.
Navarro naci¨®, creci¨® y triunf¨® en el Bar?a. No habr¨¢ un jugador igual en a?os porque no hay representaci¨®n de la cantera en el equipo de Pesic. Justificada o no la decisi¨®n deportiva ¡ª s¨ª respetable¡ª el acto de su retirada era una ocasi¨®n ¨²nica para expresar a partir de su figura la grandeza del barcelonismo, el sentimiento de pertenencia a un club ¨²nico, la necesidad de reivindicar el culto a la cantera, la posibilidad de incidir en los maltra¨ªdos valores, un d¨ªa que ni pintado para presumir de la liturgia y la m¨ªstica culers, intangibles que solo se administran a granel para vender la marca Bar?a, no para honrar a Navarro. A Juanqui se le trat¨® como a uno m¨¢s para desdicha suya y del Bar?a, deshumanizado, err¨¢tico en lo deportivo y en lo social, insensible a lo bueno y a lo malo, sin saber qu¨¦ hacer con una fortuna como la de Navarro.
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