La mesa de Asensio
Para que el jugador del Madrid sea crack, est¨¢ faltando una cosa: que se sienta crack
Luces de Champions
La Champions no hace m¨¢s que crecer. Luces de ne¨®n para iluminar el torneo millonario y glamuroso desde el que los grandes clubes y los grandes jugadores buscan gloria y dinero. No quisiera arruinar la fiesta, pero esta competici¨®n provocar¨¢ todas las injusticias que vienen de la mano de la globalizaci¨®n: unos pocos ricos visibles y muchos pobres invisibles. Porque, tarde o temprano, la Champions se apoderar¨¢ de los fines de semana, condenando a los mi¨¦rcoles las Ligas nacionales. Imaginen las devastadoras consecuencias econ¨®micas. Este a?o, el campe¨®n puede llevarse una cifra cercana a los 130 millones de euros, m¨¢s del doble que el presupuesto del 70% de los clubes de LaLiga. Mientras las luces nos encandilan, el f¨²tbol se despopulariza.
Marchando una dosis de ego
El futbolista vive de un juego, lo que le da el privilegio de prolongar la infancia. Pero como el f¨²tbol es cosa de adultos, odio los comportamientos ani?ados. Es mentira que los fen¨®menos traigan todo desde la cuna; el aprendizaje es fundamental. Me fascina Mbapp¨¦ y esa superioridad que le permite llegar a los balones que estoy seguro que no puede alcanzar. A m¨¢xima velocidad, sus neuronas se ponen de acuerdo para amagar, frenar y hacer obedecer al bal¨®n. Pero se equivoca queriendo demostrar, en cada jugada, que es distinto del resto. Toca m¨¢s veces la pelota con el tac¨®n que con el interior del pie, levanta los brazos reclamando el bal¨®n como si sus compa?eros fueran empleados suyos y tira ca?os al borde de su propia ¨¢rea. Lo hizo en el minuto 92 frente al Liverpool, perdi¨® el bal¨®n y al PSG le cost¨® el partido. Puede pasar. Como est¨¢ en edad de aprender, yo le aconsejar¨ªa que imitara la sobriedad de Messi, que potencia su genialidad, y no la frivolidad de Neymar, cada d¨ªa m¨¢s lejos de alcanzar a Messi.
El juego de las sillas
A Griezmann le atac¨® el virus de Mbapp¨¦ (?ataca a los campeones del mundo?) pero los s¨ªntomas los manifiesta solo fuera del campo. Se trata de uno de los jugadores m¨¢s inteligentes y dotados del momento. Esta semana le cont¨® al diario AS que ya puede sentarse a la mesa de Messi y Cristiano. Pero hay un problema: nadie lo invit¨®. Los que se encargan del protocolo a la hora de sentar en las distintas mesas, son cientos de millones de aficionados. Da igual que sepan o no de f¨²tbol, porque para descubrir a los ¡°fuera de serie¡± sirve cualquier nivel de conocimiento. Griezmann es grande, pero que no se enga?e: en la mesa de Cristiano y Messi a¨²n no hay espacio para m¨¢s sillas.
De nacer ¡®crack¡¯ a ser ¡®crack¡¯
Como me encanta contradecirme, este art¨ªculo pretende agrandar a Asensio, jugador de una pureza t¨¦cnica maravillosa que le agrega peligro a cada bal¨®n que toca. Lo controla como quien aplasta una mosca contra el cristal, parece m¨¢s r¨¢pido con el bal¨®n en los pies que sin ¨¦l, sus centros son tensos y buscan una cabeza en particular, y sus tiros son misiles inteligentes que piensan antes que el portero. Los entrenadores le ponen de titular, los periodistas le elogian y los aficionados desean que le llegue el bal¨®n, acto de confianza por excelencia. Para que sea crack, est¨¢ faltando una cosa: que se sienta crack. Que se sacuda la timidez de actor secundario y tome el mando. Un jugador de su categor¨ªa no est¨¢ ah¨ª para jugar un partido, sino para ganarlo. Y luego que se vaya a casa tan tranquilamente, que sus admiradores ya encontraremos una mesa donde sentarlo.
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