La firma de Simon Yates en Andorra
Un ataque lejano del l¨ªder acaba con las esperanzas de Valverde y con todas las especulaciones en la primera etapa de los Pirineos
El estilo hace al campe¨®n, piensa Simon Yates, y el ataque es su firma. Solo quien ataca tiene derecho a hablar.
El ingl¨¦s tiene la Vuelta agarrada por el cuello, y aprieta un poco m¨¢s el pu?o a¨²n, y deja su firma, la del l¨ªder atacante, la del campe¨®n que va a buscar su trofeo y deja que los dem¨¢s se peleen por los despojos, y antes de hacerlo se aparta a un lado cuando la subida a La Rabassa empieza a endurecerse e, imperial, como un Napole¨®n montado en su caballo que pasa revista, observa encorvado en su bici, a la que da pedaladas sin esfuerzo, a los que le quieren quitar el maillot rojo, y los deja pasar bajo sus ojos.
Son la mirada y la pose de Riis en Hautacam al pobre Indurain entonces que baja la cabeza asustado por ver en la bici del dan¨¦s un plato grande engranado en un repecho del 12%. En la Vuelta, la impresi¨®n de superioridad del ingl¨¦s es m¨¢s fuerte a¨²n. Todos los supervivientes, una treintena a¨²n, intentan esconderse unos detr¨¢s otros, huyendo del escrutinio del l¨ªder que quiere saber c¨®mo est¨¢n los dem¨¢s, y lo adivina. Se empeque?ecen, encogidos. La que les espera.
No hay niebla que engrandezca los gestos, ni lluvia ni oscuridad s¨²bita. Brilla el sol fuerte en la Andorra tan sombr¨ªa siempre, triste. Quedan a¨²n 15 kil¨®metros de ascensi¨®n al puerto m¨¢s largo y m¨¢s alto de la Vuelta (2.025 metros) sobre las calles estrechas de grandes almacenes y descuentos. Nairo ataca. Es la pen¨²ltima pieza de la estrategia ambiciosa, todo o nada, y ser¨¢ nada, del Movistar, que busca con una gran jugada colectiva y generosa llevar a Valverde eterno al liderato. Con el colombiano se van Kruijswijk y su colega Bennet. Luego se les une Pinot, el mejor escalador de toda la Vuelta, que busca otra etapa a su colecci¨®n despu¨¦s de ganar en los Lagos.
Los estrategas han decidido que hay que aislar a Simon Yates, reducir al m¨ªnimo el grupo principal, convertir la etapa en un festival de golpes a los que tendr¨¢ que responder el de la camiseta roja, que acabar¨¢ cediendo, y Nairo se aplica como antes, durante todo el llano de pendiente creciente que lleva desde Lleida a La Seu a lo largo del Segre y sus saltos, se han aplicado Amador, Erviti y todos sus compa?eros. El pelot¨®n llega sin aliento a Andorra. De eso se trataba. Winner Anacona aprieta m¨¢s a¨²n al comienzo de La Rabassa. El pelot¨®n va a explotar. Nairo lanza su bomba. Yates reacciona.
Aun domado, como creen en su equipo, Simon Yates es un salvaje. Es un depredador como lo era el Can¨ªbal Merckx, y su instinto, m¨¢s fuerte que toda su crianza y su educaci¨®n en los deberes y obligaciones del ciclista moderno de vatios y pinganillo, le manda atacar.
¡°Es mi mentalidad¡±, repite. ¡°No s¨¦ correr de otra manera¡±. No teme al d¨ªa siguiente.
No lo supo hacer en el Giro, donde l¨ªder c¨®modo atac¨® de rosa en Sappada, una etapa de media monta?a, para aumentar su ventaja sobre Dumoulin, Superman y Froome y agrandar su figura; no lo sabe hacer en la Vuelta, donde olvida el miedo a la bancarrota de energ¨ªas a que le conden¨® el derroche del Giro y ataca a 10 kil¨®metros de la cima la v¨ªspera de la que se cree la etapa reina, la del col de la Gallina y los cinco puertos en 100 kil¨®metros.
Su ataque, lanzado desde la cabeza del grupo que persigue a Pinot, Nairo y Kruijswijk es tan fuerte que en dos pedaladas alcanza a los tres. Nadie es capaz de seguirle. Ni siquiera Valverde, un n¨¢ufrago en una balsa de can¨ªbales. Cuando Nairo, que se frena y baja para ayudar, y su compa?ero Carapaz, ya no pueden ayudarle m¨¢s, y antes, Nairo ha pinchado y regresa a¨²n para prestar su ¨²ltimo aliento, los dem¨¢s n¨¢ufragos, Superman, Mas, que ven el podio desvanecerse, afilan los colmillos y se atacan entre ellos con ataques feroces y atacan al Bala, que cede. ¡°Acab¨¦ p¨¢jara¡±, dice Valverde, que conserva la segunda plaza, pero ya no ganar¨¢ la Vuelta a los 38. Est¨¢ a 1m 38s de Yates, m¨¢s l¨ªder de rojo que nunca, que cede, como le ha prometido, la victoria de etapa al ayudante Pinot. Y m¨¢s temido y respetado. Ha acabado con la Vuelta de la igualdad, un dogma que se borra ya.
Mas, el espa?ol que crece, promete que ¨¦l tambi¨¦n atacar¨¢ hoy. Quiere ser un campe¨®n. Quiere, tambi¨¦n, dejar su firma en la Vuelta de Simon Yates.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.